LA PUREZA Y UNIDAD DE LA IGLESIA

¿Qué hace a una iglesia más agradable a Dios, o menos? ¿Con qué clase de iglesias debemos cooperar o unirnos?

EXPLICACIÓN YBASE BÍBLICA

A. IGLESIAS MÁS PURAS Y MENOS PURAS

En el capítulo previo vimos que hay «iglesias verdaderas» e «iglesias falsas». En este capítulo debemos hacer una distinción adicional: hay iglesias más puras y menos puras.
Este hecho es evidente de una breve comparación de las epístolas de Pablo. Cuando miramos a Filipenses o 1 Tesalonicenses hallamos evidencia del gran gozo de Pablo en estas iglesias y la ausencia relativa de serios problemas doctrinales o morales (ver Flp. 1:3-11; 4:10-16; 1 Ts 1:2-10; 3:6-10; 2 Ts 1:3--4; 2:13; cf. 2 Ca 8:1-5).
Por otro lado, había toda clase de serios problemas doctrinales o morales en las iglesias de Galacia (Gá 1:6-9; 3:1-5) y Corinto (1 Ca 3:1-4; 4:18-21; 5:1-2, 6; 6:1-8; 11:17-22; 14:20-23; 15:12; 2 Ca 1:23-2:11; 11:3-5, 12-15; 12:20-13:10). Se podrían dar otros ejemplos, pero debe ser claro que entre las verdaderas iglesias hay iglesias menos puras y más puras. Iglesias falsas Iglesias verdaderas Menos más Esto se puede representar como
IGLESIAS FALSAS                       IGLESIAS VERDADERAS
Menos Puras                                     Más Puras
ENTRE LAS VERDADERAS IGLESIAS HAY IGLESIAS MENOS PURAS Y MÁS PURAS

B. DEFINICIONES DE PUREZA Y UNIDAD

Podemos definir la pureza de la iglesia como sigue: La pureza de la iglesia es su grado de libertad de doctrina y conducta errónea, y su grado de conformidad con la voluntad revelada de Dios para la iglesia.
Como veremos en la consideración que sigue, es correcto orar y trabajar por una mayor pureza en la iglesia. Pero la pureza no puede ser nuestra única preocupación, porque de serlo los creyentes tendrán una tendencia a separarse en grupos diminutos de creyentes muy «puros» y tenderán a excluir a todo el que muestre la más ligera desviación en doctrina o conducta de vida.
Por consiguiente, el Nuevo Testamento también habla frecuentemente de la necesidad de esforzarse por la unidad de la iglesia visible. Esto se puede definir de la siguiente manera: La unidad de la iglesia es su grado de libertad de divisiones entre verdaderos creyentes.
La definición especifica «creyentes verdaderos» porque, como vimos en el capítulo previo, hay los que son cristianos sólo de nombre, pero no tienen una genuina experiencia de regeneración por el Espíritu Santo. Con todo, muchos de estos toman el nombre de «cristianos» y muchas iglesias que están llenas con tales no creyentes todavía se llaman iglesias cristianas.
No debemos esperar ni esforzamos por la unidad organizacional o funcional que incluya a todas esas personas, y por consiguiente nunca habrá unidad con todas las iglesias que se llaman «cristianas». Pero, como veremos también en la consideración que sigue, el Nuevo Testamento por cierto nos anima a esforzamos por la unidad de todos los creyentes verdaderos.

