EL GOBIERNO DE LA IGLESIA

¿CÓMO SE DEBE GOBERNAR UNA IGLESIA? ¿CÓMO SE DEBE ESCOGER A LOS OFICIALES DE UNA IGLESIA? ¿DEBEN MUJERES SERVIR COMO PASTORAS?

EXPLICACIÓN Y BASE BÍBLICA
Las iglesias hoy tienen muchas formas diferentes de gobierno. La Iglesia Católica Romana tiene un gobierno mundial bajo la autoridad del papa. Las iglesias episcopales tienen obispos con autoridad regional, y arzobispos sobre ellos.
Las iglesias presbiterianas conceden autoridad regional a presbiterios y autoridad nacional a asambleas generales. Por otro lado, las iglesias bautistas y muchas otras iglesias independientes no tienen ninguna autoridad formal gobernante más allá de la congregación local, y la afiliación con las denominaciones es voluntaria.
Dentro de las iglesias locales, los bautistas a veces tienen un solo pastor con una junta de diáconos, pero algunas tienen también juntas de ancianos. Los presbiterianos tienen una junta de ancianos y los episcopales tienen una Junta Parroquial.
Otras iglesias simplemente tienen una junta de la iglesia.
¿Hay algún patrón del Nuevo Testamento para el gobierno de la iglesia? ¿Hay alguna forma de gobierno de la iglesia que se debe preferir sobre otra? Estas son las preguntas que se consideran en este capítulo.
Sin embargo, desde el comienzo se debe decir que la forma de gobierno de la iglesia no es una doctrina principal como la Trinidad, la deidad de Cristo, la expiación sustitucionaria, o la autoridad de la Biblia. Aunque pienso, después de examinar la evidencia del Nuevo Testamento, que una forma en particular de gobierno de la iglesia es preferible a las demás, con todo, cada forma tiene algunas debilidades tanto como puntos fuertes.
La historia de la iglesia atestigua que varias formas diferentes de gobierno han funcionado bastante bien por varios siglos. Es más, en tanto que algunos aspectos de gobierno de la iglesia parecen ser razonablemente claros en el Nuevo Testamento, otros asuntos (tales como la manera en que se deben escoger los oficiales de la iglesia) son menos claros, principalmente debido a que la evidencia del Nuevo Testamento sobre ellos no es extensa, y por consiguiente nuestras inferencias de esta evidencia son menos certeras.
Me parece, entonces, que debe haber campo para que los creyentes evangélicos difieran amigablemente sobre esta cuestión, con la esperanza de que en el futuro se puedan lograr mayor entendimiento.
También parece que los creyentes individuales, en tanto que pueden tener una preferencia por un sistema u otro, y aunque puedan querer en momentos apropiados argumentar poderosamente por un sistema sobre otro, con todo deben estar dispuestos a vivir y ministrar dentro de cualquiera de los varios diferentes sistemas protestantes de gobierno de la iglesia en que puedan hallarse de tiempo en tiempo.
Pero no quiero decir que esto sea un asunto enteramente sin importancia.
En este aspecto tanto como en otros, una iglesia puede ser más pura o menos pura. Si hay claros patrones del Nuevo Testamento respecto a algunos aspectos del gobierno de la iglesia, entonces habrá consecuencias negativas en nuestras iglesias si los descartamos, aunque no veamos todas las consecuencias al presente. Por consiguiente, los creyentes son ciertamente libres de hablar y escribir sobre el tema a fin de trabajar por una pureza creciente en la iglesia.
En este capítulo examinaremos primero la información del Nuevo Testamento respecto a los oficiales de la iglesia, especialmente apóstol, anciano y diácono.
Luego preguntaremos cómo se deben escoger los oficiales de la iglesia. Después veremos dos asuntos controversiales: ¿cuál forma de gobierno de la iglesia, si acaso alguna, es la que más se acerca al patrón del Nuevo Testamento? Y, ¿pueden las mujeres servir como oficiales en la iglesia?

A. OFICIALES DE LA IGLESIA

Para propósitos de este capítulo usaremos la siguiente definición: Un oficial de la iglesia es alguien que ha sido reconocido públicamente como teniendo el derecho y responsabilidad de realizar ciertas funciones para beneficio de toda la iglesia.
De acuerdo a esta definición, los ancianos y diáconos se considerarían oficiales de la iglesia, así como también el pastor (si ese es un oficio distinto). El tesorero de la iglesia y el moderador de la iglesia también serían oficiales (estos títulos pueden variar de iglesia a iglesia). A todas estas personas se las ha reconocido públicamente, por lo general en un culto en el cual se las (nombra) u «ordena» para ese cargo.
Es más, necesitan reconocimiento público a fin de cumplir esas responsabilidades: por ejemplo, no sería apropiado que la gente se pregunte de semana a semana quién va a recibir la ofrenda y depositarla en el banco, o ¡que varias personas discutan que han sido dotados para asumir esa responsabilidad en una semana en particular!
El funcionamiento ordenado de la iglesia exige que se reconozca que una persona tiene esa responsabilidad. De modo similar, al pastor que es responsable por dar la enseñanza bíblica cada domingo por la mañana se le debe reconocer como teniendo el derecho y responsabilidad de hacer eso (por lo menos, en la mayoría de formas de gobierno de la iglesia).
Si no fuera ese el caso, entonces muchos pudieran preparar sermones y todos pudieran decir que tienen el derecho de predicarlo, o en algún domingo tal vez nadie lo prepare. De modo similar, a fin de que las personas sigan a los ancianos de la iglesia y miren a ellos esperando dirección, deben saber quiénes son los ancianos.
En contraste, muchos otros ejercen dones en la iglesia, pero no decimos que tienen un «oficio» debido a que no necesitan reconocimiento público para que funcionen sus dones. Los que tienen dones de «ayuda» (ver 1ª Co 12: 28), o que tienen un don de fe especialmente fuerte, o un don de «discernir espíritus» (1ª Co 12: 10), o un don de exhortar o de ofrendar (Ro 12: 8) no necesitan reconocimiento público a fin de funcionar efectivamente en la iglesia.
En el material que sigue veremos que el Nuevo Testamento habla de un cargo de la iglesia que se limitó al tiempo cuando la iglesia primitiva fue fundada (el oficio de apóstol), y otros dos oficiales de la iglesia que continúan en toda la edad de la iglesia (1os oficios de ancianos y diáconos).
1. APÓSTOL.
Anteriormente en este estudio vimos que los apóstoles del Nuevo Testamento tuvieron una clase única de autoridad en la iglesia primitiva: autoridad de hablar y escribir palabras que fueron «palabras de Dios» en un sentido absoluto.
No creerlas o desobedecerlas era no creer o desobedecer a Dios. Los apóstoles, por consiguiente, tuvieron la autoridad para escribir palabras que llegaron a ser palabras de las Escrituras.' Este hecho en sí mismo debe sugerimos que había algo singular en cuanto al oficio de apóstol, y que no deberíamos esperar que continúe hoy, porque nadie puede hoy añadir palabras a la Biblia y esperar que se las considere como las mismas palabras de Dios o como parte de las Escrituras.
Además, la información del Nuevo Testamento sobre las calificaciones de un apóstol y la identidad de los apóstoles también nos lleva a concluir que el oficio fue único y limitado al primer siglo, y que no debemos esperar más apóstoles hoy.
Veremos esto al hacer las siguientes preguntas: ¿Cuáles fueron los requisitos para ser un apóstol? ¿Quiénes fueron los apóstoles? ¿Cuántos apóstoles hubo? ¿Hay apóstoles hoy?
Desde el principio se debe aclarar que las respuestas a estas preguntas dependen de lo que uno quiera decir por la palabra apóstol. Algunos usan hoy la palabra apóstol en un sentido muy amplio, para referirse a un iniciador eficaz de iglesias, o a un pionero misionero significativo (Guillermo Carey fue un apóstol a India), por ejemplo).
Si usamos la palabra apóstol en este sentido amplio, todos estarían de acuerdo en que todavía hay apóstoles hoy; porque ciertamente hay misioneros e iniciadores de la iglesia eficaces hoy.
El Nuevo Testamento mismo tiene tres versículos en que usa la palabra apóstol (gr. apóstolos) en un sentido amplio, no para referirse a ningún cargo específico en la iglesia, sino simplemente para querer decir «mensajero». En Filipenses 2: 25 Pablo llama a Epafrodito «vuestro mensajero (apóstolos), y ministrador de mis necesidades» (RVR); en 2ª Corintios 8: 23 Pablo se refiere a los que le acompañaron para llevar la ofrenda a Jerusalén como «mensajeros [apostoloi de apóstolos] de las iglesias» (RVR); y En Juan 13: 16Jesús dice: «ningún mensajero [apóstolos] es más que el que lo envió».
Pero hay otro sentido para la palabra apóstol. Mucho más frecuentemente en el Nuevo Testamento la palabra se refiere a un oficio especial: «apóstol de Jesucristo».
En este sentido estrecho del término no hay más apóstoles hoy, ni debemos esperar más. Esto se debe a lo que el Nuevo Testamento dice en cuanto a los requisitos para ser un apóstol y en cuanto a quiénes fueron los apóstoles.
A. REQUISITOS DE UN APÓSTOL:
Los dos requisitos para ser un apóstol fueron:
(1) Haber visto a Jesús después de su resurrección con los propios ojos (así, ser un «testigo ocular de la resurrección»), y:
(2) Haber sido específicamente comisionado por Cristo como su apóstol.
El hecho de que un apóstol tenía que haber visto con sus propios ojos al Señor resucitado se indica en Hechos 1:22, en donde Pedro dijo que la persona para reemplazar a Judas «sea hecho testigo con nosotros, de su resurrección» (RVR).
Es más, fue «a los apóstoles que había escogido» que «después de padecer la muerte, se les presentó dándoles muchas pruebas convincentes de que estaba vivo. Durante cuarenta días se les apareció» (Hch 1: 2-3; 4: 33).
Pablo da gran importancia al hecho de que él reunió estos requisitos aunque de una manera inusual (Cristo se le apareció en una visión en el camino a Damasco y lo nombró apóstol: Hch 9: 5-6; 26: 15-18). Cuando defiende su apostolado dice: «¿No soy apóstol? ¿No he visto a Jesús nuestro Señor?» (1ª Co 9: 1).
Y al mencionar a las personas a quienes Cristo se apareció después de su resurrección, Pablo dice: «Luego se apareció a Jacobo, más tarde a todos los apóstoles, y por último, como a uno nacido fuera de tiempo, se me apareció también a mí. Admito que yo soy el más insignificante de los apóstoles y qué ni siguiera merezco ser llamado apóstol» (1ª Co 15: 7-9).
Estos versículos se combinan para indicar que a menos que alguien haya visto con sus propios ojos a Jesús después de la resurrección, no podía ser apóstol.
El segundo requisito, nombramiento específico por Cristo como apóstol, también es evidente en varios versículos. Primero, aunque el término apóstol no es común en los Evangelios, a los doce discípulos se les llama «apóstoles» específicamente en el contexto en que Jesús los comisiona, «enviándolos» a predicar en su nombre:
Reunió A Sus Doce Discípulos Y Les Dio Autoridad Para Expulsar A Los Espíritus Malignos Y Sanar Toda Enfermedad Y Toda Dolencia. Éstos Son Los Nombres De Los Doce Apóstoles: Jesús Envió A Estos Doce Con Las Siguientes Instrucciones: «Dondequiera Que Vayan, Prediquen Este Mensaje: «El Reino De Los Cielos Está Cerca" (Mt 10: 1-7).
De modo similar, Jesús comisiona a sus apóstoles en un sentido especial para que sean sus «testigos hasta los confines de la tierra» (Hch 1: 8). Y al escoger a otro apóstol para que reemplace a Judas, los once apóstoles no se irrogaron la responsabilidad sobre sí mismos, sino que oraron y pidieron que el Cristo ascendido haga el nombramiento:
«Señor, Tú Que Conoces El Corazón De Todos, Muéstranos A Cuál De Estos Dos Has Elegido Para Que Se Haga Cargo Del Servicio Apostólico Que Judas Dejó» Luego Echaron Suertes Y La Elección Recayó En Matías; Así Que Él Fue Reconocido Junto Con Los Once Apóstoles (Hch 1: 24-26).
Pablo mismo insiste en que Cristo personalmente lo nombró como apóstol.
Cuenta como, en el camino a Damasco, Jesús le dijo que lo estaba nombrando como apóstol a los gentiles: «Me he aparecido a ti con el fin de designarte siervo y testigo. Te libraré de tu propio pueblo y de los gentiles. Te envió a estos, (hechos 26: 16- 17). Mas adelante afirma que fue específicamente nombrado por Cristo como Apóstol (Ver Rom 1: 1; Gá 1: 1; 1ª Ti 1: 12; 2: 7; 2ª Ti 1: 11)
B. ¡QUIENES FUERON LOS APÓSTOLES.
El grupo inicial de apóstoles eran doce: Los once discípulos que quedaron después de que Judas murió, mas Matías que reemplazo a Judas, luego echaron suertes y la elección recayó en Matías; así que él fue reconocido junto con los once Apóstoles; ( Hechos 1: 26). Tan importante fue este grupo original de los apóstoles (los miembros originales) del oficio de Apóstol, que leemos que sus nombres están inscritos en los cimientos de la ciudad celestial, la nueva Jerusalén: la muralla de la ciudad tenía doce cimientos, en los que estaban los nombres de los doce apóstoles del cordero (Ap. 21: 14).
Podríamos al principio pensar que tal grupo nunca podría ampliarse, así que nadie podría ser añadido. Pero entonces Pablo claramente afirma que él también, es un apóstol. Y Hechos 14: 14, llama apóstoles tanto a Bernabé como a Pablo, “al enterarse esto los apóstoles Bernabé y Pablo: Así que con pablo y Bernabé hay catorce” (Apóstoles de Jesucristo).
Luego a Jacobo, el hermano de Jesús (que no fue uno de los doce discípulos originales) parece que le llama Apóstol en Gálatas 1: 19; Pablo dice como, cuando fue a Jerusalén: (no vi a ningún otro de los doce Apóstoles, sino a Jacobo el hermano del Señor, (VRV). Luego en Gálatas 2: 9 a Jacobo se le clasifica con Pedro y Juan como (columnas) de la iglesia de Jerusalén. Y en Hechos 15: 13-21 Jacobo junto con Pedro, ejerce una función significativa de liderazgo en el concilio de Jerusalén, función que sería apropiada para el oficio de Apóstol. Es más, cuando Pablo menciona la lista de las apariciones de Jesús resucitado una vez más de buen grado clasifica a Jacobo con los Apóstoles.
Luego se apareció a Jacobo, más tarde a todos los Apóstoles, por último, como a un nacido fuera de tiempo, se me apareció también a mí, admito que yo soy el más insignificante de los Apóstoles y que ni siquiera me merezco ser llamado Apóstol, porqué perseguí a la iglesia de Dios . (1ª Co 15: 7-9).
NOTA: Estas dos calificaciones se consideran en detalle en el ensayo clásico de J. B. Lightfoot, .The Name and Office o fan Apostle», en su comentario, The Epistle of St. Paul to the Galatians (primero publicado en 1865; reimp. Zondervan,
Grand Rapids, 1957), pp. 92-101; ver también K. H. Rengstorf, «apóstolos», TDNT, 1:398-447.
Finalmente, el hecho de que Jacobo, o Santiago, pudo escribir la Epístola del Nuevo Testamento que lleva su nombre también sería enteramente consistente con el hecho de que tenía la autoridad que le pertenecía al oficio del apóstol, la autoridad de escribir palabras que fueron palabras de Dios.
Todas estas consideraciones se combinan para indicar que Jacobo, el hermano del Señor, también fue comisionado por Cristo como apóstol. Esto elevaría el número a quince «apóstoles De Jesucristo» (los doce, más Pablo, Bernabé y Jacobo. ¿Hubo más de estos quince? Posiblemente puede haber habido unos pocos más, aunque sabemos un poco, si acaso algo, de ellos, y no hay certeza de que hubo más. Otros, por supuesto, habían visto a Jesús después de su resurrección
(Después se apareció a más de quinientos hermanos a la vez, la mayoría de los cuales vive todavía, aunque algunos han muerto», 1ª Co 15: 6). De este grupo grande es posible que Cristo nombró a algunos otros como apóstoles; pero también es muy posible que no lo hizo. La evidencia no es suficiente para decidir el asunto. Romanos 16: 7 dice: «Saluden a Andrónico y a Junías, mis parientes y compañeros de cárcel, destacados entre los apóstoles y convertidos a Cristo antes que yo».
Debido a que hay varios problemas de traducción en este versículo, no se puede llegar a ninguna conclusión clara. «Destacados» también se puede traducir «hombres que (los apóstoles) destacaron». «Junias» (nombre de hombre) también se puede traducir «Junia» (nombre de mujer»).? «Apóstoles» aquí tal vez no quiera decir el oficio de «apóstol de Jesucristo», sino que puede significar simplemente «mensajeros» (el sentido más amplio que la palabra toma en Flp 2: 25; 2ª Co 8: 23; Jn 13:16).
El versículo tiene muy poca información clara para permitimos derivar una conclusión.
Se han sugerido a otros como apóstoles. A Silas (Silvano) ya veces Timoteo se mencionan debido a 1ª Tesalonicenses 2: 6: (Aunque como apóstoles de Cristo hubieran podido ser exigentes con ustedes). Incluye Pablo a Silas y Timoteo aquí, puesto que la carta empieza: «Pablo, Silvano y Timoteo» (1ª Ts 1: 1)?
No es probable que Pablo incluya a Timoteo en esta afirmación, por dos razones.
(1) Él dice apenas cuatro versículos antes: «y saben también que, a pesar de las aflicciones e insultos que antes sufrimos en Filipos» (1ª Ts 2: 2), pero esto se refiere a los azotes y encarcelamiento que les sucedieron sólo a Pablo y a Silas, no a Timoteo (Hch 16: 19).
Así que el «nosotros» del versículo 6 no parece incluir a todos los hombres (Pablo, Silvano, Timoteo) mencionados en el primer versículo. la carta en general es de Pablo, Silas y Timoteo, pero Pablo sabe que sus lectores naturalmente entenderán los miembros apropiados de la afirmación «nosotros» cuando no quiere dar a entender que incluye a todos los tres de ellos en ciertas secciones de la carta.
Él no especifica: «Es decir, Silas y yo, ya hemos sufrido y fuimos ultrajados vergonzosamente en Filipos, como ustedes saben», porque los tesalonicenses sabrían a quiénes se refiere con el «nosotros».
(2) Esto también se ve en 1 Tesalonicenses 3:1-2, cuando el «nosotros» ciertamente no puede incluir a Timoteo:
Por Tanto, Cuando Ya No Pudimos Soportarlo Más, Pensamos Que Era Mejor Quedarnos Solos En Atenas. Así Que Les Enviamos A Timoteo, Hermano Nuestro Y Colaborador De Dios En El Evangelio De Cristo, Con El Fin De Afianzarlos Y Animarlos En La Fe (1ª Ts 3: 1-2).
