¿CÓMO SE DEBE GOBERNAR UNA IGLESIA? ¿CÓMO SE DEBE ESCOGER A LOS OFICIALES DE UNA IGLESIA? ¿DEBEN MUJERES SERVIR COMO PASTORAS?
EXPLICACIÓN Y BASE
BÍBLICA
Las
iglesias hoy tienen muchas formas diferentes de gobierno. La Iglesia Católica
Romana tiene un gobierno mundial bajo la autoridad del papa. Las iglesias
episcopales tienen obispos con autoridad regional, y arzobispos sobre ellos.
Las
iglesias presbiterianas conceden autoridad regional a presbiterios y autoridad
nacional a asambleas generales. Por otro lado, las iglesias bautistas y muchas
otras iglesias independientes no tienen ninguna autoridad formal gobernante más
allá de la congregación local, y la afiliación con las denominaciones es
voluntaria.
Dentro
de las iglesias locales, los bautistas a veces tienen un solo pastor con una
junta de diáconos, pero algunas tienen también juntas de ancianos. Los
presbiterianos tienen una junta de ancianos y los episcopales tienen una Junta
Parroquial.
Otras
iglesias simplemente tienen una junta de la iglesia.
¿Hay
algún patrón del Nuevo Testamento para el gobierno de la iglesia? ¿Hay alguna
forma de gobierno de la iglesia que se debe preferir sobre otra? Estas son las
preguntas que se consideran en este capítulo.
Sin
embargo, desde el comienzo se debe decir que la forma de gobierno de la iglesia
no es una doctrina principal como la Trinidad, la deidad de Cristo, la
expiación sustitucionaria, o la autoridad de la Biblia. Aunque pienso, después
de examinar la evidencia del Nuevo Testamento, que una forma en particular de
gobierno de la iglesia es preferible a las demás, con todo, cada forma tiene
algunas debilidades tanto como puntos fuertes.
La
historia de la iglesia atestigua que varias formas diferentes de gobierno han
funcionado bastante bien por varios siglos. Es más, en tanto que algunos
aspectos de gobierno de la iglesia parecen ser razonablemente claros en el
Nuevo Testamento, otros asuntos (tales como la manera en que se deben escoger
los oficiales de la iglesia) son menos claros, principalmente debido a que la
evidencia del Nuevo Testamento sobre ellos no es extensa, y por consiguiente
nuestras inferencias de esta evidencia son menos certeras.
Me
parece, entonces, que debe haber campo para que los creyentes evangélicos
difieran amigablemente sobre esta cuestión, con la esperanza de que en el
futuro se puedan lograr mayor entendimiento.
También
parece que los creyentes individuales, en tanto que pueden tener una
preferencia por un sistema u otro, y aunque puedan querer en momentos apropiados
argumentar poderosamente por un sistema sobre otro, con todo deben estar
dispuestos a vivir y ministrar dentro de cualquiera de los varios diferentes
sistemas protestantes de gobierno de la iglesia en que puedan hallarse de
tiempo en tiempo.
Pero
no quiero decir que esto sea un asunto enteramente sin importancia.
En
este aspecto tanto como en otros, una iglesia puede ser más pura o menos pura.
Si hay claros patrones del Nuevo Testamento respecto a algunos aspectos del
gobierno de la iglesia, entonces habrá consecuencias negativas en nuestras
iglesias si los descartamos, aunque no veamos todas las consecuencias al
presente. Por consiguiente, los creyentes son ciertamente libres de hablar y
escribir sobre el tema a fin de trabajar por una pureza creciente en la
iglesia.
En
este capítulo examinaremos primero la información del Nuevo Testamento respecto
a los oficiales de la iglesia, especialmente apóstol, anciano y diácono.
Luego
preguntaremos cómo se deben escoger los oficiales de la iglesia. Después veremos
dos asuntos controversiales: ¿cuál forma de gobierno de la iglesia, si acaso
alguna, es la que más se acerca al patrón del Nuevo Testamento? Y, ¿pueden las
mujeres servir como oficiales en la iglesia?
A. OFICIALES DE LA IGLESIA
Para
propósitos de este capítulo usaremos la siguiente definición: Un oficial de la
iglesia es alguien que ha sido reconocido públicamente como teniendo el derecho
y responsabilidad de realizar ciertas funciones para beneficio de toda la
iglesia.
De
acuerdo a esta definición, los ancianos y diáconos se considerarían oficiales
de la iglesia, así como también el pastor (si ese es un oficio distinto). El
tesorero de la iglesia y el moderador de la iglesia también serían oficiales
(estos títulos pueden variar de iglesia a iglesia). A todas estas personas se
las ha reconocido públicamente, por lo general en un culto en el cual se las
(nombra) u «ordena» para ese cargo.
Es
más, necesitan reconocimiento público a fin de cumplir esas responsabilidades:
por ejemplo, no sería apropiado que la gente se pregunte de semana a semana
quién va a recibir la ofrenda y depositarla en el banco, o ¡que varias personas
discutan que han sido dotados para asumir esa responsabilidad en una semana en
particular!
El
funcionamiento ordenado de la iglesia exige que se reconozca que una persona
tiene esa responsabilidad. De modo similar, al pastor que es responsable por
dar la enseñanza bíblica cada domingo por la mañana se le debe reconocer como
teniendo el derecho y responsabilidad de hacer eso (por lo menos, en la mayoría
de formas de gobierno de la iglesia).
Si no
fuera ese el caso, entonces muchos pudieran preparar sermones y todos pudieran
decir que tienen el derecho de predicarlo, o en algún domingo tal vez nadie lo
prepare. De modo similar, a fin de que las personas sigan a los ancianos de la
iglesia y miren a ellos esperando dirección, deben saber quiénes son los
ancianos.
En
contraste, muchos otros ejercen dones en la iglesia, pero no decimos que tienen
un «oficio» debido a que no necesitan reconocimiento público para que funcionen
sus dones. Los que tienen dones de «ayuda» (ver 1ª Co 12: 28), o que tienen un
don de fe especialmente fuerte, o un don de «discernir espíritus» (1ª Co 12:
10), o un don de exhortar o de ofrendar (Ro 12: 8) no necesitan reconocimiento
público a fin de funcionar efectivamente en la iglesia.