C. SEÑALES DE UNA IGLESIA MÁS PURA

Los factores que hacen «más pura» a una iglesia incluyen:
1. Doctrina bíblica (o predicación correcta de la palabra de Dios).
2. Uso apropiado de los sacramentos (u ordenanzas).
3. Uso apropiado de la disciplina eclesiástica.
4. Adoración genuina.
5. Oración eficaz.
6. Testimonio efectivo.
7. Comunión efectiva.
8. Gobierno bíblico de la iglesia.
9. Poder espiritual en el ministerio.
10. Santidad personal de vida entre los miembros.
11. Cuidado por los pobres.
12. Amor a Cristo.
Puede haber otras señales a más de estas, pero por lo menos estas se pueden mencionar como factores que aumentan la conformidad de una iglesia a los propósitos de Dios. Por supuesto, las iglesias pueden ser más puras en algunos aspectos y menos puras en otros; una iglesia puede tener excelente doctrina y predicación sólida, por ejemplo, y sin embargo ser un desalentador fracaso en el testimonio a otros o en adoración significativa.
Una iglesia puede tener un testimonio dinámico y tiempo de adoración que honra grandemente a Dios, pero ser débil en comprensión doctrinal y enseñanza bíblica.
La mayoría de las iglesias tenderán a pensar que los aspectos en los que son fuertes son los aspectos más importantes, y los aspectos en que son débiles son los menos importantes. Pero el Nuevo Testamento nos anima a esforzamos por la pureza de la iglesia en todos estos aspectos. La meta de Cristo para la iglesia es «hacerla santa.
Él la purificó, lavándola con agua mediante la palabra, para presentársela a sí mismo como una iglesia radiante, sin mancha ni arruga ni ninguna otra imperfección, sino santa e intachable» (Ef 5: 26-27). El ministerio de Pablo era «aconsejando y enseñando con toda sabiduría a todos los seres humanos, para presentarlos a todos perfectos en él» (Col 1: 28). Es más, Pablo le dice su actitud que los ancianos deben «exhortar a otros con la sana doctrina y refutar a los que se opongan» (Tit 1: 9), y dijo que a los falsos maestros «hay que taparles la boca» (Tit 1: 11).
Judas insta a los creyentes a «que sigan luchando vigorosamente por la fe encomendada una vez por todas a los santos» Jud 3). El uso apropiado de los sacramentos se ordena en 1 Corintios 11: 17-34, y el uso apropiado de la disciplina eclesiástica para proteger la pureza de la iglesia se exige en 1 Corintios 5:6-7, 12-13.
El Nuevo Testamento también menciona una serie de otros factores: debemos esforzarnos por la adoración espiritual (Ef. 5: 18-20; Col 3: 16-17), testimonio eficaz (Mt 28: 19-20; Jn 13: 34-35; Hch 2:44-47; l]n 4:7), gobierno apropiado de la iglesia (1ª Ti 3: 1-13), poder espiritual en el ministerio (Hch 1: 8; Ro 1: 16; 1ª Co 4: 20; 2ª Co 10: 3-4; Gá 3: 3-5; 2ª Ti 3: 5; Stg 5: 16), santidad personal (1ª Ts 4: 3; Heb 12: 14), cuidado de los pobres (Hch4:32-35; Ro 15:26; Gá. 2:10), y amor a Cristo (1ª P 1: 8; Ap 2: 4).
Es más, todos los creyentes deben [procurar] que éstos abunden para la edificación de la iglesia» (1ª CO 14: 12), exhortación que se aplica no sólo a un aumento en el número de miembros de la iglesia, sino también (yen verdad primordialmente) a la «edificación» o crecimiento de la iglesia hacia la madurez cristiana.
La fuerza de todos esos pasajes es recordamos que debemos esforzarnos por la pureza de la iglesia visible.
Por supuesto, a fin de trabajar por la pureza de la iglesia, especialmente de la iglesia local de la que somos parte, debemos reconocer que es un proceso, y que cualquier iglesia de la que seamos parte será de alguna manera impura en varios aspectos. No había iglesias perfectas en tiempos del Nuevo Testamento ni habrá iglesias perfectas hasta que Cristo vuelva.