NOTA: Para una consideración extensa de si traducir (Junias) o (Junia) aquí, ver John Piper y Wayne Grudem, eds., Recovering Biblical Manhood and Womanhood (Crossway, Wheaton, 1991), pp. 79-81, 214, 221-22. Algunos ha aducido que Junia era un nombre común de mujer en la Grecia antigua, pero esto es incorrecto, por lo menos en la literatura griega escrita: una búsqueda por computadora de 2899 autores griegos antiguos en más de trece siglos (siglo noveno a.c. a Siglo quinto d.C.) arrojó sólo dos ejemplos de Junia como nombre de mujer, una en Plutarco (c. 50-e. 100 d.C.) y una en el padre de la iglesia Crisóstomo (347-407 d.C.), que se refiere a Junia como una mujer en un sermón sobre Ro 16: 7.
Tampoco es común como nombre de hombre, puesto que la búsqueda arrojó sólo un ejemplo de junias como nombre de hombre, en Epifanio (315-403 d.C.), obispo de Salamina en Chipre, que se refiere a Junias en Rom 16: 7 y dice que llegó a ser obispo de Apameya en Siria (Index of Disciples, 125. 19-20; esta cita es la más significativa, puesto que Epifanio sabe más información sobre junias).
El texto latino del padre de la iglesia Orígenes (m. 252 d.C.) también se refiere a junias en Ro 16:76 como hombre (J. P. Migne, Patrología Graeca, vol. 14, col. 1289). Por consiguiente, la información disponible da algún respaldo a la noción de 9ueJunias era hombre, pero la información es demasiado esporádica como pata ser concluyente.
En este caso, el «nosotros» se refiere bien sea a Pablo y Silas, o si no sólo a Pablo (ver Hch 17: 14-15; 18:5). Al parecer Silas y Timoteo habían ido a reunirse con Pablo en Atenas «tan pronto como les fuera posible» (Hch 17: 15); aunque Lucas no menciona su llegada a Atenas, y Pablo los había enviado de regreso a Tesalónica para ayudar a la iglesia allí. Luego él mismo fue a Corinto, y más tarde ellos se le reunieron allí (Hch 18: 5).
Es más probable que «pensamos que era mejor quedamos solos en Atenas» (1 Ts 3: 1) se refiera sólo a Pablo, porque él toma el argumento de nuevo en el versículo 5 con el singular «yo» (Por eso, cuando ya no pude soportarlo más, mandé a Timoteo», 1ª Ts 3: 5), y porque el punto respecto a la soledad extrema en Atenas no tendría razón si Silas se hubiera quedado con él" Es más, en el párrafo previo Pablo quiere decir «yo», porque dice: «Sí, deseábamos visitarlos -yo mismo, Pablo, más de una vez intenté ir-, pero Satanás nos lo impidió» (1ª Ts 2: 18).
Al parecer está usando el «nosotros» más frecuentemente en esta epístola como una manera cortés de incluir en la carta a esa iglesia a Silas y a Timoteo, que habían pasado tanto tiempo en la iglesia de Tesalónica. Pero los Tesalonicenses habrían tenido escasa duda de quién realmente estaba a cargo de esta gran misión a los gentiles, y en cuya autoridad apostólica dependía la carta primordialmente (o exclusivamente).
Así que es simplemente posible que Silas mismo fue un apóstol, y que 1ª Tesalonicenses 2: 6 lo sugiera. Él fue un dirigente principal de la iglesia de Jerusalén (Hch 15: 22), y bien pudo haber visto a Jesús después de su resurrección, y luego ser nombrado apóstol. Pero no podemos saberlo con certeza.
La situación con Timoteo es diferente, sin embargo. Así como él queda excluido del «nosotros» de 1ª Tesalonicenses 2: 2 (y 3: 1-2), parece que se le excluye del «nosotros» de 1 Tesalonicenses 2: 6. Es más, como nativo de Listra (Hch 16: 1-3) que había aprendido de Cristo de su abuela y madre (2ª Ti 1: 5), parece imposible que hubiera estado en Jerusalén antes de Pentecostés y hubiera allí visto al Señor resucitado y llegado a creer en él, y luego de repente ser nombrado como apóstol.
Además, el patrón de Pablo de escribir en sus cartas siempre guarda celosamente el título (apóstol) para sí mismo, nunca permitiendo que se lo aplique a Timoteo o a algún otro de sus compañeros de viaje (notar 2ª Co 1: 1; Col 1: 1: (Pablo, apóstol de Cristo Jesús y el hermano Timoteo); y luego Flp 1: 1: (Pablo y Timoteo, siervos de Cristo Jesús). Así que a Timoteo, por el papel importante que tuvo, no se le debe considerar correctamente como uno de los apóstoles.
Esto nos da un grupo limitado pero de alguna manera imprecisa en número que tenía el oficio de «apóstoles de Jesucristo». Parece haber habido por lo menos quince, y tal vez dieciséis o incluso unos pocos más que no se mencionan en el Nuevo Testamento.
Sin embargo, parece bastante cierto que ninguno fue nombrado después de Pablo.
Cuando Pablo menciona las apariciones del Cristo resucitado, recalca la manera inusual en que Cristo se le apareció a él, y conecta esto con la declaración de que fue la «última» de las apariciones, y que él mismo es en verdad «el más insignificante de los apóstoles y que ni siquiera merezco ser llamado apóstol», y que se apareció a Cefas, y luego a los doce.
Después Se Apareció A Más De Quinientos Hermanos A La Vez, La Mayoría De Los Cuales Vive Todavía, Aunque Algunos Han Muerto. Luego Se Apareció A Jacobo, Más Tarde A Todos Los Apóstoles, Y Por Último, Como A Uno Nacido Fuera De Tiempo, Se Me Apareció También A Mí.
Admito que yo soy el más insignificante de los apóstoles y que ni siquiera merezco ser llamado apóstol, porque perseguí a la iglesia de Dios (1ª Co 15: 5-9).
C. SUMARIO:
La palabra apóstol se puede usar en un sentido amplio o estrecho. En un sentido amplio, simplemente quiere decir (mensajero» o «misionero pionero».
Pero en un sentido estrecho, el sentido más común en el Nuevo Testamento, se refiere a un oficio específico: «apóstol de Jesucristo». Estos apóstoles tuvieron autoridad única para fundar y gobernar la iglesia primitiva, y pudieron hablar y escribir palabras de Dios. Muchas de sus palabras escritas llegaron a ser las Escrituras del Nuevo Testamento.
A fin de reunir los requisitos como apóstol, el individuo:
(1) Tenía que haber visto con sus propios ojos a Cristo después de que Jesús resucitó de los muertos, y.
(2) Tenía que haber sido específicamente nombrado por Cristo como apóstol. Hubo un número limitado de apóstoles, tal vez quince o dieciséis, o tal vez unos pocos más; el Nuevo Testamento no es explícito en cuanto al número, A los doce apóstoles originales (los once más Matías) se les unieron Bernabé y Pablo, muy probablemente Jacobo, tal vez Silas, e incluso tal vez Andrónico y junias, y unos pocos más que no se nombran.
Parece que no hubo apóstoles nombrados después de Pablo, y ciertamente, puesto que nadie hoy puede reunir el requisito de haber visto con sus propios ojos a Cristo resucitado, no hay apóstoles hoy: En lugar de apóstoles vivos presentes en la iglesia para enseñar y gobernarla, tenemos más bien los escritos de los apóstoles en los libros del Nuevo Testamento. Esas Escrituras del Nuevo
Testamento cumplen para la iglesia hoy la enseñanza y funciones gobernantes absolutamente autoritativas que fueron cumplidas por los mismos apóstoles durante los años iniciales de la iglesia.
Aunque algunos pueden usar la palabra apóstol en los idiomas modernos para referirse a iniciadores de iglesias o evangelistas muy eficaces, parece inapropiado y nada provechoso hacerlo así, porque simplemente confunde a las personas que leen el Nuevo Testamento y ven la alta autoridad que se atribuye al oficio del «apóstol» allí. Vale la pena notar que ningún dirigente importante en la historia del cristianismo, ni Atanasia ni Agustín, ni Lutero ni Calvino, ni Wesley ni Whitefield, se aplicaron a sí mismos el título de «apóstol» o permitieron que se les llame apóstoles.
Si alguien en tiempos modernos quiere tomar para sí mismo el título «apóstol», eso de inmediato levanta la suspicacia de que puede estar motivado por orgullo inapropiado y deseos de exaltación propia, junto con ambición excesiva y un deseo de tener mucha más autoridad en la iglesia que cualquier persona legítimamente debe tener.
NOTA: Alguien podría objetar que Cristo podría aparecerse a alguien hoy y nombrarlo apóstol. Pero la naturaleza fundamental del oficio de apóstol (Ef. 2: 20; Ap 21:1 4) y el hecho de que Pablo se ve a sí mismo como el último a quien Cristo se le apareció y lo nombró apóstol «'Y por último, como a uno nacido fuera de tiempo», 1Co 15:8), indica que esto no va a suceder.
Es más, los propósitos de Dios en la historia de la redención parecen haber sido dados a los apóstoles sólo al principio de la edad de la iglesia (ver Ef. 2:20).
Otra objeción a la idea de que no hay apóstoles hoy. Que surge especialmente de personas del movimiento carismático. Es el argumento de que el «ministerio quíntuple» de Ef. 4: 11 debe continuar hoy, y que debemos tener
(1) Apóstoles,  (2) Profetas,  (3) Evangelistas,  (4) Pastores y (5) Maestros,
Puesto que Pablo dice que Cristo «constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; y a otros, pastores y maestros» (Ef 4:11).
Sin embargo, Ef 4: 11 habla de un suceso de una vez por todas en el pasado (notar el aoristo kai edoken, «y él dio»), cuando Cristo ascendió al cielo (vv. 8-10) Y luego en Pentecostés derramó los dones iniciales sobre la iglesia, dándole a la iglesia apóstoles, profetas, evangelistas, y pastores maestros (o pastores y maestros).
Si Cristo más tarde dio o no dio más personas para cada uno de estos cargos no se puede decidir partiendo de este versículo solo, sino que se debe decidir basándose en otras enseñanzas del Nuevo Testamento sobre la naturaleza de estos oficios, y si se esperaban que continúen.
De hecho, vemos que hubo muchos profetas, evangelistas, y pastores maestros establecidos por Cristo en todas las iglesias iniciales, pero que hubo solamente otro apóstol más dado después del tiempo inicial (Pablo, «el último de todos», en circunstancias inusuales en el camino a Damasco).
Ver, por ejemplo, Millard Erickson, Christian Theology, p. 1084.
La palabra que en el Nuevo Testamento se traduce «anciano» es la palabra griega presbúteros que también se usa en otros contextos para indicar simplemente una persona de mayor edad.
2. ANCIANO (PASTOR, SUPERVISOR, OBISPO).
A. ANCIANOS PLURALES: EL PATRÓN EN TODAS LAS IGLESIAS DEL NUEVO TESTAMENTO:
El siguiente oficio de la iglesia que se considera es el de «anciano». Aunque algunos han argumentado que en el Nuevo Testamento son evidentes diferentes formas del gobierno de la iglesia, lo un estudio de los textos relevantes muestra que lo opuesto es verdad: hay en las iglesias del Nuevo Testamento un patrón bastante consistente de ancianos plurales como el grupo principal gobernante.
Por ejemplo, en Hechos 14: 23 leemos: « En cada iglesia nombraron ancianos y, con oración y ayuno, los encomendaron al Señor, en quien habían creído». Esto es en el primer viaje misionero de Pablo, cuando él regresa por las ciudades de Listra, Iconio y
Antioquía. Indica que el procedimiento normal de Pablo desde el tiempo de su primer viaje misionero fue establecer un grupo de ancianos en cada iglesia poco después de que la iglesia empezó. Sabemos que Pablo también estableció ancianos en la iglesia de Éfeso, porque leemos: «Desde Mileto, Pablo mandó llamar a los ancianos de la iglesia de Éfeso» (Hch 20: 17).
Es más, a los ayudantes apostólicos de Pablo al parecer se les instruyó que realicen un proceso similar, porque Pablo le escribe a Tito: «Te dejé en Creta para que pusieras en orden lo que quedaba por hacer y en cada pueblo nombraras ancianos de la iglesia, de acuerdo con las instrucciones que te di» (Tit 1: 5).
Poco después de que se había establecido una iglesia, de nuevo vemos ancianos establecidos en oficio, en «todo pueblo» en el que había una iglesia. Y Pablo le recordó a Timoteo del tiempo «cuando los ancianos te impusieron las manos» (1ª Ti 4: 14).
Santiago escribe: «¿Está enfermo alguno de ustedes? Haga llamar a los ancianos de la iglesia para que oren por él y lo unjan con aceite en el nombre del Señor» (Stg 5: 14). Esta es una afirmación significativa porque la Epístola de Santiago es una carta general escrita a muchas iglesias, a tóelos los creyentes esparcidos por todas partes, a quienes Santiago caracteriza como «las doce tribus que se hallan dispersas por el mundo» (Stg 1: 1).
Indica que Santiago esperaba que hubiera ancianos en toda iglesia del Nuevo Testamento a la que fue su epístola general; es decir, a todas las iglesias en existencia en ese tiempo.
Una conclusión similar se puede derivar de 1ª Pedro. Pedro escribe: «A los ancianos que están entre ustedes, les ruego esto: cuiden como pastores el rebaño de Dios que está a su cargo» (1 P 5:1-2). Primera de Pedro también es una epístola general, escrita a docenas de iglesias esparcidas por cuatro provincias romanas en Asia Menor (ver 1ª P 1: 1; Bitinia y Ponto constituían una sola provincia romana).
Lejos de esperar diferentes clases de gobierno de iglesia cuando escribe (alrededor del 62 d.C., más de 30 años después de Pentecostés) Pedro da por sentado que todas estas iglesias, sean fundadas por Pablo o por otros, sean predominantemente gentiles o predominantemente judías, o incluso divididas en su constitución, tendrían ancianos dirigiéndolas.
Es más, había ancianos en la iglesia de Jerusalén (Hch 11: 30; 15:2), y, aunque no se usa la palabra ancianos, había una pluralidad de líderes en la congregación a la que se dirige la epístola a los Hebreos, porque el autor dice: «Obedezcan a sus dirigentes y sométanse a ellos, pues cuidan de ustedes como quienes tienen que rendir cuentas» (Heb 13: 17).
Dos conclusiones significativas se pueden derivar de este estudio de la evidencia dada por el Nuevo Testamento. Primera, ningún pasaje sugiere que alguna iglesia, por pequeña que sea, tuvo un solo anciano. El patrón consistente del Nuevo
Testamento es una pluralidad de ancianos (en toda iglesia) (Hch 14: 23) y «en todo pueblo» (Tit 1:5). Segunda, no vemos una diversidad de formas de gobierno en la iglesia del Nuevo Testamento, sino un patrón unificado y consistente en el que toda iglesia tenía ancianos gobernándola y cuidando de ella (Hch 20: 28; Heb 13:17; 1ª P 5: 2-3).
NOTA: Algunos han sugerido que tal vez había un anciano en toda (Iglesia de hagan' en una ciudad, y que todos esos ancianos de las diferentes iglesias de hogar juntos constituían los ancianos que Tito debía nombrar en cada ciudad.
Sí esto fue cierto, tal vez se podría dar algún respaldo a la idea de un pastor (anciano) sobre cada iglesia.
En respuesta a esta sugerencia debemos notar que esta es una teoría sin ninguna evidencia para respaldarla, porque ningún versículo de Nuevo Testamento sugiere la idea de que había sólo un anciano en cada iglesia de hogar». En términos de evidencia de respaldo, esta sugerencia está en la misma categoría de la afirmación: «Tal vez todos los ancianos de Creta eran ciegos del ojo izquierdo».
Por supuesto, los eruditos pueden decir «tal vez a cualquier suceso para e! que no hay evidencia, pero tales declaraciones no deben llevar peso en nuestros esfuerzos por determinar qué patrón de gobierno de la iglesia existía en realidad en el primer siglo.
B. OTROS NOMBRES PARA LOS ANCIANOS: PASTORES, SUPERVISORES, OBISPOS:
En el Nuevo Testamento a los ancianos también se le llama «pastores», «obispos» o «supervisores»,
La palabra menos comúnmente usada (por lo menos en forma de sustantivo» es pastor (gr. poimen). Tal vez sea sorpresa para nosotros enteramos de que esta palabra, que ha llegado a ser tan común en el inglés y español, sólo ocurre una vez en el Nuevo Testamento cuando se habla de un oficial de la iglesia. En Efesios 4: 11 Pablo escribe: «Él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; y a otros, pastores y maestros».
El versículo probablemente se traduciría mejor como «pastores maestros» (un grupo) antes que «pastores y maestros» (sugiriendo dos grupos) debido a la construcción del griego (aunque no todos los expertos del Nuevo Testamento concuerdan con esa traducción).
La conexión con la enseñanza sugiere que estos pastores eran algunos (o tal vez todos) los ancianos que realizaban la tarea de enseñar, porque una calificación para el anciano es que debe ser «capaz de enseñar» (1ª Ti 3: 2).
Aunque el sustantivo pastor (poimen) no se usa para referirse a los oficiales de la iglesia en ninguna otra parte del Nuevo Testamento,14 el verbo relativo que quiere decir «actuar como pastor» (gr. poimano) se aplica a los ancianos en el discurso de Pablo a los ancianos de Éfeso. Les dice: «para pastorear la iglesia de Dios» (HH. 20: 28, literalmente traduciendo el verbo poimaino), y en la misma frase se refiere al pueblo de Dios como «todo el rebaño» usando otro sustantivo relacionado (gr. poimnion) que quiere decir «un rebaño de ovejas».
Así que Pablo directamente encomienda a estos ancianos de Éfeso que actúen como «pastores».
El mismo verbo se usa en 1 Pedro 5:2, en donde Pablo les dice a los ancianos que pastoreen (poimaino) el rebaño de Dios que está a su cargo (traducción del autor).
Luego, dos versículos más adelante, a Jesús se le llama el pastor principal o «el Pastor supremo» (arquipoimen, 1ª P 5: 4), implicando muy claramente que Pedro también veía a los ancianos como pastores de la iglesia. Por consiguiente, aunque el sustantivo pastor se usa sólo una vez para referirse a los ancianos, el verbo relativo se usa dos veces en pasajes que explícitamente identifican la tarea de pastorear con el oficio de anciano.
Otro término que se usa para los ancianos en el Nuevo Testamento es la palabra griega epískopos que se traduce como «supervisor» u «obispo», dependiendo del pasaje individual en la traducción en el inglés.