En el
material que sigue veremos que el Nuevo Testamento habla de un cargo de la
iglesia que se limitó al tiempo cuando la iglesia primitiva fue fundada (el
oficio de apóstol), y otros dos oficiales de la iglesia que continúan en toda
la edad de la iglesia (1os oficios de ancianos y diáconos).
1. APÓSTOL.
Anteriormente
en este estudio vimos que los apóstoles del Nuevo Testamento tuvieron una clase
única de autoridad en la iglesia primitiva: autoridad de hablar y escribir
palabras que fueron «palabras de Dios» en un sentido absoluto.
No
creerlas o desobedecerlas era no creer o desobedecer a Dios. Los apóstoles, por
consiguiente, tuvieron la autoridad para escribir palabras que llegaron a ser
palabras de las Escrituras.' Este hecho en sí mismo debe sugerimos que había
algo singular en cuanto al oficio de apóstol, y que no deberíamos esperar que
continúe hoy, porque nadie puede hoy añadir palabras a la Biblia y esperar que
se las considere como las mismas palabras de Dios o como parte de las
Escrituras.
Además,
la información del Nuevo Testamento sobre las calificaciones de un apóstol y la
identidad de los apóstoles también nos lleva a concluir que el oficio fue único
y limitado al primer siglo, y que no debemos esperar más apóstoles hoy.
Veremos
esto al hacer las siguientes preguntas: ¿Cuáles fueron los requisitos para ser
un apóstol? ¿Quiénes fueron los apóstoles? ¿Cuántos apóstoles hubo? ¿Hay
apóstoles hoy?
Desde
el principio se debe aclarar que las respuestas a estas preguntas dependen de
lo que uno quiera decir por la palabra apóstol. Algunos usan hoy la palabra
apóstol en un sentido muy amplio, para referirse a un iniciador eficaz de
iglesias, o a un pionero misionero significativo (Guillermo Carey fue un
apóstol a India), por ejemplo).
Si
usamos la palabra apóstol en este sentido amplio, todos estarían de acuerdo en
que todavía hay apóstoles hoy; porque ciertamente hay misioneros e iniciadores
de la iglesia eficaces hoy.
El
Nuevo Testamento mismo tiene tres versículos en que usa la palabra apóstol (gr.
apóstolos) en un sentido amplio, no para referirse a ningún cargo específico en
la iglesia, sino simplemente para querer decir «mensajero». En Filipenses 2: 25
Pablo llama a Epafrodito «vuestro mensajero (apóstolos), y ministrador de mis
necesidades» (RVR); en 2ª Corintios 8: 23 Pablo se refiere a los que le
acompañaron para llevar la ofrenda a Jerusalén como «mensajeros [apostoloi de
apóstolos] de las iglesias» (RVR); y En Juan 13: 16Jesús dice: «ningún
mensajero [apóstolos] es más que el que lo envió».
Pero
hay otro sentido para la palabra apóstol. Mucho más frecuentemente en el Nuevo
Testamento la palabra se refiere a un oficio especial: «apóstol de Jesucristo».
En
este sentido estrecho del término no hay más apóstoles hoy, ni debemos esperar
más. Esto se debe a lo que el Nuevo Testamento dice en cuanto a los requisitos
para ser un apóstol y en cuanto a quiénes fueron los apóstoles.
A. REQUISITOS DE UN APÓSTOL:
Los
dos requisitos para ser un apóstol fueron:
(1) Haber visto a Jesús después de su resurrección con los propios ojos
(así, ser un «testigo ocular de la resurrección»), y:
(2) Haber sido específicamente comisionado por Cristo como su apóstol.
El
hecho de que un apóstol tenía que haber visto con sus propios ojos al Señor
resucitado se indica en Hechos 1:22, en donde Pedro dijo que la persona para
reemplazar a Judas «sea hecho testigo con nosotros, de su resurrección» (RVR).
Es
más, fue «a los apóstoles que había escogido» que «después de padecer la
muerte, se les presentó dándoles muchas pruebas convincentes de que estaba
vivo. Durante cuarenta días se les apareció» (Hch 1: 2-3; 4: 33).
Pablo
da gran importancia al hecho de que él reunió estos requisitos aunque de una
manera inusual (Cristo se le apareció en una visión en el camino a Damasco y lo
nombró apóstol: Hch 9: 5-6; 26: 15-18). Cuando defiende su apostolado dice:
«¿No soy apóstol? ¿No he visto a Jesús nuestro Señor?» (1ª Co 9: 1).
Y al
mencionar a las personas a quienes Cristo se apareció después de su
resurrección, Pablo dice: «Luego se apareció a Jacobo, más tarde a todos los
apóstoles, y por último, como a uno nacido fuera de tiempo, se me apareció
también a mí. Admito que yo soy el más insignificante de los apóstoles y qué ni
siguiera merezco ser llamado apóstol» (1ª Co 15: 7-9).
Estos
versículos se combinan para indicar que a menos que alguien haya visto con sus
propios ojos a Jesús después de la resurrección, no podía ser apóstol.
El
segundo requisito, nombramiento específico por Cristo como apóstol, también es
evidente en varios versículos. Primero, aunque el término apóstol no es común
en los Evangelios, a los doce discípulos se les llama «apóstoles»
específicamente en el contexto en que Jesús los comisiona, «enviándolos» a
predicar en su nombre:
Reunió A Sus Doce Discípulos Y Les Dio Autoridad Para Expulsar A Los
Espíritus Malignos Y Sanar Toda Enfermedad Y Toda Dolencia. Éstos Son Los
Nombres De Los Doce Apóstoles: Jesús Envió A Estos Doce Con Las Siguientes
Instrucciones: «Dondequiera Que Vayan, Prediquen Este Mensaje: «El Reino De Los
Cielos Está Cerca" (Mt 10: 1-7).