Esto quiere decir que los creyentes no tienen obligación de buscar la iglesia más pura que puedan hallar y quedarse allí, y luego salir si una iglesia más pura se aparece. Más bien, deben hallar una iglesia verdadera en la que puedan tener un ministerio eficaz y en la que encuentren también crecimiento cristiano, y deben quedarse allí y ministrar, continuamente esforzándose por la pureza de esa iglesia.
Dios a menudo bendecirá sus oraciones y testimonio fiel y la iglesia gradualmente crecerá en muchos aspectos de pureza.
Pero debemos damos cuenta de que no todas las iglesias responderán bien a las influencias que les llevarían a una pureza mayor. A veces, a pesar de unos pocos creyentes fieles dentro de una iglesia, su dirección dominante la fijarán otros que están determinados a llevarla en otra dirección.
A menos que Dios en su gracia intervenga para dar reforma, algunas de estas iglesias se volverán sectas, y otros simplemente morirán y cerrarán sus puertas. Pero, más comúnmente, estas iglesias simplemente se descarriarán al protestantismo de teología liberal.
Es útil en este punto recordar que el protestantismo clásico de teología liberal es humanístico, y sus enfoques son primordialmente centrados en el hombre antes que centrados en Dios.
NOTA: Esto lo reconoce la Confesión Westminster de Fe: «Las iglesias más puras bajo el cielo están sujetas a mezcla y error.
Cuando una iglesia empieza a descarriarse de la fidelidad a Cristo, esto será evidente no sólo en el cambio a doctrina impura (que a veces los miembros de la iglesia pueden ocultar mediante el uso del lenguaje evasivo) sino también en la vida diaria de la iglesia: sus actividades, su predicación, su asesoramiento, e incluso las conversaciones entre los miembros tenderán a ser más y más centradas en el hombre y menos y menos centradas en Dios.
Esto tenderá a ser un énfasis repetido de las clases típicas de consejo de autoayuda que dan las revistas populares y los psicólogos seculares. Habrá una orientación horizontal en oposición a una orientación vertical o centrada en Dios; habrá menos y menos tiempos extendidos de oración, y menos y menos énfasis en la aplicación directa de la Biblia a situaciones diarias, pero más énfasis en simplemente ser una persona cariñosa y sensible, y en afirmar a otros y actuar con amor hacia ellos.
La conversación y actividades de la iglesia tendrá muy poco contenido genuinamente espiritual; poco énfasis en la necesidad de oración diaria por preocupaciones individuales y por el perdón de los pecados, escaso énfasis en la lectura personal diaria de la Biblia, y escaso énfasis en una confianza en Cristo momento tras momento y conocer la realidad de su presencia en nuestras vidas.
En donde hay amonestaciones a reforma moral, estas a menudo se verán como deficiencias humanas que las personas pueden corregir por disciplina y esfuerzo propios, y tal vez el estímulo de otros, pero estos aspectos morales de la vida no se verán primordialmente como pecado contra un Dios santo, pecado que se puede vencer efectivamente sólo por el poder del Espíritu Santo obrando desde adentro. Cuando tal énfasis humanístico se vuelve dominante en una iglesia, se ha alejado hacia el extremo «menos puro» de la escala en muchos de los aspectos mencionados arriba, y se mueve en dirección a convertirse en una iglesia falsa.