Pero la palabra también parece muy claramente ser otro término para ancianos en el uso del Nuevo Testamento.
Por ejemplo, cuando Pablo ha llamado a los ancianos de la iglesia de Éfeso (Hch 20: 17), les dice: Tengan cuidado de sí mismos y de todo el rebaño sobre el cual el Espíritu Santo los ha puesto como obispos (gr. episkopos) (Hch 20:28). Pablo de buen grado se refiere a estos ancianos de Éfeso como «obispos».
En 1ª Timoteo 3: 1-2 Pablo escribe: «Si alguno desea ser obispo, a noble función aspira. Así que el obispo debe ser intachable». Debemos recordar que Pablo le está escribiendo a Timoteo, cuando Timoteo está en Éfeso (ver 1ª Ti 1: 3: «que permanecieras en Éfeso») y ya sabemos por Hechos 20 que hay ancianos en Éfeso (Hch. 20: 17-38).
Todavía más, en 1ª Timoteo 5: 17 vemos que los ancianos gobernaban la iglesia de Éfeso cuando Timoteo estaba allí, porque dice: «Los ancianos que dirigen bien los asuntos de la iglesia son dignos de doble honor».
Ahora bien, los «obispos» en 1ª Timoteo 3: 2 también deben gobernar sobre la iglesia de Éfeso porque un requisito es que «Debe gobernar bien su casa porque el que no sabe gobernar su propia familia, ¿cómo podrá cuidar de la iglesia de Dios?» (1ª Ti 3: 4-5). Así que aquí también parece que «obispo» es simplemente otro término para anciano, puesto que estos «obispos» cumplen la misma función como los ancianos muy claramente en otras partes en la epístola y en Hechos 20.
En Tito 1: 5 Pablo le dice a Tito que «en cada pueblo nombraras ancianos» y le menciona algunos requisitos (v. 6). Luego en la frase que sigue (v. 7), explica el porqué de esos requisitos, y empieza diciendo: «El obispo tiene a su cargo la obra de Dios, y por lo tanto debe ser intachable». Aquí de nuevo usa la palabra «obispo» para referirse a los ancianos que Tito debe nombrar, dando otra indicación de que los términos anciano y obispo eran intercambiables.
Finalmente, en Filipenses 1: 1 Pablo escribe: «a todos los santos en Cristo Jesús que están en Filipos, junto con los obispos y diáconos». Aquí parece apropiado pensar que «obispos» es otro término para «ancianos», porque ciertamente había ancianos en Filipos, puesto que era práctica de Pablo establecer ancianos en toda iglesia (ver Hch 14: 23).
Y si había ancianos gobernando en la iglesia de Filipos, es inconcebible que Pablo escribiera a la iglesia y destacara a los obispos y diáconos, pero no a los ancianos, si sus oficios fueran tan diferentes del de los ancianos. Por consiguiente, por «obispos y diáconos» Pablo debe haber querido decir lo mismo como «ancianos y diáconos».
Aunque en algunas partes del cristianismo del segundo siglo d.C. y para adelante, la palabra obispo se ha usado para referirse a un solo individuo con autoridad sobre varias iglesias, este fue un desarrollo posterior del término y no se halla en el mismo Nuevo Testamento.
NOTA: La frase «a algunos pastores y maestros» tiene sólo un artículo definido frente a los dos nombres unidos por kai «y»), construcción que en e! griego siempre indica que e! escritor ve los dos sustantivos como unificados de alguna manera.
Esta construcción a menudo se usa en donde los dos sustantivos se refieren a la misma persona o cosa, pero a veces se usa de dos diferentes personas o grupos vistos como una unidad.
En cualquier caso, la frase ligar a «pastores» y «maestros» más íntimamente que cualquier otro título.
Sin embargo, se la usa varias veces para hablar del «pastor» que cuida sus ovejas.
La palabra pastor del español se deriva de un término latino que quiere decir «uno que cuida ovejas».
La NIV, en inglés, usa regularmente «supervisor» en lugar de «obispo» para traducir episkopos.
Incluso el erudito anglicano J. B. Lightfoot dice: «es un hecho ahora generalmente reconocido por los teólogos de todos los matices de opinión, que en el lenguaje del Nuevo Testamento al mismo oficio de la iglesia se llama indistintamente «obispo» (epískopos) y «anciano» o «presbítero» (presbuteros) (St. Paul's Epistle to the Philippians [Zondervan, Grand Rapids, 1953; primero publicada 1868], p. 95; en pp. 95-99 Lightfoot considera la información que respalda esta conclusión).
C. LAS FUNCIONES DE LOS ANCIANOS:
Uno de los principales papeles de los ancianos en el Nuevo Testamento es gobernar a las iglesias del Nuevo Testamento. En 1ª Timoteo 5: 17 leemos: «Los ancianos que dirigen bien los asuntos de la iglesia son dignos de doble honor».
Anteriormente en la misma epístola Pablo dice que el obispo (o anciano) «Debe gobernar bien su casa y hacer que sus hijos le obedezcan con el debido respeto; porque el que no sabe gobernar su propia familia, ¿cómo podrá cuidar de la iglesia de Dios?» (1ª Ti 3: 4-5).
Pedro también indica una función de gobierno para los ancianos cuando les exhorta:
Cuiden Como Pastores El Rebaño De Dios Que Está A Su Cargo, No Por Obligación Ni Por Ambición De Dinero, Sino Con Afán De Servir, Como Dios Quiere. No Sean Tiranos Con Los Que Están A Su Cuidado, Sino Sean Ejemplos Para El Rebaño. Así, Cuando Aparezca El Pastor Supremo, Ustedes Recibirán La Inmarcesible Corona De Gloria. Así Mismo, Jóvenes, Sométanse A Los Ancianos (1ª P 5: 2-5).
El hecho de que deben actuar como pastores de rebaño de Dios, y el hecho de que no deben ser dominantes (es decir, no deben gobernar rigurosa u opresivamente) fuertemente sugiere que los pastores tienen funciones de gobierno en las iglesias a las cuales Pedro escribe. Esto concuerda con su recomendación de que especialmente los que son jóvenes deben «someterse a los ancianos» (v. 5).
Aunque Hebreos 13:17 no menciona a los ancianos, ciertamente hay algunos oficiales de la iglesia con autoridad para gobernar a la iglesia, porque el autor dice:
«Obedezcan a sus dirigentes y sométanse a ellos, pues cuidan de ustedes como quienes tienen que rendir cuentas». Puesto que el Nuevo Testamento no da indicación de algún otro oficial en la iglesia con este tipo de autoridad, es razonable concluir que la congregación debe someterse y obedecer a sus ancianos. (Esta conclusión también es consistente con la descripción de las responsabilidades que Pablo da a los ancianos de Éfeso en Hechos 20: 28).
Además de la responsabilidad de gobernar, los ancianos también parecen haber tenido algunas responsabilidades de enseñanza en las iglesias del Nuevo Testamento.
En Efesios 4: 11 a los ancianos se les menciona como «pastores maestros» (o, como traducción alterna, pastores a los que se considera muy íntimamente unidos a maestros). Y en 1ª Timoteo 3:2, el obispo (anciano) debe ser «capaz de enseñar». Luego, en 1 Timoteo 5: 17 Pablo dice: «Los ancianos que dirigen bien los asuntos de la iglesia son dignos de doble honor, especialmente los que dedican sus esfuerzos a la predicación ya la enseñanza».
Aquí Pablo parece implicar que hay un grupo especial de ancianos que «dedican sus esfuerzos a la predicación y a la enseñanza». Esto quiere decir por lo menos que hay algunos entre los ancianos que dedican más tiempo a las actividades de predicar y enseñar, e inclusive puede tal vez querer decir que hay algunos que se «dedican» en el sentido de que se ganan la vida de esa predicación y enseñanza.
Las mismas conclusiones se pueden derivar de Tito, en donde Pablo dice que el anciano «Debe apegarse a la palabra fiel, según la enseñanza que recibió, de modo que también pueda exhortar a otros con la sana doctrina y refutar a los que se opongan» (Tit 1: 9).
En las iglesias del Nuevo Testamento los ancianos, entonces, tienen la responsabilidad de gobernar y enseñar.
NOTA: Para una defensa de la noción de en 1ª P 5: 5 se hace referencia a los oficiales de la iglesia y no sólo a personas de edad anciana, ver Wayne Grudem, The Fírst Epistle of Peter, pp. 192-93.
Pablo nunca dice que todos los ancianos deben ser capaces de enseñar en público o predicar sermones a la congregación, y sería razonable pensar que el que es «capaz de enseñar» pudiera ser alguien que puede explicar en privado la palabra de Dios.
Así que tal vez no todos los ancianos son llamados a enseñar en público; tal vez no todos tienen dones para enseñar de esa manera específica. Lo que sí es claro aquí es que Pablo quiere garantizar que los ancianos tengan una comprensión madura y sólida de las Escrituras y puedan explicarla a otros.
D. REQUISITOS DE LOS ANCIANOS:
Cuando Pablo menciona los requisitos para los ancianos, es significativo que combina requisitos en cuanto a rasgos de carácter y actitudes del corazón con requisitos que no se pueden llenar en un tiempo breve sino que sólo serán evidentes en un período de varios años de vida cristiana fiel:
Así Que El Obispo Debe Ser Intachable, Esposo De Una Sola Mujer, Moderado, Sensato, Respetable, Hospitalario, Capaz De Enseñar; No Debe Ser Borracho Ni Pendenciero,   Ni Amigo Del Dinero, Sino Amable Y Apacible. Debe Gobernar Bien Su Casa Y Hacer Que Sus Hijos Le Obedezcan Con El Debido Respeto; Porque El Que No Sabe Gobernar Su Propia Familia, ¿Cómo Podrá Cuidar De La Iglesia De Dios?
No Debe Ser Un Recién Convertido, No Sea Que Se Vuelva Presuntuoso Y Caiga En La Misma Condenación En Que Cayó El Diablo. Se Requiere Además Que Hablen Bien De Él Los Que No Pertenecen A La Iglesia, Para Que No Caiga En Descrédito Y En La Trampa Del Diablo (1ª Ti 3: 2-7).
De modo similar, pero requisitos con fraseología diferente se halla en Tito 1: 6-9, en donde Pablo dice que Tito debe nombrar ancianos en toda ciudad:
El Anciano Debe Ser Intachable, Esposo De Una Sola Mujer; Sus Hijos Deben Ser Creyentes, Libres De Sospecha De Libertinaje O De Desobediencia. El Obispo Tiene A Su Cargo La Obra De Dios, Y Por Lo Tanto Debe Ser Intachable: No Arrogante, Ni Iracundo, Ni Borracho, Ni Violento, Ni Codicioso De Ganancias Mal Habidas.
Al Contrario, Debe Ser Hospitalario, Amigo Del Bien, Sensato, Justo, Santo Y Disciplinado. Debe Apegarse A La Palabra Fiel, Según La Enseñanza Que Recibió, De Modo Que También Pueda Exhortar A
Otros Con La Sana Doctrina Y Refutar A Los Que Se Opongan (Tit 1: 6-9).
Los que están escogiendo ancianos en las iglesias de hoy harían bien en examinar cuidadosamente a los candidatos a la luz de estos requisitos, y buscar estos rasgos de carácter y patrones de vida santa antes que logros en el mundo, fama o éxito. Especialmente en las iglesias en las sociedades industriales occidentales parece haber una tendencia a pensar que el éxito en el mundo de los negocios (o ley, o medicina, O gobierno) es una indicación de aptitud para el oficio de anciano, pero ésta no es la enseñanza del Nuevo Testamento.
Nos recuerda que los ancianos deben ser «ejemplos del rebaño» en sus vidas diarias, yeso ciertamente incluye su propia relación personal con Dios en la lectura bíblica, oración y adoración.
Tal como Pablo pudo decir: (Imítenme a mí, como yo imito a Cristo» (1ª Co 11: 1; 2ª Ti 3: 10-11), Y tal como pudo ordenarle a Timoteo a que (los creyentes vean en ti un ejemplo a seguir en la manera de hablar, en la conducta, y en amor, fe y pureza) (1ª Ti 4: 12), y así como pudo decirle a Tito: «Con tus buenas obras, dales tú mismo ejemplo en todo.
Cuando enseñes, hazlo con integridad y seriedad, y con un mensaje sano e intachable» (Tit 2: 7-8), así el patrón se debe continuar en la vida de todos los dirigentes de la iglesia hoy. No es opcional que sus vidas sean ejemplos para que otros sigan; es un requisito.
E. ¿QUÉ QUIERE DECIR «ESPOSO DE UNA SOLA MUJER»?
El requisito de (esposo de una sola mujer» (1ª Ti 3: 2; Tit 1: 6) se ha entendido de diferentes maneras. Algunos han pensado que excluyen del oficio de anciano a los hombres que se han divorciado y han estado casados con alguna otra mujer, puesto que en ese caso habrían sido esposos de dos esposas. Pero esto no parece ser una comprensión correcta de estos versículos.
Una mejor interpretación es que Pablo está prohibiendo que un polígamo (un hombre que al presente tiene más de un esposa) sea anciano. Varias razones respaldan esta noción:
(1) todos los demás requisitos mencionados por Pablo se refieren a la situación presente del hombre y no a toda su vida pasada. Por ejemplo, 1ª Timoteo 3: 1-7 no quiere decir «uno que nunca ha sido violento», sino «uno que ahora no es violento, sino amable». No quiere decir «uno que nunca ha sido amante del dinero», sino «uno que ahora no es amante del dinero». No quiere decir «uno que toda su vida ha sido intachable», sino «uno que ahora es intachable». Si hiciéramos que estos requisitos se apliquen a toda la vida pasada de uno, entonces excluiría del cargo casi a todo el que llega a ser creyente como adulto, porque es dudoso que algún no creyente pudiera reunir estos requisitos.
(2) Pablo pudo haber dicho «habiendo estado casados sólo una vez» si hubiera querido decirlo, pero no lo dijo.
(3) No debemos impedir que los viudos que se han vuelto a casar sean ancianos, pero eso sería necesario si tomamos la frase como queriendo decir «habiendo estado casados sólo una vez». Los requisitos para el anciano se basan en el carácter moral y espiritual del hombre, y no hay nada en la Biblia que sugiera que el hombre que se ha vuelto a casar después de que su esposa ha muerto tenga requisitos morales o espirituales más bajos.
(4) La poligamia era posible en el primer siglo. Aunque no era común, se practicaba la poligamia, especialmente entre los judíos. El historiador judío Josefo dice: «Porque es una costumbre ancestral de nosotros tener varias esposas al mismo tiempo»." La legislación rabínica también regula las costumbres de herencia y otros aspectos de la poligamia.
Por consiguiente, es mejor entender «esposo de una sola mujer» como que prohíbe al polígamo ocupar el cargo de anciano. Estos versículos no dicen nada en cuanto al divorcio y nuevo matrimonio con respecto a los requisitos para un cargo en la iglesia.
NOTA: La expresión griega para «habiendo estado casado sólo una vez» seria jápax guegamemenos usando la palabra «una sola vez" (jápax) más un participio perfecto. Dando el sentido: «habiendo estado casado una sola vez y continuando en ese estado resultante de ese matrimonio». (Tal construcción se halla, por ejemplo, en Heb 10: 2, y una construcción similar se halla en Heb 9:26. Expresiones relativas con verbos en aoristo se hallan en Heb 6: 4; 9: 28, y Jud 3).
Otra manera en que Pablo pudo haber expresado la idea de haber estado casado sólo una vez seria usando un participio perfecto de ginomai para decir: «habiendo sido esposo de una sola esposa» (gegonos mias gunaikos aner).
Esto es, de hecho, la fuerza del requisito para las viudas en 1ª Ti 5: 9: «que haya sido esposa de un solo marido» (RVR; la fuerza del participio perfecto gegonuia (de ginomai) sigue de la frase previa, y todos los requisitos para inscribir a las viudas en 1ª Ti 5: 9-10 hablan de la historia pasada en sus vidas). Pero en 1ª Ti 3: 2 y Tit 1: 6 el sentido es diferente, porque se usan formas del tiempo presente de eimi «<ser»): (literalmente): «Es necesario que el obispo sea intachable, esposo de una esposa».
Algunos intérpretes de la iglesia primitiva en efecto trataron de excluir de los cargos de la iglesia a viudos que se habían vuelto a casar (ver, por ejemplo Apostolic Constitutions 2. 2; 6. 17 [siglos tercero o cuarto d.C.], y Apostolic Canons 17 [siglos cuarto o quinto d. C.J, pero estas afirmaciones no reflejan una perspectiva bíblica sino un falso ascetismo que sostenía que el celibato en general era superior al matrimonio. (Estos textos se pueden hallar en la serie Ante-Nicene Fathers, 7: 396,457, y 501).
Sin embargo, Crisóstomo (m. 407 d.C.) entendió 1ª Ti 3: 2 como prohibiendo la poligamia, y no un segundo matrimonio después de la muerte o divorcio (ver sus Homilias sobre 1ª Ti 3: 2).
Josefo, Antiquities 17.14; en 17.19 menciona a las nueve mujeres que estaban casadas con el rey Herodes al mismo tiempo.
Ver Mishnah, Yebamoth 4:11; Ketuboth 10: 1,4,5; Sanhedrin 2:4; Kerithoth 3:7; Kiddushin 2:7; Bechoroth 8:4 . Otra evidencia de la poligamia judía se halla en Justino Mártir, Dialogue wat Trapo, capítulo 134. La evidencia para la poligamia entre no judíos no es extensa pero se indica en Herodoto (m. 420 a.C.) 1.135; 4.155; 2 Mac. 4:30 (alrededor de 170 a.c.); Tertuliano, Apología 46.
F. LA INVESTIDURA PÚBLICA DE ANCIANOS:
En conexión con la consideración de ancianos Pablo dice: «No te apresures a imponerle las manos a nadie» (1ª Ti 5: 22). Aunque el contexto no especifica un proceso de selección de ancianos, el contexto inmediatamente precedente (1ª Ti 5: 17-21) trata por entero de los ancianos, y la imposición de manos sería una ceremonia apropiada para apartar a alguien para el oficio de anciano (nótese la imposición de manos para ordenar o establecer personas en ciertos oficios o tareas en Hch 6: 6; 13: 3; 1ª Ti 4: 14).
Por consiguiente, el apartar ancianos parece ser la posibilidad más probable de la acción que Pablo tiene en mente. En este caso él estaría diciendo: «No te apresures a ordenar a algunos como ancianos». Esto sería consistente con un proceso por el que los diáconos también «primero sean puestos a prueba, y después, si no hay nada que reprocharles, que sirvan como diáconos» (1ª Ti 3: 10).