De
modo similar, Jesús comisiona a sus apóstoles en un sentido especial para que
sean sus «testigos hasta los confines de la tierra» (Hch 1: 8). Y al escoger a
otro apóstol para que reemplace a Judas, los once apóstoles no se irrogaron la
responsabilidad sobre sí mismos, sino que oraron y pidieron que el Cristo
ascendido haga el nombramiento:
«Señor, Tú Que Conoces El Corazón De Todos, Muéstranos A Cuál De Estos
Dos Has Elegido Para Que Se Haga Cargo Del Servicio Apostólico Que Judas Dejó»
Luego Echaron Suertes Y La Elección Recayó En Matías; Así Que Él Fue Reconocido
Junto Con Los Once Apóstoles (Hch 1: 24-26).
Pablo
mismo insiste en que Cristo personalmente lo nombró como apóstol.
Cuenta
como, en el camino a Damasco, Jesús le dijo que lo estaba nombrando como
apóstol a los gentiles: «Me he aparecido a ti con el fin de designarte siervo y
testigo. Te libraré de tu propio pueblo y de los gentiles. Te envió a estos,
(hechos 26: 16- 17). Mas adelante afirma que fue específicamente nombrado por
Cristo como Apóstol (Ver Rom 1: 1; Gá 1: 1; 1ª Ti 1: 12; 2: 7; 2ª Ti 1: 11)
B. ¡QUIENES FUERON LOS
APÓSTOLES.
El grupo inicial de apóstoles eran
doce: Los once discípulos que quedaron después de que Judas murió, mas Matías
que reemplazo a Judas, luego echaron suertes y la elección recayó en Matías;
así que él fue reconocido junto con los once Apóstoles; ( Hechos 1: 26). Tan
importante fue este grupo original de los apóstoles (los miembros originales)
del oficio de Apóstol, que leemos que sus nombres están inscritos en los
cimientos de la ciudad celestial, la nueva Jerusalén: la muralla de la ciudad
tenía doce cimientos, en los que estaban los nombres de los doce apóstoles del
cordero (Ap. 21: 14).
Podríamos al principio pensar que
tal grupo nunca podría ampliarse, así que nadie podría ser añadido. Pero
entonces Pablo claramente afirma que él también, es un apóstol. Y Hechos 14:
14, llama apóstoles tanto a Bernabé como a Pablo, “al enterarse esto los
apóstoles Bernabé y Pablo: Así que con pablo y Bernabé hay catorce” (Apóstoles
de Jesucristo).
Luego a Jacobo, el hermano de
Jesús (que no fue uno de los doce discípulos originales) parece que le llama
Apóstol en Gálatas 1: 19; Pablo dice como, cuando fue a Jerusalén: (no vi a
ningún otro de los doce Apóstoles, sino a Jacobo el hermano del Señor, (VRV).
Luego en Gálatas 2: 9 a Jacobo se le clasifica con Pedro y Juan como (columnas)
de la iglesia de Jerusalén. Y en Hechos 15: 13-21 Jacobo junto con Pedro,
ejerce una función significativa de liderazgo en el concilio de Jerusalén,
función que sería apropiada para el oficio de Apóstol. Es más, cuando Pablo
menciona la lista de las apariciones de Jesús resucitado una vez más de buen
grado clasifica a Jacobo con los Apóstoles.
Luego se apareció a Jacobo, más
tarde a todos los Apóstoles, por último, como a un nacido fuera de tiempo, se
me apareció también a mí, admito que yo soy el más insignificante de los
Apóstoles y que ni siquiera me merezco ser llamado Apóstol, porqué perseguí a
la iglesia de Dios . (1ª Co 15: 7-9).
NOTA: Estas dos calificaciones se consideran en
detalle en el ensayo clásico de J. B. Lightfoot, .The Name and Office o fan
Apostle», en su comentario, The Epistle of St. Paul to the Galatians (primero
publicado en 1865; reimp. Zondervan,
Grand Rapids, 1957), pp. 92-101; ver también K. H. Rengstorf,
«apóstolos», TDNT, 1:398-447.
Finalmente,
el hecho de que Jacobo, o Santiago, pudo escribir la Epístola del Nuevo
Testamento que lleva su nombre también sería enteramente consistente con el
hecho de que tenía la autoridad que le pertenecía al oficio del apóstol, la
autoridad de escribir palabras que fueron palabras de Dios.
Todas
estas consideraciones se combinan para indicar que Jacobo, el hermano del
Señor, también fue comisionado por Cristo como apóstol. Esto elevaría el número
a quince «apóstoles De Jesucristo» (los doce, más Pablo, Bernabé y Jacobo.
¿Hubo más de estos quince? Posiblemente puede haber habido unos pocos más,
aunque sabemos un poco, si acaso algo, de ellos, y no hay certeza de que hubo
más. Otros, por supuesto, habían visto a Jesús después de su resurrección
(Después
se apareció a más de quinientos hermanos a la vez, la mayoría de los cuales
vive todavía, aunque algunos han muerto», 1ª Co 15: 6). De este grupo grande es
posible que Cristo nombró a algunos otros como apóstoles; pero también es muy
posible que no lo hizo. La evidencia no es suficiente para decidir el asunto.
Romanos 16: 7 dice: «Saluden a Andrónico y a Junías, mis parientes y compañeros
de cárcel, destacados entre los apóstoles y convertidos a Cristo antes que yo».
Debido
a que hay varios problemas de traducción en este versículo, no se puede llegar
a ninguna conclusión clara. «Destacados» también se puede traducir «hombres que
(los apóstoles) destacaron». «Junias» (nombre de hombre) también se puede
traducir «Junia» (nombre de mujer»).? «Apóstoles» aquí tal vez no quiera decir
el oficio de «apóstol de Jesucristo», sino que puede significar simplemente
«mensajeros» (el sentido más amplio que la palabra toma en Flp 2: 25; 2ª Co 8:
23; Jn 13:16).
El
versículo tiene muy poca información clara para permitimos derivar una
conclusión.