D. LA ENSEÑANZA DEL NUEVO TESTAMENTO SOBRE LA UNIDAD DE LA IGLESIA

Hay un fuerte énfasis en el Nuevo Testamento en la unidad de la iglesia. La meta de Jesús es que «habrá un solo rebaño y un solo pastor» Gn 10:16), y él ora que todos los futuros creyentes «que todos sean uno» Gn 17:21). Esta unidad será un testimonio a los no creyentes, porque Jesús ora: «Permite que alcancen la perfección en la unidad, y así el mundo reconozca que tú me enviaste y que los has amado a ellos tal como me has amado a mí» Gn 17: 23).
Pablo le recuerda a los corintios que son «llamados a ser su santo pueblo, junto con todos los que en todas partes invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y de nosotros» (1ª Co 1: 2). Luego Pablo escribe a Corinto: «Les suplico, hermanos, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que todos vivan en armonía y que no haya divisiones entre ustedes, sino que se mantengan unidos en un mismo pensar y en un mismo propósito» (1ª Co 1:10; d. v. 13).
Les anima a los Filipenses: «llénenme de alegría teniendo un mismo parecer, un mismo amor, unidos en alma y pensamiento» (Flp 2: 2). Les dice a los efesios que los creyentes deben «mantener la unidad del Espíritu mediante el vínculo de la paz» (Ef. 4: 3), y que el Señor da dones a la iglesia «a fin de capacitar al pueblo de Dios para la obra de servicio, para edificar el cuerpo de Cristo. De este modo, todos llegaremos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a una humanidad perfecta que se conforme a la plena estatura de Cristo» (Ef 4: 12-13).
Pablo puede ordenarle a la iglesia a vivir en unidad porque ya hay una unidad espiritual real en Cristo que existe entre creyentes genuinos. Dice: «Hay un solo cuerpo y un solo Espíritu, así como también fueron llamados a una sola esperanza; un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo; un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos y por medio de todos y en todos» (Ef. 4: 4-6), y aunque el cuerpo de Cristo consiste de muchos miembros, todos esos miembros son </Un cuerpo) (1ª Co 10:17; 12: 12-26).
Debido a que son celosos para proteger esta unidad de la iglesia, los escritores del Nuevo Testamento dan fuertes advertencias contra los que causan divisiones:
Les Ruego, Hermanos, Que Se Cuiden De Los Que Causan Divisiones Y Dificultades, Y Van En Contra De Lo Que A Ustedes Se Les Ha Enseñado. Apártense De Ellos. Tales Individuos No Sirven A Cristo Nuestro Señor, Sino A Sus Propios Deseos. Con Palabras Suaves Y Lisonjeras Engañan A Los Ingenuos (Ro 16: 17-18).
Pablo se opuso a Pedro de frente porque él se separó de los creyentes gentiles y empezó a comer sólo con creyentes judíos (Gá 2: 11-14). Los que promueven «discordia, disensiones, sectarismos no heredarán el reino de Dios.» (Gá 5: 20-21). Y Judas advierte que los que «causan divisiones se dejan llevar por sus propios instintos, pues no tienen el Espíritu» Jud 19).
Consistente con este énfasis del Nuevo Testamento en la unidad de los creyentes es el hecho de que los mandamientos directos de separarse de otros siempre son mandamientos a separarse de los no creyentes y no de los creyentes con quienes uno está en desacuerdo. Cuando Pablo dice: «Salgan de en medio de ellos y apártense» (2ª Co 6: 17), es en respaldo a su mandamiento inicial de esa sección: «No formen yunta con los incrédulos» (2ª Co 6: 14).
Y Pablo le dice a Timoteo: «Con esa gente ni te metas» (2ª Ti 3: 5), refiriéndose no a creyentes, sino a los no creyentes, los que son «más amigos del placer que de Dios. Aparentarán ser piadosos, pero su conducta desmentirá el poder de la piedad) (2ª Ti 3: 4-5). Dice que estas personas son «personas de mente depravada, reprobadas en la fe» (2ª Ti 3: 8).
Por supuesto, hay una clase de disciplina eclesiástica que exige separación de un individuo que está causando problemas dentro de la iglesia (Mt 18: 17; 1ª Co 5:11-13), y puede haber otras razones para que los creyentes concluyan que es precisa la separación,' pero es importante notar aquí, al hablar de la unidad de la iglesia, que no hay ningún mandamiento directo en el Nuevo Testamento a separarse de los creyentes con quienes uno tiene diferencias doctrinales (a menos que esas diferencias incluyan herejías tan serias que se niega la fe cristiana en sí misma).
Estos pasajes sobre la unidad de la iglesia nos dicen que, además de esforzarnos por la pureza de la iglesia visible, también debemos esforzarnos por la unidad de la iglesia visible.
Sin embargo, debemos damos cuenta de que tal unidad no exige en realidad un solo gobierno mundial de la iglesia sobre todos los creyentes. Es más, la unidad de los creyentes a menudo se demuestra muy efectivamente mediante la cooperación voluntaria y afiliación entre grupos cristianos.
Todavía más, diferentes tipos de ministerios y diferentes énfasis en el ministerio pueden resultar en organizaciones diferentes, todas bajo la cabeza universal de Cristo como Señor de la iglesia. Por consiguiente, la existencia de diferentes denominaciones, juntas misioneras, instituciones educativas cristianas, ministerios universitarios, y cosas por el estilo no necesariamente son una marca de desunión en la iglesia (aunque en algunos casos pudiera serlo), porque puede haber una gran cantidad de cooperación y demostraciones frecuentes de unidad entre cuerpos tan diversos como estos.
(Pienso que el término moderno organización para eclesiástica es desdichado, porque implica que estas organizaciones de alguna manera están «al lado» y por consiguiente «fuera de» la iglesia, en tanto que en realidad son simplemente partes diferentes de una sola iglesia universal. Todavía más, muchos creyentes aducen que no debería haber un gobierno mundial de la iglesia, porque el patrón del Nuevo Testamento del gobierno de la iglesia nunca muestra a los ancianos teniendo autoridad sobre algo más que sus propias publicaciones locales (ver capítulo 47 abajo).
Es más, incluso en el Nuevo Testamento los apóstoles convinieron que Pablo debía recalcar la obra misionera a los gentiles en tanto que Pedro recalcaría la obra misionera a los judíos (Gá 2:7), y Pablo y Bernabé se fueron por caminos separados por un tiempo debido a un desacuerdo sobre si debían llevar a Marcos con ellos (Hch 15: 39-40), aunque ciertamente tenían unidad en todo otro sentido.
NOTA: Ver la explicación de las razones de la separación en la sección F. abajo, Juan lo prohíbe a los creyentes darles la bienvenida a los maestros heréticos itinerantes que no proclaman el evangelio verdadero; ver explicación abajo.