Aunque Pablo en efecto ordenó andanas bastante temprano después del establecimiento de cada iglesia (Hch 14: 23), aquí advierte que tal nombramiento no debe ser precipitado, para que no se cometa una equivocación. Y en todo el proceso la iglesia debe ser cuidadosa para no juzgar como el mundo juzga, porque «el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón» (1ª S 16: 7, RVR; 1ª Co 5: 16).
Esta necesidad de evaluación de fa condición espiritual también fue evidente cuando los apóstoles animaron a la iglesia de Jerusalén a seleccionar a «siete hombres de buena reputación, llenos del Espíritu y de sabiduría, para encargarles esta responsabilidad» (Hch 6: 3). Entre los escogidos que estuvo «Esteban, hombre lleno de fe y del Espíritu Santo» (Hch 6: 5).
Debemos también notar que el nombramiento de ancianos en las primeras iglesias de Pablo fue acompañado por «oración y ayuno», tal vez en conexión con el proceso de selección de ancianos. (Nótese el ejemplo de Jesús que «se fue Jesús a la montaña a orar, y pasó toda la noche en oración a Dios» antes de escoger a sus doce discípulos [Lc 6: 12-13J).
3. DIÁCONO.
La palabra diácono es traducción de la palabra griega diákonos que es la palabra ordinaria para «sirviente» cuando se usa en el contexto que no tiene que ver con oficiales de la iglesia.
A los diáconos se les menciona claramente en Filipenses 1: 1: «A todos los santos en Cristo Jesús que están en Filipos, junto con los obispos y diáconos». Pero no se especifica su función, aparte de indicar que Son diferentes de los obispos (ancianos).
A los diáconos también se les menciona en 1ª Timoteo 3: 8-13 en un pasaje más extenso:
Los Diáconos, Igualmente, Deben Ser Honorables, Sinceros, No Amigos Del Mucho Vino Ni Codiciosos De Las Ganancias Mal Habidas. Deben Guardar, Con Una Conciencia Limpia, Las Grandes Verdades De La Fe. Que Primero Sean Puestos A Prueba, Y Después, Si No Hay Nada Que Reprocharles, Que Sirvan Como Diáconos.
Así mismo, las esposas de los diáconos [o «mujeres»; el griego puede tomar cualquiera de estos significados] deben ser honorables, no calumniadoras sino moderadas y dignas de toda confianza.
El diácono debe ser esposo de una sola mujer y gobernar bien a sus hijos y su propia casa. Los que ejercen bien el diaconado se ganan un lugar de honor y adquieren mayor confianza para hablar de su fe en Cristo Jesús (1ª Ti 3: 8-13).
Aquí no se describe la función de los diáconos, pero los requisitos para los diáconos sugieren algunas funciones. Por ejemplo, parece que tuvieron alguna responsabilidad en hacerse cargo de las finanzas de la iglesia, puesto que tenían que ser personas «no codiciosas de las ganancias mal habidas» (v. 8).
Tal vez tenían algunas responsabilidades administrativas en otras actividades de la iglesia también, porque debían «gobernar bien a sus hijos y su propia casa» (v. 12). También tal vez ministraban a las necesidades físicas de los que necesitaban ayuda en la iglesia o en la comunidad (ver la explicación de Hechos 6 abajo).
Todavía más, en el versículo 11 se habla de sus esposas (como yo pienso que lo dice), entonces también sería probable que ellos participaran en la visitación de casa en casa y el asesoramiento, porque las esposas deben ser« no calumniadoras».
No sería bueno para los diáconos si sus esposas (que sin duda también participaban en la oración y el asesoramiento junto con los diáconos) regaban asuntos confidenciales por toda la iglesia. Pero estas son sólo sugerencias de posibles aspectos de responsabilidad que sugiere este pasaje.
El sustantivo diácono no se usa en Hechos 6: 1-6, sino un verbo relacionado (gr. diaconeo, «servir») se halla en el versículo 2: «No está bien que nosotros los apóstoles descuidemos el ministerio de la palabra de Dios para se1YÍr las mesas». Aquí los apóstoles que gobernaban la iglesia de Jerusalén hallaron necesario delegar a otros algunas responsabilidades administrativas.
En este caso, las responsabilidades incluyeron la distribución de comida a las viudas necesitadas. Parece apropiado pensar de aquellos siete hombres eran «diáconos» aunque el sustantivo diácono tal vez no había llegado a aplicarse a ellos cuando empezaron esta responsabilidad, porque parece que se les asignan tareas que encajan bien con las responsabilidades de los diáconos que se sugieren en 1ª Timoteo 3: 8-12.
Hay otros pasajes en los que es dificil saber si el Nuevo Testamento está hablando del diácono como un oficial especial de la iglesia o simplemente está usando la palabra para referirse a un «sirviente» en un sentido general. Esta es la dificultad en Romanos 16: 1, en donde a Febe se la llama «sirvienta» o una «diaconisa» o «diácono» (este tipo de sustantivo griego tiene la misma forma tanto en género masculino como femenino, así que simplemente es cuestión de cuál palabra en español es la más apropiada) de la iglesia en Cencrea.
Debido al mismo requisito de Pablo de que el diácono debía ser «esposo de una mujer» (1ª Ti 3: 12), la traducción «sirviente» parece preferible en Romanos 16: 1 (diákonos toma este sentido en Ro 13: 4; 15: 8; y 1ª Co 3: 5).
En general, los versículos sobre los diáconos muestran que ellos tenían cargos reconocidos para «servir» a la iglesia de varias maneras. Hechos 6: 1-6 sugiere que tenían algunas responsabilidades administrativas, pero con todo estaban sujetos a la autoridad de los que tenían gobierno sobre toda la iglesia.
Es significativo que en ninguna parte del Nuevo Testamento los diáconos tienen autoridad de gobierno sobre la iglesia como los ancianos, ni tampoco se exige que los diáconos sean capaces de enseñar las Escrituras o doctrina sana.
NOTA: No hemos considerado el oficio que ocupó Timoteo y Tito bajo la categoría de apóstol ni bajo la categoría de anciano. Esto se debe a que Timoteo y Tito. Junto con algunos de los otros colaboradores de Pablo, no son apóstoles, pero tampoco son ancianos o diáconos. Parecen caer en Una categoría inusual que pudiéramos llamar «ayudantes apostólicos», porque tuvieron alguna autoridad delegada de los apóstoles para supervisar a las primeras iglesias mientras estaban siendo establecidas.
Puesto que hoy no hay apóstoles vivos a los que personas como estas deberían rendir cuentas y de quienes derivarían su autoridad, no debemos esperar tener ningún ayudante apostólico como estos en la iglesia de hoy tampoco.
Algunos han argumentado que 1ª Ti 3: 11 se refiere a diaconisas: «Así mismo, las esposas de los diáconos deben ser honorables, no calumniadoras sino moderadas y dignas de toda confianza»,
4. ¿OTROS OFICIOS?
En muchas iglesias de hoy hay otros oficiales, tales como tesorero, moderador (el responsable por presidir en las reuniones de negocios de la iglesia), o fideicomisarios (en algunas formas de gobierno de la iglesia éstas son personas que tienen responsabilidad legal por las propiedades de la iglesia).
Todavía más, las iglesias que tienen más de un miembro de personal a sueldo pueden tener algunos miembros del personal (tal como el director de música, director de educación, obrero juvenil, etc.) a los que «públicamente se les reconoce como teniendo derecho y responsabilidad de realizar estas funciones en la iglesia», y que por esto encajan en nuestra definición de oficial de la iglesia, y que tal vez incluso reciban paga para realizar esas funciones como ocupación a tiempo completo, pero que tal vez no sean ancianos o diáconos en la iglesia.
Parece no haber razón alguna para decir que éstos no deberían ser también oficios en la iglesia, aunque todos ellos probablemente se podrían poner en la categoría bien sea de anciano o diácono (la mayoría de los mencionados arriba bien podrían ser diáconos con responsabilidades específicas, o el moderador también podría ser un anciano que simplemente modera las reuniones de negocios de la iglesia).
Con todo, si estos y otros cargos similares parecen útiles para el funcionamiento de la iglesia, parece no haber razón por la que no se deba establecerlos. Sin embargo, si se los establece, sería necesario ver que no resten la importancia a los oficios específicamente mencionados en las Escrituras, y que no tengan ninguna autoridad que no esté sujeta a la autoridad gobernante de esos oficiales que claramente se mencionan en las Escrituras.
Si los que tienen oficios no mencionados en las Escrituras adquieren influencia o autoridad significativa, entonces es mucho menos probable que la gente de la congregación o los que ostentan los cargos miren a las Escrituras y hallen descripciones detalladas de cómo deben actuar y cómo se les debe escoger. Esto tendería a disminuir la autoridad efectiva de las Escrituras para establecer normativas en la iglesia en cuestiones de liderazgo de la iglesia.
Sin embargo, si Timoteo y la iglesia de Éfeso sabían que las mujeres podían ser diáconos, sería muy extraño que Pablo tenga que añadir un versículo separado que hable específicamente en cuanto a las diaconisas, y luego nada más específicamente acerca de ellas de lo que se habría requerido si el versículo no estuviera allí para nada.
Todavía más, parece muy extraño que Pablo inserte sólo un versículo acerca de la diaconisa en medio de cinco versículos (tres precediendo y dos siguiendo) en cuanto a hombres que son diáconos. Por otro lado, un versículo que se refiere a las esposas de los diáconos en medio de una lista de requisitos para los diáconos sería muy apropiado: Pablo en otras partes incluye la conducta de la familia como un aspecto de requisito para el oficio de la iglesia (1ª Ti 3: 2, 4-5).
Es cierto que Pablo simplemente dice «la esposa» en lugar de «sus esposas», pero el griego frecuentemente omite adjetivos posesivos cuando la persona mencionada (hermano, hermana, padre, madre, etc.) tendría una relación obvia a la persona que se está considerando en el contexto inmediato. Para las dos nociones de este versículo, y las dos nociones de si las mujeres deben ser diaconisas hoy,

B. ¿CÓMO SE DEBE ESCOGER A LOS OFICIALES DE LA IGLESIA?

En la historia del cristianismo han habido dos tipos principales de procesos para la selección de oficiales de la iglesia: elección por una autoridad más alta, o selección hecha por la congregación local. En la Iglesia Católica Romana los oficiales son nombrados por una autoridad más alta: el papa nombra cardenales y obispos, y los obispos nombran párrocos. Esto es una (Jerarquía) o sistema de gobierno por un sacerdocio" que es distinto a los laicos en la iglesia.
Este sistema aduce una línea ininterrumpida de descendencia de Cristo y los apóstoles, y aduce que el presente sacerdocio son los representantes de Cristo en la iglesia. Aunque la iglesia de Inglaterra (iglesia episcopal en los Estados Unidos) no se somete al gobierno del papa ni tiene cardenales, tiene ciertas similitudes con el sistema jerárquico de la Iglesia Católica Romana, puesto que es gobernada por obispos y arzobispos, y del clero se piensa como sacerdotes. También afirma la sucesión de los apóstoles, y los sacerdotes y obispos son nombrados por una autoridad más alta fuera de la parroquia local.
A distinción de este sistema de nombramiento por una autoridad más alta, en la mayoría de las demás iglesias protestantes los oficiales de la iglesia son seleccionados por la iglesia local, o por un grupo dentro de la iglesia local, aun cuando la forma de gobierno de la iglesia puede variar en otras maneras significativas (ver abajo). Puesto que este es un aspecto en el que no hay absolutamente ningún pasaje bíblico decisivo, debemos ser pacientes con algo de la diversidad entre evangélicos en este asunto.
Sin embargo, hay varias razones por las que parece más apropiado que los oficiales de la iglesia (tales como anciano y diácono, y ciertamente incluyendo el «pastor») deben ser escogidos o por lo menos afirmados o reconocidos de alguna manera por toda la congregación:
(1) En el Nuevo Testamento hay varios ejemplos en los que los oficiales de la iglesia evidentemente fueron escogidos por toda la congregación. En Hechos 6: 3 los apóstoles no escogieron ellos mismos a los siete primeros diáconos (si los vemos como diáconos), sino que le dijeron a toda la iglesia: «escojan de entre ustedes a siete hombres de buena reputación, llenos del Espíritu y de sabiduría, para encargarles esta responsabilidad».
La selección inicial de estos hombres fue hecha por toda la congregación. Cuando se escogió al reemplazo de Judas para que fuera contado entre los apóstoles, toda la congregación de 120 personas (ver Hch 1: 15) hizo la selección inicial de dos, de los cuales el mismo Señor indicó cuál se debía nombrar:
«Así que propusieron a dos: a José, llamado Barsabás, apodado el Justo, y a Matías» (Hch 1: 23). Al fin del concilio de Jerusalén la iglesia entera tuvo parte con los apóstoles y ancianos para escoger los representantes que llevarían las decisiones a las demás iglesias, porque la selección y el envío fue hecho por «los apóstoles y los ancianos, de común acuerdo con toda la iglesia» (Hch 15: 22; «de común acuerdo», v. 25).
Todavía más, cuando algunas de las iglesias enviaron una ofrenda con Pablo para la iglesia de Jerusalén, las iglesias también enviaron a un representante para que acompañara a Pablo, uno que, conforme a Pablo, «las iglesias lo escogieron para que nos acompañe cuando llevemos la ofrenda» (1A Co 8: 19).
NOTA: La palabra jerarquía significa «gobierno por sacerdotes», y se deriva de las palabras griegas para «sacerdote» 0íereus) y «gobierno» (arqué).
La iglesia metodista en los Estados Unidos de América también tiene nombramientos de clero local por obispos, y tiene algunas similitudes a la iglesia episcopal, de la cual salió.
Se podría objetar que Pablo y Bernabé «nombraron» ancianos en cada iglesia (Hch 14: 23), y Pablo también le dijo a Tito que «nombrara ancianos en cada ciudad» (Tit 1: 5). ¿No parece esto asemejarse más al sistema católico romano o anglicano que a un sistema de selección congregacional? S
in embargo, incluso esos versículos no necesitan implicar que los apóstoles solos hicieron la selección, pero ciertamente podrían incluir consulta congregacional e incluso consentimiento antes de que se haga un nombramiento oficiala investidura (como en el nombramiento en Hch 6:3,6). La palabra nombrar también puede significar «investir».
(2) Otra razón para la participación congregacional en la selección de los oficiales de la iglesia es que en el Nuevo Testamento en general la autoridad gobernante final parece descansar no en algún grupo fuera de la iglesia, o algún grupo dentro de la iglesia, sino en la iglesia como un todo. El paso final en la disciplina eclesiástica antes de la excomunión es «díselo a la iglesia» (Mt 18: 17).
La excomunión, o el acto de excluir a alguien de la comunión de la iglesia, se hace cuando la congregación entera está «reunida» (1a Co 5: 4), y por consiguiente evidentemente la hace la congregación entera.
Otra consideración que es sugestiva, pero no concluyente, es el hecho de que las epístolas que son escritas a iglesias no son enviadas a ancianos ni a algún otro grupo de dirigentes dentro de las iglesias, sino que todas son escritas a iglesias enteras, y a la congregación entera se le anima a leer y se espera que preste atención a estas epístolas (Ro 1:7; 1 Ca 1:2; 2 Ca 1:1; cf. 2 Ca 1:13; Col 4:16; 1a Ti 4: 13). Esto quiere decir que los apóstoles se relacionan directamente con las congregaciones, y no con las congregaciones por medio de los oficiales.
Hay también algunas razones prácticas que se pueden mencionar:
(3) Si la congregación entera selecciona a los oficiales de la iglesia, hay más responsabilidad ante la congregación. Pablo da por sentado algún nivel de responsabilidad cuando provee el hecho de que «dos o tres testigos» puedan presentar una acusación de error en contra de un anciano (1A Ti 5: 19). Esta responsabilidad provee una salvaguarda adicional contra las tentaciones a pecar y la excesiva codicia por poder.
(4) Históricamente, la doctrina falsa a menudo parece ser adoptada primero por los teólogos de la iglesia, luego por los pastores, y por último por los laicos informados que están leyendo la Biblia diariamente y andando con el Señor. Por consiguiente, si los dirigentes empiezan a descarriarse en la doctrina o en la vida, y no hay elección por parte de la congregación, entonces la iglesia como un todo no tiene un medio práctico de sujetar las riendas de la situación y revertida. Pero si los oficiales son elegidos por la iglesia, entonces hay un sistema de «verificación y balance por el que incluso la autoridad gobernante de la iglesia tiene alguna responsabilidad ante la iglesia como un todo.
(5) El gobierno funciona mejor cuando tiene el consentimiento de los gobernantes (en el A. T. Éx 4: 29-31; 1a S 7: 5-6; 10: 24; 2a S 2: 4; 1a R 1: 39-40 y nótese que el error de Roboam 1A R 12: 1, 15).
Estos factores combinan para indicar que aunque las Escrituras no ordenan explícitamente un sistema específico para escoger oficiales de la iglesia, parecería más sabio tener un sistema por el que toda la iglesia tiene un papel significativo en la selección i reconocimiento de los oficiales de la iglesia; tal vez mediante un voto congregacional, o mediante algún otro proceso por el que se requiere el reconocimiento congregacional antes de que los oficiales de la iglesia puedan tomar posesión de su cargo.
¡Se puede decir algo en cuanto a los procesos para seleccionar a los oficiales?
Algunas verificaciones congregacionales adicionales contra el uso excesivo de autoridad se podrían incluir en el proceso de selección. Aquí hay campo para amplia variación, pero provisiones tales como la elección a términos limitados de oficio, una exigencia de un año obligatorio de descanso (excepto por los miembros del personal pastoral a tiempo completo que son ancianos) cada pocos años, y un requisito de nueva afirmación periódica de elección, y una provisión en el proceso de nominación  por el que los mismos miembros de la congregación pueden hacer las nominaciones (incluso sí la mayoría de nominaciones vienen de los mismos ancianos), todo esto proveería medidas adicionales de responsabilidad ante la congregación sin abdicar ningún aspecto esencial de la autoridad gobernante sobre la congregación una vez que se eligen los ancianos.
Estos factores también proveerían algunos argumentos en contra de un grupo de ancianos que se perpetúe así mismo que no está sujeto a elección o reconfirmación periódica de parte de la congregación, pero también se debe decir que no hay directivas específicas mencionadas  en las escrituras y que hay campo para variación en este punto.

C. FORMAS DE GOBIERNO DE LA IGLESIA.

Al considerar las formas de gobierno de la iglesia hay alguna superposición con la sección previa en cuanto al método de escoger a los oficiales de la iglesia, porque la selección de los oficiales de la iglesia es un aspecto muy importante de autoridad en la iglesia. Diferentes filosofías de gobierno de la iglesia se reflejaran en diferentes métodos usados para seleccionar los oficiales de la iglesia como se explica arriba.