Se han
sugerido a otros como apóstoles. A Silas (Silvano) ya veces Timoteo se
mencionan debido a 1ª Tesalonicenses 2: 6: (Aunque como apóstoles de Cristo
hubieran podido ser exigentes con ustedes). Incluye Pablo a Silas y Timoteo
aquí, puesto que la carta empieza: «Pablo, Silvano y Timoteo» (1ª Ts 1: 1)?
No es
probable que Pablo incluya a Timoteo en esta afirmación, por dos razones.
(1) Él dice apenas cuatro versículos antes: «y saben también que, a pesar
de las aflicciones e insultos que antes sufrimos en Filipos» (1ª Ts 2: 2), pero
esto se refiere a los azotes y encarcelamiento que les sucedieron sólo a Pablo
y a Silas, no a Timoteo (Hch 16: 19).
Así
que el «nosotros» del versículo 6 no parece incluir a todos los hombres (Pablo,
Silvano, Timoteo) mencionados en el primer versículo. la carta en general es de
Pablo, Silas y Timoteo, pero Pablo sabe que sus lectores naturalmente
entenderán los miembros apropiados de la afirmación «nosotros» cuando no quiere
dar a entender que incluye a todos los tres de ellos en ciertas secciones de la
carta.
Él no
especifica: «Es decir, Silas y yo, ya hemos sufrido y fuimos ultrajados
vergonzosamente en Filipos, como ustedes saben», porque los tesalonicenses sabrían
a quiénes se refiere con el «nosotros».
(2) Esto también se ve en 1 Tesalonicenses 3:1-2, cuando el «nosotros»
ciertamente no puede incluir a Timoteo:
Por Tanto, Cuando Ya No Pudimos Soportarlo Más, Pensamos Que Era Mejor
Quedarnos Solos En Atenas. Así Que Les Enviamos A Timoteo, Hermano Nuestro Y
Colaborador De Dios En El Evangelio De Cristo, Con El Fin De Afianzarlos Y
Animarlos En La Fe (1ª Ts 3: 1-2).
NOTA: Para una consideración extensa de si traducir
(Junias) o (Junia) aquí, ver John Piper y Wayne Grudem, eds., Recovering
Biblical Manhood and Womanhood (Crossway, Wheaton, 1991), pp. 79-81, 214,
221-22. Algunos ha aducido que Junia era un nombre común de mujer en la Grecia
antigua, pero esto es incorrecto, por lo menos en la literatura griega escrita:
una búsqueda por computadora de 2899 autores griegos antiguos en más de trece
siglos (siglo noveno a.c. a Siglo quinto d.C.) arrojó sólo dos ejemplos de
Junia como nombre de mujer, una en Plutarco (c. 50-e. 100 d.C.) y una en el
padre de la iglesia Crisóstomo (347-407 d.C.), que se refiere a Junia como una
mujer en un sermón sobre Ro 16: 7.
Tampoco es común como nombre de hombre, puesto que
la búsqueda arrojó sólo un ejemplo de junias como nombre de hombre, en Epifanio
(315-403 d.C.), obispo de Salamina en Chipre, que se refiere a Junias en Rom
16: 7 y dice que llegó a ser obispo de Apameya en Siria (Index of Disciples,
125. 19-20; esta cita es la más significativa, puesto que Epifanio sabe más
información sobre junias).
El texto latino del padre de la iglesia Orígenes
(m. 252 d.C.) también se refiere a junias en Ro 16:76 como hombre (J. P. Migne,
Patrología Graeca, vol. 14, col. 1289). Por consiguiente, la información
disponible da algún respaldo a la noción de 9ueJunias era hombre, pero la
información es demasiado esporádica como pata ser concluyente.
En
este caso, el «nosotros» se refiere bien sea a Pablo y Silas, o si no sólo a
Pablo (ver Hch 17: 14-15; 18:5). Al parecer Silas y Timoteo habían ido a
reunirse con Pablo en Atenas «tan pronto como les fuera posible» (Hch 17: 15);
aunque Lucas no menciona su llegada a Atenas, y Pablo los había enviado de
regreso a Tesalónica para ayudar a la iglesia allí. Luego él mismo fue a
Corinto, y más tarde ellos se le reunieron allí (Hch 18: 5).
Es más
probable que «pensamos que era mejor quedamos solos en Atenas» (1 Ts 3: 1) se
refiera sólo a Pablo, porque él toma el argumento de nuevo en el versículo 5
con el singular «yo» (Por eso, cuando ya no pude soportarlo más, mandé a
Timoteo», 1ª Ts 3: 5), y porque el punto respecto a la soledad extrema en
Atenas no tendría razón si Silas se hubiera quedado con él" Es más, en el
párrafo previo Pablo quiere decir «yo», porque dice: «Sí, deseábamos visitarlos
-yo mismo, Pablo, más de una vez intenté ir-, pero Satanás nos lo impidió» (1ª
Ts 2: 18).
Al
parecer está usando el «nosotros» más frecuentemente en esta epístola como una
manera cortés de incluir en la carta a esa iglesia a Silas y a Timoteo, que
habían pasado tanto tiempo en la iglesia de Tesalónica. Pero los Tesalonicenses
habrían tenido escasa duda de quién realmente estaba a cargo de esta gran
misión a los gentiles, y en cuya autoridad apostólica dependía la carta
primordialmente (o exclusivamente).
Así
que es simplemente posible que Silas mismo fue un apóstol, y que 1ª
Tesalonicenses 2: 6 lo sugiera. Él fue un dirigente principal de la iglesia de
Jerusalén (Hch 15: 22), y bien pudo haber visto a Jesús después de su
resurrección, y luego ser nombrado apóstol. Pero no podemos saberlo con
certeza.
La situación
con Timoteo es diferente, sin embargo. Así como él queda excluido del
«nosotros» de 1ª Tesalonicenses 2: 2 (y 3: 1-2), parece que se le excluye del
«nosotros» de 1 Tesalonicenses 2: 6. Es más, como nativo de Listra (Hch 16:
1-3) que había aprendido de Cristo de su abuela y madre (2ª Ti 1: 5), parece
imposible que hubiera estado en Jerusalén antes de Pentecostés y hubiera allí
visto al Señor resucitado y llegado a creer en él, y luego de repente ser
nombrado como apóstol.