E. BREVE HISTORIA DE LA SEPARACIÓN ORGANIZACIONAL EN LA IGLESIA

A veces hay razones por la que la unidad externa o visible de la iglesia no se puede mantener. Un breve estudio de la historia de la separación organizacional de la iglesia puede destacar algunas de estas razones, y ayudar a explicar de dónde surgieron las divisiones denominacionales del día presente.
Durante los primeros mil años de la iglesia cristiana hubo en su mayoría unidad externa. Hubo algunas divisiones menores durante controversias con grupos como los montañistas (siglo segundo) y los donatistas (siglo cuarto), y hubo una separación menor de algunas iglesias monofisistas (siglos quinto y sexto), pero el sentimiento prevaleciente era de fuerte oposición a la división en el cuerpo de Cristo.
Por ejemplo, Ireneo, obispo del segundo siglo, dijo de los que causan divisiones en la iglesia: «Ninguna reforma capaz de ser efectuada por ellos será de gran importancia lo suficiente para compensar el daño que surge de su cisma» (Against Heresies, 4. 33.7).
La primera división sería de la iglesia surgió en el año 1054 d.C. cuando la iglesia oriental (ahora ortodoxa) se separó de la iglesia occidental (católico romana).
La razón fue que el papa había cambiado un credo de la iglesia simplemente por autoridad propia,' y la iglesia oriental protestó porque no tenía derecho de hacerlo.
La Reforma en el siglo 16 entonces separó a la iglesia occidental en las ramas católico romano y protestante, sin embargo a menudo hubo una fuerte renuenda a causar división formal. Martín Lutero quería reformar la iglesia sin dividirla, pero fue excomulgado en 1521. La iglesia anglicana (episcopal) no se separó de Roma, sino que fue excomulgada en 1570; así que ella puede decir: «Sufrimos cisma, no lo causamos».
Por otro lado, hubo muchos protestantes, especialmente entre los anabaptistas, que querían formar iglesias de creyentes solamente, y empezaron tan temprano como en 1525 a formar iglesias separadas en Suíza y luego en otras partes de Europa.
En los siglos que siguieron a la Reforma, el protestantismo se dividió en cientos de grupos más pequeños. Algunos dirigentes de los nuevos grupos lamentaron tales divisiones: Juan Wesley, aunque fue el fundador del metodismo, afirmó que vivió y murió como miembro de la iglesia anglicana. A menudo fue cuestiones de conciencia o de libertad religiosa lo que llevó a las divisiones, como con los puritanos y muchos grupos pietistas. Por otro lado, a veces diferencias de lenguaje entre grupos de inmigrantes en los Estados Unidos condujo a la fundación de iglesias separadas.
¿Han sido siempre apropiadas las razones para la separación en diferentes organizaciones y denominaciones? Aunque casi siempre han habido fuertes diferencias teológicas en las divisiones principales de la iglesia, me temo que demasiado a menudo, especialmente en la historia más reciente, los motivos reales para empezar o mantener separación han sido egoístas, y que Juan Calvino puede haber tenido razón al decir: «El orgullo y la auto glorificación es la causa y punto de arranque de todas las controversias, cuando cada persona, irrogándose más de lo que le corresponde por derecho, ansía sujetar a otros bajo su poder»: Todavía más, dice: «La ambición ha sido, y todavía lo es, la madre de todos errores, de todas las confusiones y de todas las sectas»:
A mediados del siglo veinte el movimiento ecuménico procuró una mayor unidad organizacional entre las denominaciones, pero sin ningún éxito que valga la pena notar. No recibió absolutamente ninguna aprobación de corazón o respaldo de los evangélicos. Por otro lado, desde la década de los sesenta, el crecimiento del movimiento carismático a través de todas las líneas denomínacionales, el surgimiento de grupos de barría para estudio bíblico y oración, y una (lamentable) consciencia doctrinal disminuida entre los laicos, ha producido un asombroso aumento en la unidad real de la comunión; aun entre protestantes y católico romanos, a nivel local.
Aunque los párrafos previos hablan de separación en el sentido de:
(1) La formación de organizaciones separadas, hay otras dos clases, más severas, de separación que se deben mencionar:
(2) (No cooperación): en este caso una iglesia u organización cristiana rehúsa cooperar en actividades conjuntas con otras iglesias (actividades tales como campañas de evangelización, o cuitas conjuntos de adoración, o reconocimiento mutuo de la ordenación).
(3) (No compañerismo personal): esto incluye evitar estrictamente al extremo todo compañerismo personal con los miembros de otra iglesia, y prohíbe toda oración conjunta o estudio bíblico, y a veces incluso el contacto social ordinario, con miembros de otro grupo de otra iglesia.
Consideraremos las razones posibles para estas clases de separación en la sección que sigue.
NOTA: La Biblia deja entrever que Pablo tenía razón y Bernabé no en esta controversia, puesto que nos dice que Pablo y Silas dejaron Antioquía «Después de que los hermanos lo encomendaron a la gracia del Señor» (Hch 15: 40), en tanto que no se dice nada similar respecto a Bernabé. Este incidente simplemente se anota en Hechos pero no es evidencia fuerte para la propiedad de la diversificación del ministerio, puesto que el informe de un .conflicto tan serio» (v. 39) entre Pablo y Bernabé indica que no debemos que están enteramente libres de falta.
Desde este punto y hasta el fin del capítulo mucho del material se ha tomado del artículo Separatlon, Ecclesiasticah por Wayne Grudem, preparado para The Tyndale Encyclopedia of Christian Knowledge, (Tyndale House, Wheaton, m., copyright 1971, pero nunca publicado). Usado con permiso.
Ver la consideración de la cláusula filioqué en el capítulo 14, pp. 255-56. Comentario sobre 1ª Co 4: 6. 9Comentario sobre Nm 12:1.