Esto es evidente en el hecho de que las formas de las iglesia se pueden dividir en tres categorías amplias, que podemos denominar (episcopal, presbiteriano, y congregacional). Las formas episcopales tienen un gobierno por una categoría distinta de oficiales de la iglesia conocida como sacerdocio, y autoridad final para la toma de decisiones se halla fuera de la iglesia local. El sistema de la iglesia episcopal es el representativo primordial entre protestantes de esta forma de gobierno.
Las formas de presbiterianas tienen un gobierno por ancianos, algunos los cuales tienen autoridad no solo sobre su congregación local sino también mediante el presbiterio y la asamblea general, sobre todas las iglesia en una región y entonces en la denominación como un todo. En todas las formas congregacionales de gobierno de la iglesia la autoridad gobernante final descansa en la congregación local, aunque se concede varios grados de de gobierno propio mediante afiliación denominacional, la forma real de gobierno de la iglesia local puede variar considerablemente. Examinaremos cada una de estas formas de gobierno en la consideración que sigue.
1. EPISCOPAL.
En el sistema episcopal un arzobispo tiene autoridad sobre muchos obispos. Ellos a su vez tienen autoridad sobre una (diócesis) que simplemente quiere decir las iglesias bajo la jurisdicción de un obispo. El oficial a cargo de una parroquia local es un rector 8o a veces llamado vicario, que es un (ayudante) o uno que sustituye al rector). Arzobispo, obispo y rectores son todos los sacerdotes, puesto que todos han sido en algún momento ordenados al sacerdocio episcopal (pero en la práctica al rector más frecuentemente se le llama sacerdote).
El argumento a favor del sistema episcopal no es que se halle en el N. T. Sino que es un resultado natural del desarrollo de la iglesia que empezó en el N. T. Y no es prohibido por el N. T. E. A Litton. Escribe: (Ningún orden de obispos diocesanos aparece en el N. T. Pero inmediato añade:
La Evidencia Favorece La Suposición De Que El Episcopado Broto De La Misma Iglesia, Y Por Un Proceso Natural, Y Que Fue Sancionado Por San Juan, El Último Sobreviviente De Los Apóstoles. El Presbiterio, Cuando Se Reunía Para Consulta, Naturalmente, Elegirá A Un Presidente Para Mantener El Orden; Primero Temporalmente, Pero Con El Tiempo Con Autoridad Permanente. De Este Modo Probablemente Que Un Periodo Temprano Un Episcopado Informal Hubiera Brotado En Cada Iglesia. Conforme Los Apóstoles Desaparecerían Uno Por Uno, El Oficio Asumiría Importancia Creciente Y Llegaría A Quedar Investido Con Mayores Poderes.
Todavía más, puesto que el oficio de obispo y la estructura de gobierno correspondiente se halla en la iglesia episcopal es tanto histórico como benéfico, Litton argumenta que se debe preservar. Finalmente, el beneficio de descendencia directa de los Apóstoles se considera como una razón fuerte a favor del sistema episcopal. Litton dice: (los Apóstoles son el primer eslabón en la cadena, y no hay razón por la que una sucesión, según se le considera como comisión externa no debe proceder de edad en edad, el cuerpo existente de ministros entregando la autoridad oficial a sus sucesores, y estos últimos a su vez a los suyos).
Pero hay argumentos que se pueden dar en el otro lado de esta cuestión.
(1) Es significativo que el oficio de (obispo) no es un oficio distinto en el N. T. Sino simplemente un sinónimo para el sustantivo (anciano) como el mismo Litton concuerda. No hay un solo obispo en el N. T. Sino obispos (o supervisores) siempre plural el número. Esto no se debería ver meramente como un dato incidental, porque incluso entre los Apóstoles Jesús no dejo a nadie con autoridad superior sobre los demás, sino que dejo a un grupo de doce que eran iguales en autoridad gobernante (y a quienes otros fueron añadidos más tarde, tales como Pablo). Aunque algunos Apóstoles, tales como Pedro, Jacobo y Pablo, tuvieron prominencia entre el grupo, ellos no tuvieron ninguna autoridad mayor que los demás, e incluso Pedro recibió un regaño de parte de Pablo en Antioquia (Gá 2: 11).
Esto bien reflejar la sabiduría de Cristo en guardar en contra del abuso del poder que inevitablemente viene cuando algún ser humano tiene demasiado poder sin suficiente verificación y balance de otros. Tal como Jesús dejo una pluralidad de Apóstoles que tengan la autoridad (humana) última en la iglesia primitiva, así los Apóstoles siempre nombraron una pluralidad de anciano en cada iglesia, nunca dejando solo a una persona como autoridad y gobernante.
 (2) La teoría de un grupo de obispos establecido para remplazar a los Apóstoles no se enseña en el N. T. ni hay una ampliación de una necesidad de Continuidad fisica de ordenación mediante la imposición de manos de parte de los que han sido ordenados en una cadena ininterrumpida de sucesión de los apóstoles.
Por ejemplo, en Hechos 13:3 no fueron los apóstoles de Jerusalén los que ordenaron a Pablo y a Bernabé, sino las personas de la iglesia de Antioquía impusieron sus manos sobre ellos y los enviaron. De hecho, hay muy poca evidencia de que los apóstoles hayan tenido alguna preocupación por una línea de sucesión. Timoteo al parecer no solo fue ordenado por Pablo sino también por un «concilio de ancianos» (1 Ti 4:14), aunque este bien puede haber incluido a Pablo también (ver 2ª Ti 1: 6).
Más importante todavía, el que ordena en última instancia es el mismo Señor (Hch 20:28; 1 Co 12:28; Ef 4:11), y no hay nada en la naturaleza de la «ordenación» (cuando se ve simplemente como reconocimiento público de un cargo) que exija que sea hecha solo por los previamente ordenados en descendencia fisica) de los apóstoles. Si Dios ha llamado a un anciano, hay que reconocerlo, y no se necesita levantar ninguna preocupación en cuanto a descendencia fisica.
Además, si uno está convencido de que la iglesia local debe elegir ancianos (ver la explicación arriba), entonces parecería apropiado que la iglesia que eligió al anciano, y no algún obispo externo, debe ser el grupo que confiere el reconocimiento externo en la elección al investir a la persona en el cargo u ordenar al pastor.
(3) En tanto que se puede argumentar que el desarrollo de un sistema episcopal como un solo obispo en autoridad sobre varias iglesias fue un desarrollo benéfico en la iglesia primitiva, uno también puede argumentar que fue una desviación de las normas del Nuevo Testamento y como resultado de la insatisfacción humana con el sistema de ancianos elegidos localmente que había sido establecido por los apóstoles y que al parecer funcionó muy bien desde el año 30 al 100 d.C. en toda la iglesia del Nuevo Testamento. Pero la evaluación de la información histórica por supuesto dependerá de la evaluación que uno haga de argumentos anteriores en pro y en contra de un sistema episcopal.
NOTA: Por supuesto, este representante de las iglesias puede haber sido nombrado sólo por los oficiales dentro de la iglesia, pero no hay declaración en este sentido: Pablo simplemente dice que «las iglesias lo escogieron», y ciertamente no menciona ninguna autoridad más alta fuera de las iglesias.
Sin embargo, esta situación tiene también un potencial para abuso si unos pocos miembros influyentes ejercen influencia para impedir que el pastor lidie con asuntos de pecados en las propias vidas de ellos.
Los episcopales que favorecen el nombramiento de oficiales por un obispo, por supuesto no estarían de acuerdo con la premisa en esta última consideración.
En la Iglesia Cristiana Reformada, la forma de gobierno es Similar al sistema presbiteriano, pero los nombres de los cuerpos gobernantes son diferentes: a los ancianos de la iglesia local se le llama un consistorio (en lugar de una sesión), al cuerpo gobernante regional se le llama una clase (en lugar de presbiterio), y a la asamblea gobernante nacional se llama un sínodo (en lugar de Asamblea General).
2. PRESBITERIANO.
En este sistema cada iglesia local elige ancianos a una sesión (A en la figura 47.2 representa anciano, y las líneas punteadas indican que toda la congregación elige a los ancianos). El pastor de la iglesia será uno de los ancianos en la sesión, igual en autoridad a los demás ancianos. Esta sesión tiene autoridad gobernante sobre la iglesia local.
Sin embargo, los miembros de la sesión (los ancianos) son también miembros de un presbiterio, que tiene autoridad sobre varias iglesias en una región. Este presbiterio consiste de algunos o todos los ancianos de las iglesias locales sobre las que tiene autoridad. Es más, algunos de los miembros del presbiterio son miembros de la «Asamblea General» que por lo general tiene autoridad sobre todas las iglesias presbiterianas en una nación o región:
Los argumentos a favor del sistema presbiteriano son:
(1) Que los que tienen sabiduría y dones para servir como ancianos deben ser llamados para usar su sabiduría para gobernar más que simplemente a una iglesia local, y
(2) Un gobierno nacional (o incluso mundial) de la iglesia muestra la unidad del cuerpo de Cristo. Todavía más:
(3) Tal sistema puede prevenir que una congregación individual caiga en error doctrinal mucho más eficazmente que cualquier asociación voluntaria de iglesias.
El sistema presbiteriano bosquejado arriba tiene muchos adherentes entre los creyentes evangélicos hoy, y ciertamente funciona efectivamente en muchos casos.
Sin embargo, se pueden presentar algunas objeciones en contra de este sistema:
(1) En ninguna parte de las Escrituras los ancianos tienen autoridad establecida regularmente sobre más que su propia iglesia local. El patrón es más bien que los ancianos son nombrados en las iglesias locales y tienen autoridad sobre iglesias locales.
Contra esta afirmación a menudo se menciona el concilio de Jerusalén de Hechos 15, pero se debe notar que este concilio se reunió en Jerusalén debido a la presencia de los apóstoles. Evidentemente los apóstoles y los ancianos de Jerusalén, con los representantes de Antioquía (Hch 15: 2), juntos buscaron la sabiduría de Dios en el asunto.
Y parece haber habido alguna consulta con toda la iglesia por igual, porque leemos, al final del debate: «Entonces los apóstoles y los ancianos, de común acuerdo con toda la iglesia, decidieron escoger a algunos de ellos y enviarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé» (Hch 15:22). (Si esta narrativa da respaldo al gobierno regional por los ancianos, por consiguiente ¡también da respaldo al gobierno regional de parte de congregaciones enteras!).
Esta situación con los ancianos de Jerusalén no es un buen patrón para defender un sistema por el que los ancianos tienen autoridad sobre más que su iglesia local: la iglesia de Jerusalén no envió a todos los ancianos de Judea, Samaria y Galilea, ni llamó a una reunión del «presbiterio de Judea» o a una (asamblea general).
Aunque los apóstoles de Jerusalén ciertamente tenían autoridad sobre todas las iglesias, no hay indicación de que los ancianos por sí mismos, incluso en la iglesia de Jerusalén, tuvieran tal autoridad. Y ciertamente no hay ningún patrón en el Nuevo Testamento de que los ancianos ejercieran autoridad sobre alguna otra que su propia iglesia local.
(2) Este sistema, en la práctica, resulta en mucho litigio formal, en donde las disputas doctrinales se entablan año tras año todo el recorrido hasta el nivel de asamblea general. Uno se pregunta si esto debería ser la característica de la iglesia de Cristo; tal vez sí, pero le parece a este autor que es un sistema que estimula tal litigio mucho más de lo necesario o que sea edificante para el cuerpo de Cristo.
(3) El poder efectivo en el gobierno de la iglesia parece, en la práctica, estar demasiado alejado del control final de los laicos de la iglesia. Aunque Berkhof, que defiende este sistema de gobierno, afirma muy claramente que «el poder de la iglesia reside primariamente en el cuerpo gobernante de la iglesia local», también admite que, «mientras más general sea la asamblea, más remota es de la gente»: Así, es muy dificil hacer que dé la vuelta el sistema si empieza a marchar erradamente puesto que los laicos que no son ancianos no tienen voto en la sesión, o presbiterio, o asamblea general, y la estructura gobernante de la iglesia está más alejada de ellos que en otras estructuras de gobierno de la iglesia.
(4) Aunque en algunos casos es cierto que una denominación doctrinalmente sólida con sistema presbiteriano del gobierno puede impedir que una iglesia local se descarríe en su doctrina, en la realidad la verdad ha sido muy frecuentemente lo opuesto: el liderazgo nacional de una denominación presbiteriana ha adoptado doctrina falsa y ha puesto gran presión sobre las iglesias locales para que se ajusten a ella.
(5) Aunque el sistema presbiteriano en efecto representa en cierta forma la unidad nacional o incluso mundial de la iglesia de Cristo, tal unidad puede ciertamente mostrarse de otras maneras que mediante este sistema de gobierno.
Las iglesias con formas de gobierno más puramente congregacional en efecto tienen asociaciones voluntarias que manifiestan esta unidad. De hecho, estas asociaciones incluyen a todas las personas de las iglesias, y no simplemente a los ancianos o el clero, como en un sistema presbiteriano.
La reunión nacional de una denominación bautista, por ejemplo, en donde un número grande de ministros y laicos (que no son necesariamente ancianos o diáconos, sino simplemente delegados de sus iglesias) se unen en comunión se podría ver como una mejor demostración de la unidad del cuerpo de Cristo que una asamblea general presbiteriana en donde sólo ancianos están presentes.
NOTA. Por otro lado, los que abogan el sistema presbiteriano podrían responder que en ninguna parte del Nuevo Testamento hallamos un ejemplo de una iglesia independiente; toda iglesia en el Nuevo Testamento está sujeta a la autoridad gobernante mundial de los apóstoles. Por supuesto, el que defiende a las iglesias independientes pudiera responder que no tenemos apóstoles hoy para que ejerzan tal autoridad.
Sin embargo, si estamos mirando al Nuevo Testamento por un patrón, el hecho permanece de que no se halla allí iglesias independientes y esperaríamos que algo antes que nada reemplazaría al gobierno de los apóstoles. Esto me parece a mí que indica que algún tipo de autoridad denominacional sobre las iglesias locales sigue siendo apropiado (aunque tomará formas diferentes en diferentes denominaciones).
3. CONGREGACIONAL
A. UN SOLO ANCIANO (O UN SOLO PASTOR):
Ahora podemos mirar a cinco variedades de gobierno congregacional de la iglesia. La primera, que al presente es la más común entre las iglesias bautistas de los Estados Unidos de América, es la forma de gobierno de «un solo anciano». En esta clase de gobierno al pastor se le ve como el único anciano de la iglesia, y hay una junta de diáconos elegida que sirve bajo su autoridad y le da respaldo quiere decir diácono).
En este sistema la congregación elige al pastor y también elige a los diáconos.
La cantidad de autoridad que el pastor tiene varía grandemente de iglesia a iglesia, y por lo general aumentará según el tiempo que el pastor permanezca en una iglesia.
De la autoridad de la junta de diáconos a menudo se piensa como meramente autoridad de asesoría. En la manera en que este sistema funciona de ordinario, especialmente en iglesias pequeñas, muchas decisiones deben ser llevadas ante toda la congregación.
Los argumentos a favor de este sistema se presentan claramente en Systematic Theology de A. H. Strong, que es un texto usado ampliamente en círculos bautistas. Strong da los siguientes argumentos:
(1) El Nuevo Testamento no exige una pluralidad de ancianos, pero el patrón de ancianos plurales visto en el Nuevo Testamento se debió sólo al tamaño de las iglesias en ese tiempo. Él dice:
En ciertas iglesias del Nuevo Testamento parece haber habido una pluralidad de ancianos. No hay, sin embargo, evidencia de que el número de ancianos sea uniforme, o que la pluralidad que frecuentemente existió se debió a alguna otra causa que el tamaño de las iglesias que los ancianos atendían.
El ejemplo del Nuevo Testamento, en tanto que permite la multiplicación de pastores ayudantes según la necesidad, no exige una pluralidad de ancianos en todo caso."
En esta cita Strong muestra que consideraría a los pastores adicionales empleados por una iglesia grande como ancianos por igual, así que este sistema se podría ampliar más allá de un solo pastor o anciano para incluir a dos o más ancianos o pastores. Pero la distinción crucial es que la autoridad gobernante del oficio de anciano la posee solo el pastor o pastores profesionales de la iglesia y no participa de ella ningún laico de la iglesia.
Debemos darnos cuenta de que en la práctica, la vasta mayoría de iglesias que siguen este patrón hoy son relativamente iglesias pequeñas con sólo un pastor; por consiguiente, en la realidad, esto por lo general llega a ser una forma de gobierno de un solo pastor:
(2) Strong añade que «Jacobo fue el pastor o presidente de la iglesia de Jerusa1én», y cita Hechos 12: 17; 21: 18; y Gálatas 2: 12 para mostrar que este liderazgo de Jacobo fue un patrón que pudo entonces ser imitado por otras iglesias.
(3) Strong nota que algunos pasajes tienen «obispo» en singular pero «diáconos» en plural, sugiriendo algo similar a esta forma bautista común de gobierno. Una traducción literal del texto griego muestra un artículo definido singular que modifica a «obispo» en dos versículos: «El obispo por consiguiente debe ser irreprochable» (1ª Ti 3: 2, traducción literal) y que «el obispo debe ser intachable» (Tit 1: 7, traducción literal), pero en contraste, leemos: dos diáconos de igual manera deben ser serios (1ª Ti 3: 8).
(4) Finalmente, el «ángel de la iglesia» en Apocalipsis 2: 1, 8, 12, 18; 3: 1, 7,1 4, según Strong, «se interpreta mejor como queriendo decir el pastor de la iglesia; y, si esto es correcto, es claro que cada iglesia tenía, no muchos pastores, sino uno»:"
(5) Otro argumento, no dicho por Strong, se halla en literatura reciente sobre el crecimiento de la iglesia. El argumento es que las iglesias necesitan un solo pastor fuerte a fin de crecer rápidamente.
De nuevo, se debe decir que la forma de gobierno de un solo anciano ha funcionado muy exitosamente en muchas iglesias evangélicas. Sin embargo, pueden haber objeciones al caso presentado por Strong y otros.
(1) Parece absurdo argumentar que el Nuevo Testamento se queda corto y no da un mandato claro de que todas las iglesias deben tener una pluralidad de ancianos cuando los pasajes sobre los requisitos de los ancianos en 1ª Timoteo 3: 1-7 y Tito 1: 5-7 se usan como requisitos bíblicos para los oficios de la iglesia hoy.
¿Cómo pueden las iglesias decir que los requisitos para ancianos hallados en estos versículos son órdenes para nosotros hoy pero el sistema de pluralidad de ancianos hallado en los mismos versículos no es una orden, sino que fue exigencia sólo en ese tiempo y esa sociedad? Aunque se pudiera objetar que estos son mandatos escritos sólo a situaciones individuales en Éfeso y Creta, mucho del Nuevo Testamento consiste de mandatos apostólicos escritos a iglesias individuales sobre cómo deben conducirse.