Además,
el patrón de Pablo de escribir en sus cartas siempre guarda celosamente el
título (apóstol) para sí mismo, nunca permitiendo que se lo aplique a Timoteo o
a algún otro de sus compañeros de viaje (notar 2ª Co 1: 1; Col 1: 1: (Pablo,
apóstol de Cristo Jesús y el hermano Timoteo); y luego Flp 1: 1: (Pablo y
Timoteo, siervos de Cristo Jesús). Así que a Timoteo, por el papel importante
que tuvo, no se le debe considerar correctamente como uno de los apóstoles.
Esto
nos da un grupo limitado pero de alguna manera imprecisa en número que tenía el
oficio de «apóstoles de Jesucristo». Parece haber habido por lo menos quince, y
tal vez dieciséis o incluso unos pocos más que no se mencionan en el Nuevo
Testamento.
Sin
embargo, parece bastante cierto que ninguno fue nombrado después de Pablo.
Cuando
Pablo menciona las apariciones del Cristo resucitado, recalca la manera inusual
en que Cristo se le apareció a él, y conecta esto con la declaración de que fue
la «última» de las apariciones, y que él mismo es en verdad «el más
insignificante de los apóstoles y que ni siquiera merezco ser llamado apóstol»,
y que se apareció a Cefas, y luego a los doce.
Después Se Apareció A Más De Quinientos Hermanos A La Vez, La Mayoría De
Los Cuales Vive Todavía, Aunque Algunos Han Muerto. Luego Se Apareció A Jacobo,
Más Tarde A Todos Los Apóstoles, Y Por Último, Como A Uno Nacido Fuera De
Tiempo, Se Me Apareció También A Mí.
Admito
que yo soy el más insignificante de los apóstoles y que ni siquiera merezco ser
llamado apóstol, porque perseguí a la iglesia de Dios (1ª Co 15: 5-9).
C. SUMARIO:
La
palabra apóstol se puede usar en un sentido amplio o estrecho. En un sentido
amplio, simplemente quiere decir (mensajero» o «misionero pionero».
Pero
en un sentido estrecho, el sentido más común en el Nuevo Testamento, se refiere
a un oficio específico: «apóstol de Jesucristo». Estos apóstoles tuvieron
autoridad única para fundar y gobernar la iglesia primitiva, y pudieron hablar
y escribir palabras de Dios. Muchas de sus palabras escritas llegaron a ser las
Escrituras del Nuevo Testamento.
A fin
de reunir los requisitos como apóstol, el individuo:
(1) Tenía que haber visto con sus propios ojos a Cristo después de que
Jesús resucitó de los muertos, y.
(2) Tenía que haber sido específicamente nombrado por Cristo como apóstol.
Hubo un número limitado de apóstoles, tal vez quince o dieciséis, o tal vez
unos pocos más; el Nuevo Testamento no es explícito en cuanto al número, A los
doce apóstoles originales (los once más Matías) se les unieron Bernabé y Pablo,
muy probablemente Jacobo, tal vez Silas, e incluso tal vez Andrónico y junias,
y unos pocos más que no se nombran.
Parece
que no hubo apóstoles nombrados después de Pablo, y ciertamente, puesto que
nadie hoy puede reunir el requisito de haber visto con sus propios ojos a
Cristo resucitado, no hay apóstoles hoy: En lugar de apóstoles vivos presentes
en la iglesia para enseñar y gobernarla, tenemos más bien los escritos de los
apóstoles en los libros del Nuevo Testamento. Esas Escrituras del Nuevo
Testamento
cumplen para la iglesia hoy la enseñanza y funciones gobernantes absolutamente
autoritativas que fueron cumplidas por los mismos apóstoles durante los años
iniciales de la iglesia.
Aunque
algunos pueden usar la palabra apóstol en los idiomas modernos para referirse a
iniciadores de iglesias o evangelistas muy eficaces, parece inapropiado y nada
provechoso hacerlo así, porque simplemente confunde a las personas que leen el
Nuevo Testamento y ven la alta autoridad que se atribuye al oficio del
«apóstol» allí. Vale la pena notar que ningún dirigente importante en la
historia del cristianismo, ni Atanasia ni Agustín, ni Lutero ni Calvino, ni
Wesley ni Whitefield, se aplicaron a sí mismos el título de «apóstol» o
permitieron que se les llame apóstoles.
Si
alguien en tiempos modernos quiere tomar para sí mismo el título «apóstol», eso
de inmediato levanta la suspicacia de que puede estar motivado por orgullo
inapropiado y deseos de exaltación propia, junto con ambición excesiva y un
deseo de tener mucha más autoridad en la iglesia que cualquier persona
legítimamente debe tener.
NOTA: Alguien podría objetar que Cristo podría
aparecerse a alguien hoy y nombrarlo apóstol. Pero la naturaleza fundamental
del oficio de apóstol (Ef. 2: 20; Ap 21:1 4) y el hecho de que Pablo se ve a sí
mismo como el último a quien Cristo se le apareció y lo nombró apóstol «'Y por
último, como a uno nacido fuera de tiempo», 1Co 15:8), indica que esto no va a
suceder.
Es más, los propósitos de Dios en la historia de la
redención parecen haber sido dados a los apóstoles sólo al principio de la edad
de la iglesia (ver Ef. 2:20).
Otra objeción a la idea de que no hay apóstoles
hoy. Que surge especialmente de personas del movimiento carismático. Es el
argumento de que el «ministerio quíntuple» de Ef. 4: 11 debe continuar hoy, y
que debemos tener
(1) Apóstoles, (2) Profetas,
(3) Evangelistas, (4) Pastores y
(5) Maestros,
Puesto que Pablo dice que Cristo «constituyó a
unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; y a otros, pastores
y maestros» (Ef 4:11).