F. RAZONES DE LA SEPARACIÓN

Al examinar los motivos que la gente ha tenido para la separación de la iglesia en toda la historia, y al comparar esos motivos con las exhortaciones del Nuevo testamento de que procuremos tanto la unidad como la pureza de la iglesia visible, podemos hallar razones tanto correctas como erradas para la separación.
Las razones erradas incluirían cosas tales como la ambición personal y el orgullo, o diferencias sobre doctrinas o prácticas menores (patrones doctrinales o de conducta que no afectarían ninguna otra doctrina y que no habrían tenido algún efecto significativo en la manera en que uno vive la vida cristiana).
Por otro lado, hay algunas razones para la separación que podríamos considerar como correctas (o posiblemente correctas, dependiendo de las circunstancias específicas). En la mayoría de los casos estas razones brotarán de la necesidad de esforzarse por la pureza de la iglesia tanto como por su unidad.
Estas razones para la separación se pueden considerar en tres categorías:
(1) Razones doctrinales,
(2) Razones de conciencia, y:
(3) Consideraciones prácticas.
En la sección que sigue menciono algunas situaciones en donde me parece que los creyentes se verían precisados a dejar una iglesia. Luego menciono algunas otras situaciones que me parecen menos claras, en los que algunos creyentes puede pensar que es sabio dejar la iglesia, y otras que yo pensaría que son no sabías.
En estos casos menos claros generalmente no he derivado ninguna conclusión, sino que sencillamente menciono las clases de factores que los creyentes querrán considerar.
1. RAZONES DOCTRINALES.
La necesidad para separarse puede surgir cuando a la posición doctrinal de una iglesia se desvía de una manera seria de las normas bíblicas.
Esta desviación puede ser en declaraciones oficiales o en creencia y práctica real, hasta donde se pueda determinar. Pero ¿cuándo una desviación doctrinal se vuelve tan seria que requiera separarse de una iglesia o formar una iglesia separada?
Como hemos notado arriba, no hay mandamientos en el Nuevo Testamento para separarse de ninguna iglesia verdadera, en tanto y en cuanto ella siga siendo parte del cuerpo de Cristo. La respuesta de Pablo incluso para las personas en iglesias en error (incluso en iglesias como la de Corinto, que toleraba serio error doctrinal y moral, y por un tiempo toleró a algunos que rechazaban la autoridad apostólica de Pablo) no es decirles a los creyentes fieles que se separen de esas iglesias, sino que amonesta a las iglesias, aboga por su arrepentimiento y ora por ellas. Por supuesto que hay mandatos para disciplinar a los que causan problemas dentro de la iglesia, a veces excluyéndolos de la comunión de la iglesia (1ª Co 5: 11-13; 2ª Ts 3: 14-15; Tit 3: 10-11), pero no hay instrucciones de salir de la iglesia y causar división si esto no se puede hacer de inmediato (ver Ap 2: 14-16,20-25; Lc 9: 50; 11: 23).
Segunda de Juan 10-11, que prohíbe recibir a los falsos maestros, da la declaración tal vez más fuerte de todo el Nuevo Testamento: «no lo reciban en casa ni le den la bienvenida, pues quien le da la bienvenida se hace cómplice de sus malas obras». Pero se debe notar que tal visitante está enseñando una herejía seria en cuanto a la persona de Cristo, que impide a las personas tener fe que salva. Juan está hablando de cualquiera que «no permanece en la enseñanza de Cristo» y «no tiene a Dios» [v. 9].
Todavía más, este versículo se refiere a los maestros falsos, y no a todos los individuos que sostienen creencias falsas, porque habla de alguien que viene a uno y «no lleva esta enseñanza» (v. 10; cf. v. 7: «Es que han salido por el mundo muchos engañadores que no reconocen que Jesucristo ha venido en cuerpo humano.
El que así actúa es el engañador y el anticristo»).Juan incluso usa la palabra anticristo para tales maestros. Finalmente, la bienvenida que Juan tiene en mente se refiere bien sea a una bienvenida oficial de la iglesia o una que daría la apariencia de endoso de esta doctrina, porque la prohibición habla de alguien que «los visita y no lleva esta enseñanza» (v. 10), lo que sugiere que la persona que se considera es un maestro viajero que viene no a un lugar individual sino que se dirige a la iglesia como un todo.
En base al principio de separación de los no creyentes o de error fundamental que incluye la negación de la fe cristiana, parece que a los creyentes se les requiere en base doctrinal separarse de una iglesia y unirse o formar una nueva organización sólo cuando el error doctrinal es tan serio y tan extendido que la iglesia madre se ha convertido en una iglesia falsa que ya no es parte del cuerpo de Cristo.
Esto sería una iglesia que ya no es una comunión de verdaderos creyentes, ya no es parte verdadera del cuerpo de Cristo, ya no es un lugar en donde los que creen sus enseñanzas hallarían la salvación. O En caso de dejar una falsa iglesia, los que se separan afirmarían que en verdad no han dejado la iglesia verdadera, sino que ellos son la iglesia verdadera, y que la organización madre se ha alejado debido a su error. De hecho, tanto Lutero y Calvino a la larga dijeron que la Iglesia Católica Romana no era una iglesia verdadera.