Sin embargo, no decimos por consiguiente que somos libres de desobedecer esas instrucciones en otras partes de la epístola. Es más, 1ª Timoteo y Tito nos dan abundante material sobre la conducta de la iglesia local, material que todas las iglesias creyentes procuran seguir.
NOTA: Otro teólogo bautista. Millard Erickson. Respalda la afirmación de Strong de que el Nuevo Testamento no exige pluralidad de ancianos en una iglesia. Dice que los ejemplos del Nuevo Testamento de ancianos son «pasajes descriptivos» que hablan de un orden de iglesia que ya existía.
Pero que «a las iglesias no se les ordena adoptar una forma en particular de orden en la iglesia» (Christian Theology, p. 1084). Todavía más, Erickson no ve un patrón de gobierno de la iglesia en el Nuevo Testamento, sino que dice: «Bien puede haber habido más bien amplias variedades de arreglos gubernamentales. Cada iglesia adoptó un patrón que encajó en su situación individual» (ibid).
Ver, por ejemplo, C. Peter Wagner, Leading Your Church to Growth (Regal, Ventura, Calif, 1984). Él dice: «El argumento principal de este libro es que para que las iglesias maximicen su potencial de crecimiento necesitan pastores que sean líderes fuertes. No se equivoque en cuanto a esto: es una regla» (p. 73). El libro está lleno de anécdotas y pronunciamientos de expertos de crecimiento de la iglesia diciéndole al lector que el liderazgo de un solo pastor fuerte es esencial para el crecimiento significativo de la iglesia.
Todavía más, parece nada sabio ignorar un claro patrón del Nuevo Testamento que existió en toda las iglesias de las cuales tenemos evidencia en el tiempo que fue escrito el Nuevo Testamento. Cuando el Nuevo Testamento nos muestra que a ninguna iglesia se menciona teniendo un solo anciano (En cada iglesia), Hch. 14: 23; «en todo pueblo», Tit 1: 5; «Haga llamar a los ancianos), Stg 5: 14; 8.
A los ancianos que están entre ustedes, yo, que soy anciano como ellos),1ª P 5: 1), parece nada persuasivo decir que las iglesias pequeñas deberían tener sólo un anciano. Aun cuando Pablo acababa de fundar iglesias en su primer viaje misionero, hubo ancianos nombrados (en cada iglesia) (Hch 14:23). Y (todo pueblo) en la isla de Creta debía tener ancianos, por grande o pequeña que sea la iglesia.
Además, hay incongruencia en el argumento de Strong cuando dice que las iglesias grandes eran las que tenían pluralidad de ancianos, porque entonces afirma que «el ángel de la iglesia de Éfeso» (Ap 2: 1) era un solo pastor, conforme a este patrón bautista común. Sin embargo, la iglesia de Éfeso en ese tiempo era excepcionalmente grande: Pablo, al fundar esa iglesia, había pasado tres años allí (Hch. 20: 31), tiempo en el cual «de modo que todos los judíos Y los griegos que vivían en la provincia de Asia llegaron a escuchar la palabra del Señor» (Hch 19:10). La población de Éfeso en ese tiempo era de más de 250.000.
Podemos preguntar, ¿por qué deberíamos seguir a Strong y adoptar como norma un patrón de gobierno de la iglesia que no se halla en ninguna parte del Nuevo Testamento, y rechazar un patrón que se halla en todas partes del Nuevo Testamento?
(2) Jacobo bien puede haber actuado como moderador u oficial que preside en la iglesia de Jerusalén, porque todas las iglesias tendrían algún tipo de dirigente designado como éste a fin de celebrar sus reuniones. Pero esto no implica que él fue el (pastor) de la iglesia de Jerusalén en un sentido de un «solo anciano». De hecho, Hechos 15: 2 muestra que hubo ancianos (plural) en la iglesia de Jerusalén, y a Jacobo mismo probablemente se le contaba entre los apóstoles (ver Gá 1:19) antes que entre los ancianos.
(3) En 1Timoteo 3:2 Y Tito 1:7 el artículo griego definido que modifica a «obispo)) simplemente muestra que Pablo está hablando de los requisitos generales según se aplican a cualquier ejemplo. 51 De hecho, en ambos casos que Strong cita sabemos que había ancianos (plural) en las iglesias mencionadas. 1 Timoteo 3:2 fue escrito a
Timoteo en Éfeso, y Hechos 20: 17 nos muestra que había «ancianos)) en las iglesia de Éfeso. E incluso en 1 Timoteo Pablo escribe: «Los ancianos que dirigen bien los asuntos de la iglesia son dignos de doble honor, especialmente los que dedican sus esfuerzos a la predicación y a la enseñanza» (1ª Ti 5: 17). Respecto a Tito 1: 7 solo necesitamos mirar el versículo 5, donde Pablo pide a Tito que en cada pueblo nombre ancianos.
NOTA: En términos de gramática griega, el uso del artículo definido aquí se entiende mejor como un uso «genérico», que se define como uso del articulo «para seleccionar un individuo normal o representativo» (MHT 3, p. 180).
El uso de Pablo del singular fue natural después de que había dicho: «si alguno desea ser obispo» (1 Ti 3: 1), o «El anciano debe ser intachable» (Tit 1: 6).
La RSV en inglés da una traducción más apropiada para los que hablan inglés, reflejando este uso genérico, en estos dos versículos: "un obispo».
(4) Los ángeles de las siete iglesias en Apocalipsis 2, 3 son evidencia inusual y más bien débil por un solo anciano. «Escribe al ángel de la iglesia de Éfeso» (Ap 2: 1) difícilmente puede querer decir que había solamente un anciano en esa iglesia, puesto que sabemos que había «ancianos» allí en esta iglesia muy grande (Hch 20: 17).
La palabra «ángel» que se usa al dirigirse a las siete iglesias en Apocalipsis 2-3 puede simplemente designar un mensajero especial de cada iglesia, tal vez incluso un mensajero humano que llevaría a cada iglesia lo que Juan escribió, o bien puede representar «el espíritu prevaleciente de la iglesia» antes que el oficial gobernante de la congregación, o incluso puede simplemente referirse a un ángel al que se le asignó cuidado especial sobre cada congregación.
Incluso si representa un oficial que preside de algún tipo en cada congregación, a este «ángel» no se le presenta como alguien que tiene autoridad gobernante o alguna función equivalente al pastor de hoy, o ninguna función equivalente a la del «anciano» en las iglesias del Nuevo Testamento. Este pasaje no provee evidencia lo suficientemente fuerte como para desalojar la información clara en todo el Nuevo Testamento que muestra pluralidad de ancianos en toda iglesia, incluso en la iglesia de Éfeso.
Es interesante que todos los pasajes del Nuevo Testamento que cita Strong (Hch 15, Jerusalén; 1ª Ti 3:2, Éfeso; Tit 1:7, Creta; Ap 2-3, las siete iglesias, incluyendo Éfeso) hablan de situaciones en las cuales el Nuevo Testamento mismo señala claramente una pluralidad de ancianos en autoridad en las iglesias mencionadas.
(5) El argumento de los estudios de crecimiento de la iglesia en realidad no demuestra que el gobierno dirigido por un solo pastor es necesario, por lo menos cuatro razones:
(A) No debemos rechazar un patrón que respaldan las Escrituras y adoptar uno diferente simplemente porque la gente nos dice que un patrón diferente parece funcionar bien para producir iglesias grandes; nuestro papel aquí, como en todo en la vida, debe ser más bien obedecer las Escrituras lo más cercanamente que podamos y esperar que Dios dé las bendiciones apropiadas según desee.
(B.) Hay muchas iglesias grandes con gobiernos de pluralidad de ancianos (tanto iglesias presbiterianas como iglesias independientes), así que el argumento de consideraciones prácticas no es concluyente.
(C) C. Peter Wagner admite que dirigentes fuertes se pueden hallar en varias formas de gobierno de la iglesia, y debemos concordar en que un sistema de pluralidad de ancianos en el cual todos tienen igual autoridad no evita que un anciano (tal como el pastor) funcione en una especie de «primero entre iguales» y tenga un papel significativo de liderazgo entre esos ancianos.
(6) Un problema común en el sistema de un «solo anciano» es o una concentración excesiva de poder en un solo individuo o demandas excesivas que se le imponen.
En cualquier caso, las tentaciones a pecar son muy grandes, y un grado reducido de responsabilidad hace más probable ceder a la tentación. Como se mencionó arriba, nunca fue el patrón en el Nuevo Testamento, incluso con los apóstoles, concentrar el poder gobernante en manos de una sola persona.
Aquí se debe notar que la noción de «un solo anciano» de gobierno de la iglesia en realidad no tiene más respaldo del Nuevo Testamento que la noción de «un solo obispo» (episcopal). Ambas parecen ser intentos de justificar lo que ya ha sucedido en la historia de la iglesia, y no conclusiones que han brotado de un examen inductivo del mismo Nuevo Testamento.
(7) Finalmente se debe notar que en la práctica el sistema de «un solo anciano» puede cambiar y funcionar más como gobierno de una «pluralidad de ancianos», sólo que a los que funcionan como ancianos más bien se le llama «diáconos».
Esto sucedería si los diáconos participan de la autoridad real gobernante con el pastor, y el pastor y los demás diáconos se ven a sí mismos como responsables a la junta diáconos como un todo.
El problema con este arreglo es que no usa terminología bíblica para aplicarla a las funciones que las personas están desempeñando, porque los «diáconos» en el Nuevo Testamento nunca tuvieron autoridad de gobernar o enseñar en la iglesia.
El resultado en tal situación es que las personas de la iglesia (tanto los diáconos como los demás miembros de la iglesia) no leerán ni aplicarán pasajes bíblicos sobre los ancianos a los que en realidad están funcionando como ancianos en su iglesia.
Por consiguiente, estos pasajes pierden la pertinencia directa que deberían tener el la iglesia. En este caso, sin embargo, el problema se podría resolver cambiando en nombre de «diácono» a «anciano», y considerar al pastor como un anciano entre los demás.
NOTA: La palabra angelos [ángel] en Ap 2: 1. Puede significar no solamente «ángel" sino también simplemente «mensajero».
Wagner dice en un punto que un pastor puede ser un dirigente fuerte dentro de una variedad de tipos de gobierno de la iglesia. (Leading Your Church to Growth, pp. 94-95). Por consiguiente, no es apropiado tomar su estudio como argumento que respalda por si solo la forma de gobierno con un solo anciano.
B. PLURALIDAD LOCAL DE ANCIANOS:
¿Hay algún tipo de gobierno de la iglesia que preserva el patrón de pluralidad de ancianos que se halla en el Nuevo Testamento y que evita la expansión de la autoridad de los ancianos más allá de la congregación local? Aunque tal sistema no es distintivo de ninguna denominación hoy, se halla en muchas congregaciones individuales. Usando las conclusiones a que se han llegado hasta este punto sobre la información del Nuevo Testamento.
Dentro de tal sistema los ancianos gobiernan a la iglesia y tienen autoridad de gobernarla, autoridad que les ha conferido Cristo mismo, la cabeza de la iglesia, y el Espíritu Santo (Hch 20: 28; Heb 13: 17). En este sistema de gobierno siempre hay más de un anciano, hecho que distingue esta forma de gobierno del «sistema de un solo anciano» que se consideró arriba. En una congregación contemporánea, el «pastor» (o «pastor principal») será uno entre los ancianos en este sistema.
No tiene autoridad sobre ellos, ni tampoco trabaja para ellos como empleado. Tiene un papel de alguna manera distinto en que él se dedica a tiempo completo al trabajo de «predicar y enseñar» (1ª Ti 5: 17), y deriva parte o todos sus ingresos de ese trabajo (1ª Ti 5: 18). También puede frecuentemente asumir un papel de liderazgo (tal como presidente) entre los ancianos, lo que encajaría con su papel de liderazgo entre la congregación, pero tal papel de liderazgo entre los ancianos no sería necesario para el sistema.
Además, el pastor de ordinario tendrá autoridad considerable para tomar decisiones y proveer liderazgo en muchos aspectos de responsabilidad que le ha delegado la junta de ancianos como un todo. Tal sistema permitiría al pastor ejercer fuerte liderazgo en la iglesia y seguir teniendo autoridad gobernante a la par de los demás ancianos.
El punto fuerte de este sistema de gobierno se ve en el hecho de que el pastor no tiene autoridad propia sobre la congregación, sino que esa autoridad le pertenece colectivamente a todo el grupo de ancianos (lo que se podría llamar la junta de ancianos). Todavía más, el mismo pastor, como todo otro anciano, está sujeto a la autoridad de la junta de ancianos como un todo. Esto puede ser un gran beneficio para evitar que el pastor cometa equivocaciones, y para respaldarlo en la adversidad y protegerle de los ataques y oposición.
En tal sistema, ¿hay limitaciones que se deben imponer a la autoridad de los ancianos?
En la sección arriba sobre la manera de escoger oficiales de la iglesia se dieron varias razones para tener algunas «verificaciones y balances» que pondrían restricciones a la autoridad de' los oficiales de una iglesia. Estos argumentos también son útiles aquí para indicar que, aunque los ancianos tengan sustancial autoridad gobernante sobre la iglesia, no debe ser autoridad ilimitada.
NOTA: Si la iglesia tiene más de un pastor que recibe paga por su trabajo, a estos otros pastores asociados o ayudantes se les puede ver, o tal vez no, como ancianos (dependiendo de los requisitos que reúna cada miembro de personal y las normas de operación de la iglesia), pero en cualquier caso, sería consistente por entero con esta forma de gobierno que los pastores asociados rindan cuentas al pastor principal sólo en su trabajo cotidiano, y él responde ante a la junta de ancianos con respecto a su supervisión de la actividad de ellos.
Se pueden sugerir ejemplos de tales limitaciones, como:
(1) Pueden ser elegidos antes que perpetuarse;
(2) Pueden tener términos específicos de servicio con un año obligatorio de descanso de la junta (excepto el pastor, cuyas responsabilidades de liderazgo continuo requieren continua participación como anciano);
(3) Algunas decisiones más serias pueden precisar que se las lleve ante toda la iglesia para aprobación. Respecto a este tercer punto, la aprobación congregacional ya es un requisito bíblico para la disciplina eclesiástica, en Mateo 18: 17 y para la excomunión en 1ª Corintios 5: 4.
El principio de elección congregacional de los ancianos implicaría que la decisión de llamar a cualquier pastor debe haber sido aprobada por la congregación como un todo. Direcciones nuevas serias en el ministerio de cada iglesia, que exigirían respaldo congregacional en gran escala, se pueden también presentar a la iglesia como un todo para aprobación.
Finalmente, parecería sabio exigir aprobación congregacional en decisiones financieras grandes tales como el presupuesto anual, la decisión de comprar propiedades, o la decisión de tomar prestado dinero para la iglesia (si acaso se debe hacer), simplemente porque a la iglesia como un todo se le pedirá que dé generosamente para pagar por todos estas compromisos.
De hecho, las razones para poner algunas limitaciones a la autoridad de los oficiales de la iglesia pueden parecer tan fuertes que nos lleven a pensar que todas las decisiones y autoridad gobernante deben descansar en la congregación como un todo. (Algunas iglesias han adoptado un sistema de democracia casi pura para gobernar a la iglesia, por el que todo se debe presentar a la congregación entera para aprobación).
Sin embargo, esta conclusión ignora la abundante evidencia del Nuevo Testamento en cuanto a la clara autoridad de gobernar que se da a los ancianos en las iglesias del Nuevo Testamento. Por consiguiente, en tanto que es importante tener algunas limitaciones reconocidas sobre la autoridad de los ancianos, y que la autoridad gobernante última descanse sobre la congregación como un todo, o es necesario, si vamos a ser fieles al patrón del Nuevo Testamento, investir a los mismos ancianos con un fuerte nivel de autoridad.
He rotulado a este sistema como de «pluralidad local de ancianos» a fin de distinguirlo del sistema presbiteriano en donde los ancianos, cuando se reúnen a nivel de presbiterio o asamblea general, tienen autoridad sobre más que su propia congregación local. Pero en tal sistema de ancianos locales elegidos, ¿puede haber alguna asociación más amplia con iglesias más allá de la congregación local?
Sí, por cierto. Si bien las iglesias con este sistema pueden escoger permanecer independientes por entero, la mayoría entraras en asociaciones voluntarias con otras iglesias de convicciones similares a fin de facilitar comunión, combinación de recursos para actividad misionera (y tal vez para otras cosas tales como campamentos cristianos, publicaciones, educación teológica, etc.).
Sin embargo, la única autoridad que estas asociaciones mayores tendrían sobre la congregación local seria la autoridad de excluir a una iglesia individual de esa asociación, y no la autoridad de gobernar los asuntos de cada congregación.
NOTA: Los argumentos dados arriba para las restricciones sobre la autoridad de los oficiales de la iglesia se pueden resumir como sigue:
(1) Los oficiales de la iglesia en el Nuevo Testamento evidentemente fueron elegidos por toda la congregación.
(2) La autoridad gobernante final en las iglesias del Nuevo Testamento parece que descansaba en toda la iglesia.
(3) Rendir cuentas a la congregación provee una salvaguarda contra las tentaciones a pecar.
(4) Algún grado de control por la congregación entera provee una salvaguarda para evitar que el liderazgo caiga en el error doctrinal.
(5) El gobierno funciona mejor con el consentimiento de los gobernados. Además de éstos, hay otra razón para restringir la autoridad de los oficiales de la iglesia:
(6) La doctrina de la claridad de las Escrituras (ver capítulo 6), y la doctrina del sacerdocio de todos los creyentes (por la que el Nuevo Testamento afirma que todos los creyentes tienen acceso al trono de Dios en oración y todos participan como miembros en un «sacerdocio rea» [1ª P 2: 9; cf. Heb 10: 19-25; 12: 22-24] se combinan para indicar que todos los creyentes tienen alguna capacidad para interpretar las Escrituras y alguna responsabilidad de buscar la sabiduría de Dios al aplicarla a las situaciones.
Todos tienen acceso directamente a Dios a fin de procurar conocer su voluntad. El Nuevo Testamento no da lugar a ninguna clase especial de creyentes que tienen mayor acceso a Dios que otros. Por consiguiente, es correcto incluir a todos los creyentes en algunos de los procesos de toma de decisiones cruciales de la iglesia. «El éxito depende de los muchos consejeros» (Pr 11:14).
Se debe notar que un sistema de gobierno de la iglesia como un grupo de ancianos que se perpetúa a sí mismo, en lugar de uno elegido por la congregación, sería muy similar en función a este sistema, pero no sería tan extensivo en las verificaciones y balances que se imponen sobre la autoridad de los ancianos. Tal iglesia todavía puede querer tener algún mecanismo por el que la congregación pueda sacar a los ancianos que se desvían de manera seria de la fidelidad a las Escrituras.