Sin embargo, Ef 4: 11 habla de un suceso de una vez
por todas en el pasado (notar el aoristo kai edoken, «y él dio»), cuando Cristo
ascendió al cielo (vv. 8-10) Y luego en Pentecostés derramó los dones iniciales
sobre la iglesia, dándole a la iglesia apóstoles, profetas, evangelistas, y
pastores maestros (o pastores y maestros).
Si Cristo más tarde dio o no dio más personas para
cada uno de estos cargos no se puede decidir partiendo de este versículo solo,
sino que se debe decidir basándose en otras enseñanzas del Nuevo Testamento
sobre la naturaleza de estos oficios, y si se esperaban que continúen.
De hecho, vemos que hubo muchos profetas,
evangelistas, y pastores maestros establecidos por Cristo en todas las iglesias
iniciales, pero que hubo solamente otro apóstol más dado después del tiempo inicial
(Pablo, «el último de todos», en circunstancias inusuales en el camino a
Damasco).
Ver, por ejemplo, Millard Erickson, Christian
Theology, p. 1084.
La palabra que en el Nuevo Testamento se traduce
«anciano» es la palabra griega presbúteros que también se usa en otros
contextos para indicar simplemente una persona de mayor edad.
2. ANCIANO (PASTOR, SUPERVISOR, OBISPO).
A. ANCIANOS PLURALES: EL
PATRÓN EN TODAS LAS IGLESIAS DEL NUEVO TESTAMENTO:
El
siguiente oficio de la iglesia que se considera es el de «anciano». Aunque
algunos han argumentado que en el Nuevo Testamento son evidentes diferentes
formas del gobierno de la iglesia, lo un estudio de los textos relevantes
muestra que lo opuesto es verdad: hay en las iglesias del Nuevo Testamento un
patrón bastante consistente de ancianos plurales como el grupo principal
gobernante.
Por
ejemplo, en Hechos 14: 23 leemos: « En cada iglesia nombraron ancianos y, con
oración y ayuno, los encomendaron al Señor, en quien habían creído». Esto es en
el primer viaje misionero de Pablo, cuando él regresa por las ciudades de
Listra, Iconio y
Antioquía.
Indica que el procedimiento normal de Pablo desde el tiempo de su primer viaje
misionero fue establecer un grupo de ancianos en cada iglesia poco después de
que la iglesia empezó. Sabemos que Pablo también estableció ancianos en la
iglesia de Éfeso, porque leemos: «Desde Mileto, Pablo mandó llamar a los
ancianos de la iglesia de Éfeso» (Hch 20: 17).
Es
más, a los ayudantes apostólicos de Pablo al parecer se les instruyó que realicen
un proceso similar, porque Pablo le escribe a Tito: «Te dejé en Creta para que
pusieras en orden lo que quedaba por hacer y en cada pueblo nombraras ancianos
de la iglesia, de acuerdo con las instrucciones que te di» (Tit 1: 5).
Poco
después de que se había establecido una iglesia, de nuevo vemos ancianos
establecidos en oficio, en «todo pueblo» en el que había una iglesia. Y Pablo
le recordó a Timoteo del tiempo «cuando los ancianos te impusieron las manos»
(1ª Ti 4: 14).
Santiago
escribe: «¿Está enfermo alguno de ustedes? Haga llamar a los ancianos de la
iglesia para que oren por él y lo unjan con aceite en el nombre del Señor» (Stg
5: 14). Esta es una afirmación significativa porque la Epístola de Santiago es
una carta general escrita a muchas iglesias, a tóelos los creyentes esparcidos
por todas partes, a quienes Santiago caracteriza como «las doce tribus que se
hallan dispersas por el mundo» (Stg 1: 1).
Indica
que Santiago esperaba que hubiera ancianos en toda iglesia del Nuevo Testamento
a la que fue su epístola general; es decir, a todas las iglesias en existencia
en ese tiempo.
Una
conclusión similar se puede derivar de 1ª Pedro. Pedro escribe: «A los ancianos
que están entre ustedes, les ruego esto: cuiden como pastores el rebaño de Dios
que está a su cargo» (1 P 5:1-2). Primera de Pedro también es una epístola
general, escrita a docenas de iglesias esparcidas por cuatro provincias romanas
en Asia Menor (ver 1ª P 1: 1; Bitinia y Ponto constituían una sola provincia
romana).
Lejos
de esperar diferentes clases de gobierno de iglesia cuando escribe (alrededor
del 62 d.C., más de 30 años después de Pentecostés) Pedro da por sentado que
todas estas iglesias, sean fundadas por Pablo o por otros, sean
predominantemente gentiles o predominantemente judías, o incluso divididas en
su constitución, tendrían ancianos dirigiéndolas.
Es
más, había ancianos en la iglesia de Jerusalén (Hch 11: 30; 15:2), y, aunque no
se usa la palabra ancianos, había una pluralidad de líderes en la congregación
a la que se dirige la epístola a los Hebreos, porque el autor dice: «Obedezcan
a sus dirigentes y sométanse a ellos, pues cuidan de ustedes como quienes
tienen que rendir cuentas» (Heb 13: 17).
Dos
conclusiones significativas se pueden derivar de este estudio de la evidencia
dada por el Nuevo Testamento. Primera, ningún pasaje sugiere que alguna
iglesia, por pequeña que sea, tuvo un solo anciano. El patrón consistente del
Nuevo
Testamento
es una pluralidad de ancianos (en toda iglesia) (Hch 14: 23) y «en todo pueblo»
(Tit 1:5). Segunda, no vemos una diversidad de formas de gobierno en la iglesia
del Nuevo Testamento, sino un patrón unificado y consistente en el que toda
iglesia tenía ancianos gobernándola y cuidando de ella (Hch 20: 28; Heb 13:17;
1ª P 5: 2-3).
NOTA: Algunos han sugerido que tal vez había un
anciano en toda (Iglesia de hagan' en una ciudad, y que todos esos ancianos de
las diferentes iglesias de hogar juntos constituían los ancianos que Tito debía
nombrar en cada ciudad.
Sí esto fue cierto, tal vez se podría dar algún
respaldo a la idea de un pastor (anciano) sobre cada iglesia.