Sin embargo, incluso cuando la separación o retiro no es absolutamente requerido, muchos creyentes pueden hallar que es sabio o conveniente separarse antes de que la iglesia se haya convertido en una iglesia falsa, sino cuando ocurre seria desviación doctrinal.
Por ejemplo, algunos aducirían que la desviación doctrinal se ha vuelto intolerable cuando algún dirigente de la iglesia puede promover nociones heréticas sobre doctrinas principales (tales como la Trinidad, la persona de Cristo, la expiación, la resurrección, etc.) sin que se lo sujete a disciplina eclesiástica o exclusión de la comunión de la iglesia.
En otros casos muchos dirían que la separación debe ocurrir cuando la iglesia como un cuerpo públicamente aprueba algún error serio doctrinal o moral (tal como endosar un error doctrinal en un credo de la iglesia o declaración de fe). Sin embargo, otros creyentes no pensarían que la separación es sabia o conveniente en tales casos, sino que abogarían por obrar y esforzarse por el avivamiento y reforma dentro de la iglesia, y dar declaraciones públicas claras de desacuerdo con cualquier error doctrinal que ha sido tolerado.
En tales casos, los que deciden quedarse y los que deciden que deben salir deben reconocer que Dios puede llamar a creyentes diferentes a diferentes papeles y ministerios, y por consiguiente a decisiones diferentes, y haríamos bien en dar considerable libertad a otros para que busquen la sabiduría de Dios en tal caso y la obedezcan en sus propias vidas de la mejor forma que la entiendan.
2. CUESTIONES DE CONCIENCIA.
En el aspecto de la conciencia, si el creyente no tiene libertad para predicar o enseñar según le dicta su conciencia, informada por las Escrituras, se podría pensar que la separación fue necesaria o por lo menos sabia.
Pero precaución y gran humildad están en orden aquí: el juicio individual puede ser distorsionado, especialmente si no lo informa el consenso de creyentes fieles en toda historia, y el consejo de creyentes al presente.
Todavía más, el mandamiento de 2ª Corintios 6: 14 de no formar yunta con los no creyentes podría también requerir que la persona se separe si la iglesia madre llega a estar tan dominada por los que no dan evidencia de fe que salva que tal «formar yunta» no se podría evitar. En este pasaje la prohibición en contra de «forma yunta» con no creyentes prohíbe, no la mera asociación o incluso aceptación de ayuda (Lc 9: 50, pero también 3ª Jun. 7), sino más bien el severo control sobre las actividades de uno y la pérdida de libertad para actuar en obediencia a Dios por estas restricciones es lo que se implica en la metáfora de «formar yunta».
Algunos también podrían hallar necesario, o por lo menos sabio, dejar una iglesia en base a la conciencia si quedarse implicaría aprobación de alguna doctrina o práctica no bíblicas dentro de la iglesia, y por ello animaría a otros a seguir esa doctrina o práctica errada.
Pero otros pensarían que es correcto quedarse en la iglesia y expresar su desaprobación de la doctrina defectuosa.
En otros casos, algunos han aducido que es preciso dejar una denominación cuando una autoridad gobernante más alta de esa denominación, que uno ha prometido obedecer, ordena una acción que es claramente pecado (es decir, una acción que es claramente contraria a la Biblia).
En tal caso algunos dirían que salir de la dominación es la única manera de evitar bien sea hacer el acto de pecado que se ordena o el acto de pecado de desobediencia a los que están en autoridad. Pero esto no parece ser un requisito necesario, porque se podrían citar muchos pasajes bíblicos que muestran que la desobediencia a una autoridad más alta no es un error cuando lo que se ordena es pecar (ver Hch 5: 29; Dn 3: 18; 6:10), y que uno puede desobedecer pero continuar en la iglesia madre hasta que lo obliguen a salir.
3. CONSIDERACIONES PRÁCTICAS.
Los creyentes pueden decidir separarse de una iglesia madre si, después de considerarlo en oración les parece que quedarse en la iglesia madre probablemente resultará en más daño que bien. Esto podría ser debido a que la obra del Señor se frustraría y sería ineficaz debido a la oposición a ella desde dentro de la iglesia madre, o debido a que hallarían poca o ninguna comunión con otros en esa iglesia.
Es más, algunos pueden llegar a la conclusión de que quedarse en la iglesia haría daño a la fe de otros creyentes o estorbaría a los no creyentes venir a la fe verdadera debido a su permanencia en la iglesia madre parecería implicar aprobación de la enseñanza falsa dentro de esa iglesia.
De nuevo, los creyentes pueden hallarse en situaciones en las que han orado y se han esforzado por el cambio por algún tiempo, pero parece que no hay ninguna esperanza razonable de cambio en la iglesia madre, tal vez porque el grupo actual de liderazgo se resiste a la corrección de las Escrituras, está firmemente atrincherado, y se perpetúa a sí mismo.
En todas estas situaciones se requerirá mucha oración y juicio maduro, porque retirarse de una iglesia, especialmente de parte de aquellos que han estado allí un largo tiempo o tienen funciones establecidas de liderazgo en la iglesia, es una acción seria.
4. ¿HAY OCASIONES CUANDO SE PROHÍBE LA COOPERACIÓN Y COMUNIÓN PERSONAL?