C. JUNTA CORPORATIVA:
Las tres formas restantes de gobierno congregacional de la iglesia no se usan comúnmente, pero a veces se hallan en iglesias evangélicas. El primero sigue el patrón del ejemplo de una corporación moderna, en donde la junta de directores contrata a un oficial ejecutivo que tiene la autoridad de manejar los asuntos como mejor le parezca. A esta forma de gobierno también se le podría llamar la estructura de «tú trabajas para nosotros».
A favor de esta estructura se pudiera argumentar que este sistema en efecto funciona bien en las empresas contemporáneas. Sin embargo, no hay ningún precedente ni respaldo del Nuevo Testamento para tal forma de gobierno de la iglesia.
Es simplemente resultado de tratar de manejar la iglesia como una empresa moderna, y ve al pastor no como dirigente espiritual, sino meramente como un empleado pagado.
Otras objeciones a esta estructura son el hecho de que le priva al pastor de participar en la autoridad gobernante que debe tener a fin de desempeñar efectivamente sus responsabilidades como anciano. Todavía más, los miembros de la junta también son miembros de la congregación sobre quienes se supone que el pastor debe tener cierta autoridad, pero esa autoridad se ve seriamente comprometida si los dirigentes de la congregación son en realidad sus jefes.
NOTA: Cuando este tipo de sistema funciona en una iglesia grande, es importante que una mayoría de la junta de ancianos sean personas que no son pastores asociados en la iglesia. Esto se debe a que los pastores asociados están sujetos al pastor principal en todo su trabajo en la iglesia (por lo general él los emplea y despide, y fija su paga, y ellos le rinden cuentas a él).
Por consiguiente, si una mayoría de los ancianos consiste de estos pastores asociados, las dinámicas interpersonales incluidas harán imposible que el pastor principal esté sujeto a la autoridad de los ancianos como un grupo, y el sistema funcionará de hecho como una forma (algo disfrazada) de gobierno de (un solo pastor), y no como un gobierno de pluralidad de ancianos.
Alguien podría objetar que en una iglesia grande sólo los miembros del personal pastoral a tiempo completo saben lo suficiente de la vida de la iglesia como para ser ancianos eficaces, pero ésta no es una objeción persuasiva: el gobierno por juntas que no están estrechamente involucradas en las actividades cotidianas de aquellos a quienes gobiernan funciona bien en muchos ámbitos de la actividad humana, tales como juntas universitarias o de seminario, juntas escolares locales, junta de directores de corporaciones, e incluso gobiernos estatales o nacionales.
Todos estos cuerpos gobernantes dirigen pólizas y dan dirección a administradores a tiempo completo, y pueden obtener información detallada en cuanto a situaciones especificas cuando surge la necesidad. (Me doy cuenta de que todos estos sistemas pueden funcionar calamitosamente, pero mi punto es simplemente que pueden funcionar muy bien cuando en posiciones de liderazgo se pone a las personas apropiadas).
D. DEMOCRACIA PURA:
Esta noción, que lleva el gobierno congregacional de la iglesia a su extremo lógico.
En este sistema todo debe presentarse en la reunión congregacional. El resultado es que las decisiones a menudo se debaten interminablemente, y, conforme la iglesia crece, la toma de decisiones llega al punto de casi paralizarse. En tanto que esta estructura intenta hacer justicia a algunos de los pasajes citados arriba respecto a la necesidad de que la autoridad gobernante final descanse en la congregación como un todo, no es fiel al patrón del Nuevo Testamento de ancianos reconocidos y designados que tienen autoridad real para gobernar a la iglesia en la mayoría de las situaciones.
E. «NO GOBIERNO EXCEPTO EL ESPÍRITU SANTO»:
Algunas iglesias, particularmente iglesias muy nuevas con tendencias más místicas o extremadamente pietistas, funcionan con un gobierno.
En este caso, la iglesia negaría que se necesite alguna forma de gobierno, dependería de que todos los miembros de la congregación que sean sensibles a la dirección del Espíritu Santo en sus propias vidas, y las decisiones por lo general se tomarían por consenso.
Esta forma de gobierno nunca dura mucho tiempo. No sólo que no es fiel al patrón del Nuevo Testamento de ancianos designados con autoridad para gobernar a la iglesia, sino que también está expuesta a mucho abuso, porque los sentimientos subjetivos antes que la sabiduría y la razón prevalecen en el proceso de toma de decisiones.
4. CONCLUSIONES.
Se debe aclarar, al concluir esta consideración del gobierno de la iglesia, que la forma de gobierno adoptada por una iglesia no es un punto principal de doctrina. Los creyentes han vivido confortablemente y han ministrado muy efectivamente con varias clases diferentes de sistemas, y hay muchos evangélicos dentro de cada de los sistemas mencionados.
Es más, un número de tipos diferentes de sistemas de gobiernos de iglesia funcionan bastante bien. En donde hay puntos débiles que parecen ser inherentes en la estructura de gobierno, individuos dentro del sistema generalmente reconocen esos puntos débiles e intentan compensarlos de cualquier manera que el sistema les permita.
No obstante, una iglesia puede ser más pura o menos pura en este punto, como en cualquier otro aspecto. Conforme las Escrituras nos persuaden respecto a varios aspectos del gobierno de la iglesia, entonces debemos continuar orando y esforzándonos por una mayor pureza de la iglesia visible en este aspecto también.

D. ¿DEBEN LAS MUJERES SER OFICIALES DE LA IGLESIA?

La mayoría de las teologías sistemáticas no ha incluido una sección sobre la cuestión de si las mujeres pueden ser oficiales de la iglesia, porque se ha dado por sentado en toda la historia del cristianismo, con muy pocas excepciones, que sólo los hombres pueden ser pastores o funcionar como ancianos dentro de la iglesia.'·
Pero en años recientes ha surgido una controversia seria dentro del mundo evangélico:
¿pueden las mujeres servir como pastoras tanto como los hombres? ¿Pueden ellas tener parte en todos los cargos de la iglesia? He tratado esta cuestión mucho más extensivamente en otras obras, pero un breve resumen de la cuestión se puede dar en este punto.
Debemos afirmar desde el principio que la narrativa de la creación en Génesis 1: 27 ve a hombres y mujeres como creados igualmente a imagen de Dios. Por consiguiente, hombres y mujeres tienen igual valor ante Dios, y debemos verlos como teniendo valor absolutamente igual como personas, e igual valor para la iglesia. Es más, las Escrituras aseguran que hombres y mujeres tienen igual acceso a todas las bendiciones de la salvación (ver Hch 2: 17-18; Gá 3: 28): Esto se afirma en forma impresionante en la alta dignidad y respeto que Jesús concedió en su ministerio terrenal a las mujeres:
También debemos admitir que las iglesias evangélicas a menudo no han reconocido la plena igualdad de hombres y mujeres, y por consiguiente no han considerado a las mujeres iguales en valor a los hombres. El resultado ha sido que no se ha reconocido que Dios a menudo les da a las mujeres dones espirituales iguales o mayores que a los hombres, que no se ha animado a las mujeres a tener participación completa y libre en los varios ministerios de la iglesia, y que no se ha tomado plenamente en cuenta la sabiduría que Dios les ha dado a las mujeres respecto a importantes decisiones en la vida de la iglesia.
Si la controversia presente sobre el papel de las mujeres en las iglesias puede resultar en la erradicación de algunos de estos abusos pasados, entonces la iglesia como un todo se beneficiará grandemente.
Sin embargo, la cuestión persiste: ¿deben las mujeres ser pastoras o ancianas en las iglesias? (O, ¿deben llenar funciones equivalentes a las de un anciano en las iglesias que tienen formas alternas de gobierno?) Mi propia conclusión sobre este asunto es que la Biblia no permite que las mujeres funcionen en el papel de pastoras o ancianas dentro de la iglesia. Esta ha sido también la conclusión de la vasta mayoría de iglesias en varias sociedades en toda la historia. Las razones que me parecen más persuasivas al responder a esta pregunta son las siguientes:
1. 1ª TIMOTEO 2: 11·14.
El pasaje individual de la Biblia que trata más directamente de esta cuestión es 1ª Timoteo 2: 11-14:
La Mujer Debe Aprender Con Serenidad, Con Toda Sumisión. No Permito Que La Mujer Enseñe Al Hombre Y Ejerza Autoridad Sobre Él; Debe Mantenerse Ecuánime. Porque Primero Fue Formado Adán, Y Eva Después. Además, No Fue Adán El Engañado, Sino La Mujer; Y Ella, Una Vez Engañada, Incurrió En Pecado.
Aquí Pablo está hablando de la iglesia cuando está reunida (ver vv. 8-9). En tal ambiente Pablo dice: «No permito que la mujer enseñe al hombre y ejerza autoridad sobre él» (v. 12). Éstas son las funciones que las realizan los ancianos de la iglesia, y especialmente los que conocemos como pastor en las situaciones de la iglesia contemporánea: Son específicamente estas funciones particulares de los ancianos que Pablo prohíbe que las mujeres ejerzan en la iglesia.
Varias objeciones se han presentado contra esta posición:
(A) Se ha dicho que este pasaje se aplica sólo a una situación específica que Pablo está considerando, posiblemente una en donde las mujeres estaban enseñando doctrina herética dentro de la iglesia de Éfeso.
Pero esta objeción no es persuasiva, puesto que no hay ninguna declaración clara en 1ª Timoteo que diga que las mujeres en realidad estaban enseñando doctrinas falsas. (1ª Ti 5:13 habla de mujeres que son chismosas, pero no menciona doctrina falsa).
NOTA. Ver la explicación en las arriba respecto a las funciones de enseñar y gobernar que les corresponde a los ancianos en una iglesia.
Para afirmaciones más extensas de estas objeciones ver los libros marcados como "favorecen a las mujeres como pastoras» en la bibliografía al fin de esta capitulo, especialmente los libros de Mickelsen, Spencer, y Bilezikian.
Todavía más, Pablo no les dice simplemente a las mujeres que están enseñando doctrina falsa que guarden silencio, sino que dice: «No permito que la mujer enseñe al hombre y ejerza autoridad sobre él». Finalmente, la razón que Pablo da para esta prohibición no es la propuesta en esta objeción, sino una muy diferente: la situación de Adán y Eva antes de la caída, y antes de que haya ningún pecado en el mundo (ver v. 13), y la manera en que una inversión en los papeles de hombre y mujer ocurrieron en el momento de la caída (ver v. 14). Estas razones no están limitadas a una situación en la iglesia de Éfeso, sino que tienen aplicación en general a los hombres y mujeres.
(B) Otra objeción dice que Pablo da esta prohibición porque las mujeres no tenían mayor educación en el primer siglo, y por consiguiente no estaban calificadas para papeles de enseñanzas o de gobierno en la iglesia. Pero Pablo no menciona la falta de educación como razón para decir que la mujer no puede «enseñar o tener autoridad sobre los hombres». Sino más bien señala en retrospectiva a la creación (vv. 13-14). Es precario basar un argumento en una razón que Pablo no da en lugar de la razón que sí da.
Además, esta objeción entiende mal los hechos reales de la iglesia antigua y del mundo antiguo. La educación formal en las Escrituras no fue requisito para el liderazgo de la iglesia y la iglesia del Nuevo Testamento, porque varios de los apóstoles no tuvieron educación bíblica formal (ver Hch 4: 13).
Por otro lado, la destreza de alfabetización básica y por consiguiente la capacidad de leer y estudiar las Escrituras estaban disponibles por igual a hombres y mujeres (notar Hch 18: 26; Ro 16: 1; 1ª Ti 2: 11; Tit 2: 3-4). Hubo muchas mujeres bien educadas en el mundo antiguo, y particularmente en un centro cultural tal como Éfeso.
Finalmente, los que presentan tal argumento a veces son incoherentes en que en otros lugares señalan a mujeres que tuvieron cargos de liderazgo en la iglesia antigua, tales como Priscila. Este punto es especialmente relevante en 1ª Timoteo 2, porque Pablo está escribiendo a Éfeso (1ª Ti 1: 3), que fue donde residían Priscila y Aquila (ver Hch 18: 18-19, 21). Fue en esta misma iglesia de Éfeso que Priscila supo las Escrituras lo suficiente como para ayudar a instruir a Apolos en el año 51 d.C. (Hch 18:26).
Luego ella probablemente había aprendido de Pablo mismo por otros tres años mientras él se quedó en Éfeso enseñando «todo el propósito de Dios» (Hch20: 27; 31; también 1ª Co 16: 19). Sin duda muchas otras mujeres de Éfeso habían seguido su ejemplo y también habían aprendido de Pablo. Aunque más tarde ellos fueron a Roma, hallamos Aquila y Priscila de nuevo en Éfeso al fin de la vida de Pablo (2ª Ti 4: 19), alrededor del año 67 d.C.
Por consiguiente, es probable que estuvieron en Éfeso en el año 65 d.C., alrededor del tiempo cuando Pablo escribió 1ª Timoteo (alrededor de catorce años después de que Priscila había ayudado a instruir a Apolos). Sin embargo, Pablo no permite ni siquiera a Priscila bien educada o a cualquier otra mujer bien educada de Éfeso que enseñe a los hombres en la asamblea pública de la iglesia. La razón no fue falta de educación, sino el orden de la creación que Dios estableció entre hombres y mujeres.
2. 1 CORINTIOS 14: 33 B-36.
En una enseñanza similar Pablo dice:
Como Es Costumbre En Las Congregaciones De Los Creyentes, Guarden Las Mujeres Silencio En La Iglesia, Pues No Les Está Permitido Hablar. Que Estén Sumisas, Como Lo Establece La Ley. Si Quieren Saber Algo, Que Se Lo Pregunten En Casa A Sus Esposos; Porque No Está Bien Visto Que Una Mujer Hable En La Iglesia. ¿Acaso La Palabra De Dios Procedió De Ustedes? ¿O Son Ustedes Los Únicos Que La Han Recibido? (1ª Co 14: 33b-36).
En esta sección Pablo no puede estar prohibiendo toda habla pública de parte de las mujeres en la iglesia, porque en 1ª Corintios 11: 5 claramente les permite orar y profetizar en la iglesia. Por consiguiente, es mejor entender este pasaje como refiriéndose al discurso que está en la categoría que se considera en el contexto inmediato, es decir, la evaluación hablada y juzgar las profecías en la congregación (ver v. 29: «En cuanto a los profetas, que hablen dos o tres, y que los demás examinen con cuidado lo dicho»).
En tanto que Pablo permite que las mujeres hablen y profeticen en la reunión de la iglesia, no les permite hablar en voz alta y dar evaluación o análisis de las profecías que se han dado, porque esto sería una función de gobernar con respecto a toda la iglesia:?
Esta comprensión del pasaje depende de nuestra noción del don de profecía en la edad del Nuevo Testamento, es decir, que la profecía no incluye enseñanza bíblica autoritativa, ni decir palabras de Dios que son iguales a las Escrituras, sino más bien informar algo que Dios espontáneamente trae a la mente: De esta manera, las enseñanzas de Pablo son muy consistentes en 1ª Corintios 14 Y 1ª Timoteo 2: en ambos casos se preocupa por preservar el liderazgo de los varones para enseñar y gobernar en la iglesia.
NOTA: Una objeción evangélica reciente a esta conclusión sobre 1ª Co 13: 33-36 simplemente dice que estos versículos no fueron escritos por Pablo y no pertenecen en el texto de 1 Corintios, y por consiguiente no se los debe considerar como Escrituras autoritativas para nosotros hoy: ver Gordon Fee, The First Epistle to the Corinthians, pp. 699-708.
El argumento básico de Fee es que es imposible reconciliar este pasaje con 1ª Co 11: 5, en donde Pablo claramente permite que las mujeres hablen en la iglesia. (También da mucho peso al hecho de que los vv. 34-35 están movidos a fin de 1ª Co14 en algunos manuscritos antiguos). Pero Fee no da a consideración adecuada a la noción representada aquí, es decir, que Pablo simplemente está prohibiendo a las mujeres la tarea autoritativa de juzgar las profecías en la iglesia reunida.
La posición de Fee es sorprendente a la luz del hecho de que ningún manuscrito antiguo de 1 Corintios omite estos versículos. (Los pocos manuscritos que ponen esta sección al fin del capítulo 14 son manuscritos mucho menos confiables que tienen también variaciones frecuentes en otras partes en 1ª Corintios).
3. 1 TIMOTEO 3: 1-7 Y TITO 1: 5-9.
Tanto 1ª Timoteo 3: 1-7 como Tito 1: 5-9 dan por sentado que los ancianos van a ser hombres. Un anciano (u obispo o presbítero) debe ser «esposo de una sola mujer» (1ª Ti 3: 2; también Tit 1: 6), y «Debe gobernar bien su casa y hacer que sus hijos le obedezcan con el debido respeto» (1ª Ti 3: 4).
Algunos pueden objetar que estas fueron direcciones dadas sólo para la situación cultural en el mundo antiguo, en donde las mujeres no tenían mucha educación, pero la misma respuesta que se dio arriba respecto a 1ª Timoteo 2 se aplicaría en este caso por igual.
4. LA RELACIÓN ENTRE LA FAMILIA Y LA IGLESIA.
El Nuevo Testamento hace conexiones frecuentes entre la vida de la familia y la vida de la iglesia. Pablo dice: «Porque el que no sabe gobernar su propia familia, ¿cómo podrá cuidar de la iglesia de Dios?» (1ª Ti 3: 5). Le dice a Timoteo: «No reprendas con dureza al anciano, sino aconséjalo como si fuera tu padre. Trata a los jóvenes como a hermanos; a las ancianas, como a madres; a las jóvenes, como a hermanas, con toda pureza» (1ª Ti 5: 1-2). Se podrían citar varios otros pasajes, pero la relación estrecha entre la familia y la iglesia debe ser clara.
Debido a esta conexión es inevitable que los patrones de liderazgo de la familia reflejarán los patrones de liderazgo en la iglesia, y viceversa. Es muy apropiado que, conforme los hombres santos cumplen sus responsabilidades de liderazgo de la familia, deben también cumplir responsabilidades de liderazgo en la iglesia. A la inversa, si en la iglesia se establecen patrones de liderazgo femenil, inevitablemente eso pondrá presión hacia un mayor liderazgo femenil, y hacia la abdicación de liderazgo masculino, dentro de la familia.
5. EL EJEMPLO DE LOS APÓSTOLES.
Si bien los apóstoles no son lo mismo que los ancianos en las iglesias locales, con todo es importante damos cuenta de que Jesús estableció un patrón de liderazgo masculino en la iglesia cuando nombró a doce hombres como apóstoles. Simplemente no es verdad que las mujeres tienen igual acceso a todos los cargos en la iglesia, porque Jesús, la cabeza de la iglesia, es hombre.