En respuesta a esta sugerencia debemos notar que
esta es una teoría sin ninguna evidencia para respaldarla, porque ningún
versículo de Nuevo Testamento sugiere la idea de que había sólo un anciano en
cada iglesia de hogar». En términos de evidencia de respaldo, esta sugerencia
está en la misma categoría de la afirmación: «Tal vez todos los ancianos de
Creta eran ciegos del ojo izquierdo».
Por supuesto, los eruditos pueden decir «tal vez a
cualquier suceso para e! que no hay evidencia, pero tales declaraciones no
deben llevar peso en nuestros esfuerzos por determinar qué patrón de gobierno
de la iglesia existía en realidad en el primer siglo.
B. OTROS NOMBRES PARA LOS
ANCIANOS: PASTORES, SUPERVISORES, OBISPOS:
En el
Nuevo Testamento a los ancianos también se le llama «pastores», «obispos» o
«supervisores»,
La
palabra menos comúnmente usada (por lo menos en forma de sustantivo» es pastor
(gr. poimen). Tal vez sea sorpresa para nosotros enteramos de que esta palabra,
que ha llegado a ser tan común en el inglés y español, sólo ocurre una vez en
el Nuevo Testamento cuando se habla de un oficial de la iglesia. En Efesios 4:
11 Pablo escribe: «Él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a
otros, evangelistas; y a otros, pastores y maestros».
El
versículo probablemente se traduciría mejor como «pastores maestros» (un grupo)
antes que «pastores y maestros» (sugiriendo dos grupos) debido a la
construcción del griego (aunque no todos los expertos del Nuevo Testamento
concuerdan con esa traducción).
La
conexión con la enseñanza sugiere que estos pastores eran algunos (o tal vez
todos) los ancianos que realizaban la tarea de enseñar, porque una calificación
para el anciano es que debe ser «capaz de enseñar» (1ª Ti 3: 2).
Aunque
el sustantivo pastor (poimen) no se usa para referirse a los oficiales de la
iglesia en ninguna otra parte del Nuevo Testamento,14 el verbo relativo que
quiere decir «actuar como pastor» (gr. poimano) se aplica a los ancianos en el
discurso de Pablo a los ancianos de Éfeso. Les dice: «para pastorear la iglesia
de Dios» (HH. 20: 28, literalmente traduciendo el verbo poimaino), y en la
misma frase se refiere al pueblo de Dios como «todo el rebaño» usando otro sustantivo
relacionado (gr. poimnion) que quiere decir «un rebaño de ovejas».
Así
que Pablo directamente encomienda a estos ancianos de Éfeso que actúen como
«pastores».
El
mismo verbo se usa en 1 Pedro 5:2, en donde Pablo les dice a los ancianos que
pastoreen (poimaino) el rebaño de Dios que está a su cargo (traducción del
autor).
Luego,
dos versículos más adelante, a Jesús se le llama el pastor principal o «el
Pastor supremo» (arquipoimen, 1ª P 5: 4), implicando muy claramente que Pedro
también veía a los ancianos como pastores de la iglesia. Por consiguiente,
aunque el sustantivo pastor se usa sólo una vez para referirse a los ancianos,
el verbo relativo se usa dos veces en pasajes que explícitamente identifican la
tarea de pastorear con el oficio de anciano.
Otro
término que se usa para los ancianos en el Nuevo Testamento es la palabra
griega epískopos que se traduce como «supervisor» u «obispo», dependiendo del
pasaje individual en la traducción en el inglés.
Pero
la palabra también parece muy claramente ser otro término para ancianos en el
uso del Nuevo Testamento.
Por
ejemplo, cuando Pablo ha llamado a los ancianos de la iglesia de Éfeso (Hch 20:
17), les dice: Tengan cuidado de sí mismos y de todo el rebaño sobre el cual el
Espíritu Santo los ha puesto como obispos (gr. episkopos) (Hch 20:28). Pablo de
buen grado se refiere a estos ancianos de Éfeso como «obispos».
En 1ª
Timoteo 3: 1-2 Pablo escribe: «Si alguno desea ser obispo, a noble función
aspira. Así que el obispo debe ser intachable». Debemos recordar que Pablo le
está escribiendo a Timoteo, cuando Timoteo está en Éfeso (ver 1ª Ti 1: 3: «que
permanecieras en Éfeso») y ya sabemos por Hechos 20 que hay ancianos en Éfeso
(Hch. 20: 17-38).
Todavía
más, en 1ª Timoteo 5: 17 vemos que los ancianos gobernaban la iglesia de Éfeso
cuando Timoteo estaba allí, porque dice: «Los ancianos que dirigen bien los
asuntos de la iglesia son dignos de doble honor».
Ahora
bien, los «obispos» en 1ª Timoteo 3: 2 también deben gobernar sobre la iglesia
de Éfeso porque un requisito es que «Debe gobernar bien su casa porque el que
no sabe gobernar su propia familia, ¿cómo podrá cuidar de la iglesia de Dios?»
(1ª Ti 3: 4-5). Así que aquí también parece que «obispo» es simplemente otro
término para anciano, puesto que estos «obispos» cumplen la misma función como
los ancianos muy claramente en otras partes en la epístola y en Hechos 20.
En
Tito 1: 5 Pablo le dice a Tito que «en cada pueblo nombraras ancianos» y le
menciona algunos requisitos (v. 6). Luego en la frase que sigue (v. 7), explica
el porqué de esos requisitos, y empieza diciendo: «El obispo tiene a su cargo
la obra de Dios, y por lo tanto debe ser intachable». Aquí de nuevo usa la
palabra «obispo» para referirse a los ancianos que Tito debe nombrar, dando
otra indicación de que los términos anciano y obispo eran intercambiables.
Finalmente,
en Filipenses 1: 1 Pablo escribe: «a todos los santos en Cristo Jesús que están
en Filipos, junto con los obispos y diáconos». Aquí parece apropiado pensar que
«obispos» es otro término para «ancianos», porque ciertamente había ancianos en
Filipos, puesto que era práctica de Pablo establecer ancianos en toda iglesia
(ver Hch 14: 23).