Finalmente, ¿cuándo deben los creyentes dar pasos más fuertes que los mencionados arriba y participar en la clase de separación que anteriormente llamamos «no cooperación» o «no comunión persona!»? Los pasajes bíblicos que hemos visto parecen exigir que los creyentes practiquen «no cooperación» en ciertas actividades con otro grupo sólo cuando el otro grupo es no creyente, y entonces, parece, sólo cuando el grupo no creyente participa del control de la actividad (esto se implica en la metáfora de estar «formando yuntas» en 2ª Co 6:14).
Por supuesto, tal vez se halle que no es sabio o conveniente en otros terrenos decidir no cooperar en una función en particular, pero no parece que se requiere la no cooperación excepto cuando el otro grupo es no creyente. Por cierto, la oposición a actividades tales como campañas de evangelización de parte de otros creyentes verdaderos la verían los autores del Nuevo Testamento como disensión y falta de demostrar la unidad del cuerpo de Cristo.
La tercera clase y más extrema de separación, el evitar toda comunión personal con los miembros de otro grupo entero, nunca se ordena en el Nuevo Testamento.
Tal medida extrema de «no comunión» sólo se implica en casos serios de disciplina eclesiástica de individuos, y no en caso de diferencias con iglesias enteras.
NOTA: Los autores del Nuevo Testamento probablemente también pensarían trágico que la mayoría de divisiones entre protestantes han resultado o se han mantenido hoy debido a diferencias sobre las doctrinas que reciben el menor énfasis y que menos claramente enseña el Nuevo Testamento, tales como la forma de gobierno de la iglesia, la naturaleza exacta de la presencia de Cristo en la Cena del Señor, los detalles de los tiempos del fin. (Muchos querrán añadir a esta lista: diferencias en cuanto a los candidatos apropiados para el bautismo).
PREGUNTAS PARA APLICACIÓN PERSONAL
1. ¿En qué aspectos es su iglesia «más pura»? ¿En qué aspectos piensa usted que es «menos pura»?
2. En una escala de 1 a 10 (1 siendo menos pura; y 10 más pura), ¿en qué punto catalogaría usted a su iglesia en cada una de las categorías que marcan una iglesia más pura?
3. ¿Qué piensa usted que debería estar haciendo a fin de procurar una mayor pureza en su propia iglesia? ¿Significa el hecho de que usted reconoce una necesidad específica en la iglesia que Dios lo está llamando a usted (en lugar de a algún otro) para atender esa necesidad?
4. ¿Conoce usted otras iglesias en su área que consideraría más puras que la suya? ¿Por qué razones pensaría usted que es correcto quedarse en su propia iglesia aunque tal vez no sea la iglesia más pura que conoce?
5. ¿Hay marcas de una iglesia más pura que los evangélicos en general de este siglo han dejado por negligencia de recalcar?
6. ¿Piensa usted que desde el primer siglo la iglesia cristiana continuamente ha aumentado en pureza con el tiempo? ¿Puede dar razones específicas en respaldo a su respuesta?
7. Durante su vida, ¿qué señales alentadoras ve de que la iglesia está aumentando en pureza? ¿Qué señales ve usted de que la iglesia está aumentando en unidad?
8. A su modo de pensar, ¿de qué maneras su propia iglesia local podría crecer en unidad entre sus miembros?
9. ¿De qué maneras podría su iglesia demostrar mayor unidad con otras verdaderas iglesias en la misma región geográfica? A su modo de pensar, ¿cuáles son las barreras a esa unidad (si acaso alguna)? ¿De qué manera se podría expresar esa unidad? ¿Cuáles podrían ser los beneficios de tales expresiones de unidad?
10. ¿Está usted en una iglesia en donde se ha preguntado si Dios a lo mejor quiere que salga y se vaya a otra iglesia? Después de leer este capítulo, ¿piensa usted que debería quedarse en su iglesia presente o dejarla? ¿Ha habido algún cambio significativo de mejora en su iglesia en los últimos diez años? Si usted supiera que la iglesia va a seguir sustancialmente igual por los próximos diez años, ¿decidiría quedarse o dejarla ahora?
11. ¿Cuáles son algunas maneras en que la unidad mundial de los verdaderos creyentes ya se expresa y demuestra? ¿Cómo se vería la iglesia de todo el mundo si hubiera una mayor demostración de unidad de la iglesia? ¿Cuál sería el resultado en el mundo como un todo?
12. Si una comunidad ya tiene varias iglesias activas y efectivamente evangélicas, ¿hay alguna justificación para que otra denominación evangélica intente iniciar su propia iglesia en esa comunidad?
13. ¿Piensa usted que estorba la evangelización y el testimonio a la sociedad en general cuando la cultura popular piensa de iglesias no creyentes o falsas y de iglesias creyentes por igual como «cristianas»? ¿Se puede hacer algo para cambiar esta impresión?
14. ¿Cuáles clases de unidad y cooperación se pueden apropiadamente demostrar con los creyentes dentro de la Iglesia Católica Romana hoy? ¿Cuáles son los límites para tal cooperación?
PASAJE BÍBLICO PARA MEMORIZAR

Efesios 4:14-16: Así Ya No Seremos Niños, Zarandeados Por Las Olas Y Llevados De Aquí Para Allá Por Todo Viento De Enseñanza Y Por La Astucia Y Los Artificios De Quienes Emplean Artimañas Engañosas. Más Bien, Al Vivir La Verdad Con Amor, Creceremos Hasta Ser En Todo Como Aquel Que Es La Cabeza, Es Decir, Cristo. Por Su Acción Todo El Cuerpo Crece Y Se Edifica En Amor, Sostenido Y Ajustado Por Todos Los Ligamentos, Según La Actividad Propia De Cada Miembro.