Los doce apóstoles que se sentarán en los doce tronos juzgando a las doce tribus de Israel (ver Mt 19: 28), y cuyos nombres están inscritos para siempre en los cimientos de la ciudad celestial (Ap 21: 14), son todos hombres. Por consiguiente, no habrá modelaje eterno para papeles iguales para hombres y mujeres en todos los niveles de autoridad de la iglesia. Más bien, hay un patrón de liderazgo masculino en los papeles más altos de gobierno de la iglesia, patrón que será evidente para todos los creyentes en toda la eternidad.
Una objeción que se presenta contra este argumento es la afirmación de que la cultura en ese tiempo no hubiera permitido que Jesús escoja a seis hombres y a seis mujeres como apóstoles, o seis parejas de esposo y esposa como apóstoles, y por esto no lo hizo así. Pero tal objeción impugna la integridad y el valor de Jesús.
Jesús no tuvo ningún temor de romper las costumbres sociales cuando estaba en juego un principio moral: criticó públicamente a los fariseos, sanó en el sabat, limpió el templo, habló con una samaritana, comió con cobradores de impuestos y pecadores, y comió con manos sin lavarse. Si Jesús hubiera querido establecer un principio de igual acceso al liderazgo de la iglesia tanto por hombres como por mujeres, ciertamente lo habría hecho así al nombrar sus apóstoles, y podría haberlo hecho así, a pesar de la oposición cultural, si eso hubiera sido el patrón que quería establecer en su iglesia. Pero no lo hizo así.
Otra objeción a este argumento dice que, si esto es verdad, entonces sólo los judíos pueden ser dirigentes en nuestras iglesias, puesto que todos los apóstoles también fueron judíos. Pero esta objeción no es persuasiva porque no reconoce que la iglesia fue enteramente judía en sus principios. Esto se debe a que fue el plan de Dios traer salvación por medio de los judíos, y esto llevó a doce apóstoles judíos.
Sin embargo, dentro de las páginas del Nuevo Testamento, vemos que la iglesia pronto se amplió para incluir a los gentiles (Mt 28: 19; Ef. 2:16) y los gentiles pronto llegaron a ser ancianos y dirigentes en la iglesia del Nuevo Testamento. Un gentil (Lucas) escribió dos libros del Nuevo Testamento (Lucas y Hechos), y varios gentiles tales como Tito y Epafrodito fueron ayudantes apostólicos de Pablo y sus colaboradores.
Es más, Dios progresivamente ha revelado desde el tiempo de Abraham (Gn 12: 3; 17: 5) que fue su plan a la larga incluir incontables gentiles entre su pueblo.
Así que el hecho de que los primeros apóstoles fueron judíos no es lo mismo que el hecho de que fueron varones. La iglesia empezó como enteramente judía, pero pronto llegó a ser judía y gentil por igual. Pero no toda la iglesia empezó siendo de varones, y sólo más tarde incluyó a las mujeres también. Los seguidores de Cristo fueron varones y mujeres desde el principio y tanto hombres como mujeres estuvieron presentes en los principios de la iglesia en Pentecostés. Así que esta objeción tampoco es persuasiva.
6. LA HISTORIA DE ENSEÑANZA Y LIDERAZGO DE VARONES EN TODA LA BIBLIA.
A veces los que se oponen a la noción presentada han dicho que se basa sólo en un pasaje: 1ª Timoteo 2. Varios de los argumentos anteriores han demostrado que este no es el caso, pero hay otro argumento adicional que se puede presentar: en toda la historia de toda la Biblia, desde el Génesis hasta Apocalipsis, hay un patrón consistente de liderato varonil entre el pueblo de Dios.
Aunque hay ejemplos ocasionales de mujeres ocupando cargos de liderazgo en el gobierno tales como una reina (Atalia en efecto reinó como única monarca en 2 R 11:1-20, pero difícilmente sería un ejemplo a imitar) o juzgar (notar Débora en Jue 4-5), y aunque hubo ocasionalmente mujeres tales como Débora y Huldá que fueron profetizas (ver Jue 4-5; 2ª R 22: 14-20), debemos notar que estas son excepciones raras en circunstancias nada usuales. Ocurrieron en medio de un patrón abrumador de liderazgo varonil en la enseñanza y el gobierno, y, como tal, difícilmente podrían servir como patrón para el oficio de la iglesia en el Nuevo Testamento.
Todavía más, no hay ningún ejemplo en toda la Biblia de una mujer haciendo la clase de enseñanza bíblica congregacional que se espera del pastor o los ancianos en la iglesia del Nuevo Testamento. En el Antiguo Testamento fueron los sacerdotes los que tenían responsabilidades de enseñanza para el pueblo, y el sacerdocio fue exclusivamente de varones; es más, incluso las profetizas Débora y Huldá profetizaron sólo privadamente, y no públicamente a una congregación del pueblo?
7. LA HISTORIA DE LA IGLESIA CRISTIANA.
Como se mencionó arriba, el patrón abrumador en toda la historia de la iglesia cristiana ha sido que el oficio de pastor o anciano (o su equivalente) ha estado reservado para los hombres. Aunque esto no demuestra concluyentemente que tal posición es correcta, debe damos razón para reflexionar muy seriamente en la cuestión antes de apresuramos y declarar que casi la iglesia entera en toda su historia ha estado errada en este asunto?
8. OBJECIONES.
Numerosas objeciones se han presentado contra la posición bosquejada aquí, y sólo unas pocas de ellas se pueden tratar en este punto? Se objeta que el ministerio deben determinarlo los dones, y no el género. Pero en respuesta se debe decir que los dones espirituales tienen que usarse dentro de las pautas dadas en la Biblia. El Espíritu Santo que da poder a los dones espirituales también es el Espíritu Santo que inspiró a la Biblia, y él no quiere que usemos sus dones en desobediencia a sus palabras.
Otra objeción dice que si Dios genuinamente ha llamado a una mujer a ser pastora, no se le debe impedir que actúe como tal. La respuesta a esta objeción es similar a la dada arriba: el individuo que aduce haber recibido un llamado de Dios siempre debe ser probado sujetándolo a las palabras de Dios en las Escrituras.
Si la Biblia enseña que Dios quiere que sólo los hombres lleven las responsabilidades primarias de enseñar y gobernar del pastorado, entonces por implicación la Biblia también enseña que Dios no llama a las mujeres a ser pastoras. Sin embargo, debemos añadir que a menudo 10 que una mujer discierne como llamamiento divino al pastorado puede ser en verdad' un llamado al ministerio cristiano a tiempo completo, pero no a ser pastora o anciana en una iglesia.
De hecho, existen muchas oportunidades para el ministerio ocupacional a tiempo completo dentro de la iglesia local y en otras partes, aparte de ser .una pastora que enseña o una anciana; por ejemplo, posiciones ministeriales en la iglesia en asesoría, ministerios femeniles, educación cristiana, y ministerios a niños, así como también ministerio de música y adoración, ministerios universitarios, ministerios de evangelización, ministerios a los pobres, y responsabilidades administrativas no incluyen funcionar en el papel de anciana sobre toda la iglesia.
Esta lista se pudiera ampliar, pero el punto es que no debemos imponer restricciones en donde la Biblia misma no impone restricciones, sino que debemos permitir y animar la plena y libre participación de mujeres tanto como de hombres en todos estos otros aspectos.
Algunos objetan que el énfasis del Nuevo Testamento es en liderazgo servidor y por consiguiente no debemos preocupamos tanto en cuanto a autoridad, puesto que es una preocupación más pagana que cristiana. Pero esta objeción hace una distinción falsa entre actitud de servicio y autoridad. Ciertamente Jesús mismo es el modelo de un líder servidor, pero Jesús también tenía autoridad; ¡gran autoridad! Él es el Señor de nuestras vidas y Señor de la iglesia.
Por analogía, los ancianos deben seguir el ejemplo de Jesús de liderazgo servidor (ver 1ª P 5: 1-5) pero eso no quiere decir que deban descuidar el gobernar con autoridad cuando la Biblia misma les da esa responsabilidad (ver 1ª Ti 5: 17; Heb 13: 17; 1ª P 5: 5).
A veces algunos objetan que tal como la iglesia finalmente se dio cuenta de que la esclavitud era un mal, así la iglesia hoy debe reconocer que el liderazgo de los varones está mal y que es una tradición cultural obsoleta que se debe descartar. Pero esta objeción no se da cuenta de la diferencia entre la institución cultural temporal de la esclavitud, que es ciertamente Dios no estableció en la creación, y la existencia de una diferencia en los papeles del varón y la mujer en el matrimonio (y, por implicación, en las relaciones dentro de la iglesia) que Dios estableció en la creación.
Las semillas de la destrucción de la esclavitud se sembraron en el Nuevo Testamento (ver Flm 16; Ef 6: 9; Col 4: 1; 1ª Ti 6: 1-2), pero en la Biblia no se siembra ninguna semilla para la destrucción del matrimonio, o para la destrucción de las diferencias entre hombres y mujeres según fueron creados.
Es más, la objeción se puede invertir: es probable que un paralelo más estrecho a los defensores cristianos de la esclavitud en el siglo diecinueve se halle en los feministas evangélicos que hoy usan argumentos de la Biblia para justificar conformidad a algunas presiones extremadamente fuertes en la social contemporánea (a favor de la esclavitud entonces, y en cuanto a mujeres siendo pastoras hoy).
A veces se objeta que Priscila y Aquila juntos hablaron con Apolos y «le explicaron con mayor precisión el camino de Dios» (Hch 18: 26). Esto es cierto, y es evidencia útil que muestra que el debate informal de las Escrituras por parte de hombres y mujeres juntos, en la cual hombres y mujeres juegan un papel significativo para ayudarse unos a otros a entender la Biblia, es aprobado por el Nuevo Testamento.
De nuevo, un ejemplo como éste nos advierte a no prohibir la utilización de actividades que la Biblia no prohíbe, sin embargo esto no voltea el principio de que el papel de gobernar y enseñar reconocido públicamente dentro de una iglesia está restringido a los hombres. Priscila no estaba haciendo nada contrario a esta restricción.
A veces se objeta que es absurdo permitir que las mujeres voten en la iglesia que tienen gobierno congregacional, pero no que sirvan como ancianas. Pero la autoridad de la iglesia como un todo no es lo mismo que la autoridad que se da a individuos específicos dentro de la iglesia. Cuando decimos que la congregación como un todo tiene autoridad, no quiere decir que cada hombre y cada mujer de la congregación tienen la autoridad de hablar o actuar por la congregación. Por consiguiente, el género, como parte de la persona de un individuo, no está significativamente a la vista en las decisiones corporativas de la congregación.
Otra manera de expresar esto es decir que la única pregunta que estamos haciendo en esta sección es si las mujeres pueden ser oficiales dentro de la iglesia, y específicamente si pueden ser ancianas dentro de la iglesia. En cualquier sistema congregacional en donde los ancianos son elegidos por la congregación, es evidente a todos en la iglesia que los ancianos tienen un tipo de autoridad delegada que los demás miembros de la congregación no tienen; aunque los otros miembros de la congregación hayan votado por estas personas para elegirlos.
Es lo mismo en todos los sistemas de gobierno en donde los oficiales son elegidos: una vez que se elige al presidente de los Estados Unidos de América o al alcalde de una ciudad, esa persona tiene autoridad delegada sobre las personas que lo eligieron y es una autoridad que es mayor que la autoridad de cualquier individuo que votó.
En este punto también es apropiado reconocer que Dios ha dado tanta perspectiva y sabiduría a las mujeres como a los hombres, y que cualquier dirigente de la iglesia que descuida echar mano de la sabiduría que las mujeres tienen está actuando neciamente. Por consiguiente, cualquier grupo de ancianos u otros dirigentes varones que toman decisiones que afectan a toda la iglesia deben tener frecuentemente procedimientos dentro de la iglesia por el que se pueden echar mano en la toma de decisiones de la sabiduría y perspectiva de otros miembros de la iglesia, especialmente de la sabiduría y perspectiva de las mujeres tanto como de los hombres.
NOTA: Para mayor explicación de estos ejemplos narrativos, ver Thomas R. Schreiner, «The Valuable Ministries of Women in the Context of Male Leadership: A Survey of Old and New Testament Examples and Teaching», en Recovering Biblical Manhood and Womanhood. pp. 209-24. Con respecto a Débora en particular, debemos damos cuenta de que los sucesos históricos narrados en todo el libro de Jueces requieren gran cuidado en la interpretación antes de que podamos dar por sentado que se deban tomar como modelos para imitar.
Y Débora fue diferente de otros profetas (varones) en que ella no profetizó en público, sino sólo en privado Jue 4:5; Huldá hace lo mismo en 2ª R 22: 14-20); ella le entregó su liderazgo a un hombre Jue 4: 6-7); y, aunque Dios en efecto dio bendición por medio de ella, es interesante que no hay ninguna afirmación explicita del hecho de que el Señor la llamó; lo que la hace diferente de otros jueces principales tales como Otoniel (3: 9), Aod (3:15), Gedeón (6: 14), Jefté (11: 29) y Sansón (13: 25; 14: 6), de quienes explícitamente se afirma que Dios los llamó.
Véase la nota anterior. En cuanto al hecho de que las mujeres podían profetizar en las congregaciones del Nuevo Testamento, véase la discusión bajo la sección 2 de este capítulo,
 Un número de libros recientes han destacado el descuido de las contribuciones las contribuciones que las mujeres han hecho a la iglesia en toda su historia: ver especialmente Ruth Tucker y Walter Liefeld, Daughters of the Chutcuh, libro que es un tesoro de información y provee extensa bibliografía adicional. Pero ninguno de estos estudios derriba la conclusión clara de que la gran mayoría de la iglesia en toda su historia no ha aceptado a mujeres como pastoras.
Para consideración adicional ver Recovering Bíblical Manhood and Womanhood. Esp. pp. 60 92. Las afirmaciones de Fuller de las objeciones mencionadas aquí se pueden hallar en los libros marcados «Favorecen a mujeres como pastores» en la bibliografía al final de este capítulo, esp. Los volúmenes de Mickelsen, Spencer, y Bilezikian.
9. ¿QUÉ TAL EN CUANTO A OTROS OFICIOS DENTRO DE LA IGLESIA?
Toda la consideración arriba se ha concentrado en el asunto de si las mujeres deben funcionar como pastoras o ancianas dentro de la iglesia. Pero, ¿qué tal de otros oficios?
La enseñanza bíblica respecto al oficio de diácono es mucho menos extensa que respecto al oficio de anciano, y lo que involucra el oficio del diácono varía considerablemente de iglesia a iglesia. Si los diáconos en realidad están funcionando como ancianos y tienen la más alta autoridad gobernante dentro de una iglesia local, entonces los argumentos presentados arriba en contra de que las mujeres sean ancianas se aplicarían directamente a esta situación, y se seguiría que las Escrituras no permiten que las mujeres sean diaconisas en este sentido.
Por otro lado, si los diáconos simplemente tienen responsabilidad administrativa delegada para ciertos aspectos del ministerio de la iglesia, entonces parece no haber buena razón para impedir que las mujeres funcionen como diaconisas. Respecto a la cuestión de las mujeres como diaconisas en 1ª Timoteo 3: 8-13, a este autor no le parece que este pasaje permite que las mujeres sean diaconisas de la manera que se entiende a los diáconos en esa situación pero hay una diferencia significativa en el punto de vista entre evangélicos en cuanto a entender este pasaje, y para nosotros es mucho menos claro lo que los diáconos hicieron exactamente en ese tiempo que lo que es claro que los ancianos hicieron.
Con respecto a los otros oficios, tales como tesorero, por ejemplo, u otros cargos ministeriales tales como ministro de jóvenes, o director de asesoramiento, o ministro de niños, y así por el estilo, la única pregunta que hay que hacer es si estos cargos incluyen las funciones de gobernar y enseñar que el Nuevo Testamento reserva para los ancianos.
Si no, entonces todos estos oficios deben estar abiertos para las mujeres tanto como para los hombres porque debemos tener cuidado de no prohibir lo que el Nuevo Testamento no prohíbe.
Nótese que Hch 6: 3 también requiere que se seleccione sólo a hombres (gr. aner) como los primeros diáconos (si entendemos que ese pasaje está hablando del oficio de diácono).
PREGUNTAS PARA APLICACIÓN PERSONAL
1. Cualquiera que sea la estructura del tipo de gobierno de la iglesia en que se halle ahora, ¿hay maneras en que usted podría animar más y respaldar más a los dirigentes actuales en su iglesia?
2. Si al presente usted es un oficial en su iglesia, o si algún día le gustaría serlo, ¿es su patrón de vida tal que le gustaría que otros lo imiten en la iglesia? Si ha tenido parte en el proceso de seleccionar a los dirigentes de la iglesia, ¿ha tendido usted a hacer énfasis en los rasgos de carácter y requisitos espirituales que se mencionan en la Biblia, o ha hecho énfasis en otras calificaciones que el mundo buscaría al seleccionar sus dirigentes?
3. ¿Piensa usted que la estructura gobernante actual de su iglesia funciona bastante bien? ¿Cómo se podría mejorar, sin cambiar la filosofía básica del gobierno a la que la iglesia se ha comprometido? Sea que su iglesia tenga oficiales a los que se llama «ancianos», o no, ¿quiénes son los que desempeñan las funciones de ancianos en su iglesia? ¿Sabe usted si a su propio pastor le gustaría ver algunas modificaciones en el gobierno de su iglesia, de modo que le permita desempeñar más efectivamente su tarea?
4. Antes de leer este capítulo, ¿cuál era su noción sobre el asunto de las mujeres sirviendo como pastoras o ancianas que enseñan en una iglesia? ¿Cómo ha cambiado este capítulo su noción, si acaso? A su modo de pensar, ¿son las emociones de las personas a menudo muy fuertes respecto a este asunto? ¿Podría usted explicar cómo se siente (emocionalmente) personalmente en cuanto a la enseñanza presentada en este capítulo? ¿Le parece correcto, o no?
TÉRMINOS ESPECIALES
Anciano, ancianos locales, apóstol, asamblea general, clase, consistorio, diácono, diócesis, gobierno congregacional, gobierno episcopal, gobierno jerárquico, oficial, obispo, presbítero, rector, sacerdote, sesión, sínodo, supervisor, vicario
PASAJE BÍBLICO PARA MEMORIZAR

1ª Pedro 5: 1-4: A Los Ancianos Que Están Entre Ustedes, Yo, Que Soy Anciano Como Ellos, Testigo De Los Sufrimientos De Cristo Y Partícipe Con Ellos De La Gloria Que Se Ha De Revelar, Les Ruego Esto: Cuiden Como Pastores El Rebaño De Dios Que Está A Su Cargo, No Por Obligación Ni Por Ambición De Dinero, Sino Con Afán De Servir, Como Dios Quiere. No Sean Tiranos Con Los Que Están A Su Cuidado, Sino Sean Ejemplos Para El Rebaño. Así, Cuando Aparezca El Pastor Supremo, Ustedes Recibirán La Inmarcesible Corona De Gloria.