Y si
había ancianos gobernando en la iglesia de Filipos, es inconcebible que Pablo
escribiera a la iglesia y destacara a los obispos y diáconos, pero no a los
ancianos, si sus oficios fueran tan diferentes del de los ancianos. Por
consiguiente, por «obispos y diáconos» Pablo debe haber querido decir lo mismo
como «ancianos y diáconos».
Aunque
en algunas partes del cristianismo del segundo siglo d.C. y para adelante, la
palabra obispo se ha usado para referirse a un solo individuo con autoridad
sobre varias iglesias, este fue un desarrollo posterior del término y no se
halla en el mismo Nuevo Testamento.
NOTA: La frase «a algunos pastores y maestros»
tiene sólo un artículo definido frente a los dos nombres unidos por kai «y»),
construcción que en e! griego siempre indica que e! escritor ve los dos
sustantivos como unificados de alguna manera.
Esta construcción a menudo se usa en donde los dos
sustantivos se refieren a la misma persona o cosa, pero a veces se usa de dos
diferentes personas o grupos vistos como una unidad.
En cualquier caso, la frase ligar a «pastores» y
«maestros» más íntimamente que cualquier otro título.
Sin embargo, se la usa varias veces para hablar del
«pastor» que cuida sus ovejas.
La palabra pastor del español se deriva de un
término latino que quiere decir «uno que cuida ovejas».
La NIV, en inglés, usa regularmente «supervisor» en
lugar de «obispo» para traducir episkopos.
Incluso el erudito anglicano J. B. Lightfoot dice:
«es un hecho ahora generalmente reconocido por los teólogos de todos los
matices de opinión, que en el lenguaje del Nuevo Testamento al mismo oficio de
la iglesia se llama indistintamente «obispo» (epískopos) y «anciano» o
«presbítero» (presbuteros) (St. Paul's Epistle to the Philippians [Zondervan,
Grand Rapids, 1953; primero publicada 1868], p. 95; en pp. 95-99 Lightfoot
considera la información que respalda esta conclusión).
C. LAS FUNCIONES DE LOS
ANCIANOS:
Uno de
los principales papeles de los ancianos en el Nuevo Testamento es gobernar a
las iglesias del Nuevo Testamento. En 1ª Timoteo 5: 17 leemos: «Los ancianos
que dirigen bien los asuntos de la iglesia son dignos de doble honor».
Anteriormente
en la misma epístola Pablo dice que el obispo (o anciano) «Debe gobernar bien
su casa y hacer que sus hijos le obedezcan con el debido respeto; porque el que
no sabe gobernar su propia familia, ¿cómo podrá cuidar de la iglesia de Dios?»
(1ª Ti 3: 4-5).
Pedro
también indica una función de gobierno para los ancianos cuando les exhorta:
Cuiden Como Pastores El Rebaño De Dios Que Está A Su Cargo, No Por
Obligación Ni Por Ambición De Dinero, Sino Con Afán De Servir, Como Dios
Quiere. No Sean Tiranos Con Los Que Están A Su Cuidado, Sino Sean Ejemplos Para
El Rebaño. Así, Cuando Aparezca El Pastor Supremo, Ustedes Recibirán La
Inmarcesible Corona De Gloria. Así Mismo, Jóvenes, Sométanse A Los Ancianos (1ª
P 5: 2-5).
El
hecho de que deben actuar como pastores de rebaño de Dios, y el hecho de que no
deben ser dominantes (es decir, no deben gobernar rigurosa u opresivamente)
fuertemente sugiere que los pastores tienen funciones de gobierno en las
iglesias a las cuales Pedro escribe. Esto concuerda con su recomendación de que
especialmente los que son jóvenes deben «someterse a los ancianos» (v. 5).
Aunque
Hebreos 13:17 no menciona a los ancianos, ciertamente hay algunos oficiales de
la iglesia con autoridad para gobernar a la iglesia, porque el autor dice:
«Obedezcan
a sus dirigentes y sométanse a ellos, pues cuidan de ustedes como quienes
tienen que rendir cuentas». Puesto que el Nuevo Testamento no da indicación de
algún otro oficial en la iglesia con este tipo de autoridad, es razonable
concluir que la congregación debe someterse y obedecer a sus ancianos. (Esta
conclusión también es consistente con la descripción de las responsabilidades
que Pablo da a los ancianos de Éfeso en Hechos 20: 28).
Además
de la responsabilidad de gobernar, los ancianos también parecen haber tenido
algunas responsabilidades de enseñanza en las iglesias del Nuevo Testamento.
En
Efesios 4: 11 a los ancianos se les menciona como «pastores maestros» (o, como
traducción alterna, pastores a los que se considera muy íntimamente unidos a
maestros). Y en 1ª Timoteo 3:2, el obispo (anciano) debe ser «capaz de
enseñar». Luego, en 1 Timoteo 5: 17 Pablo dice: «Los ancianos que dirigen bien
los asuntos de la iglesia son dignos de doble honor, especialmente los que
dedican sus esfuerzos a la predicación ya la enseñanza».
Aquí
Pablo parece implicar que hay un grupo especial de ancianos que «dedican sus
esfuerzos a la predicación y a la enseñanza». Esto quiere decir por lo menos
que hay algunos entre los ancianos que dedican más tiempo a las actividades de
predicar y enseñar, e inclusive puede tal vez querer decir que hay algunos que
se «dedican» en el sentido de que se ganan la vida de esa predicación y
enseñanza.
Las
mismas conclusiones se pueden derivar de Tito, en donde Pablo dice que el
anciano «Debe apegarse a la palabra fiel, según la enseñanza que recibió, de
modo que también pueda exhortar a otros con la sana doctrina y refutar a los
que se opongan» (Tit 1: 9).
En las
iglesias del Nuevo Testamento los ancianos, entonces, tienen la responsabilidad
de gobernar y enseñar.
NOTA: Para una defensa de la noción de en 1ª P 5: 5
se hace referencia a los oficiales de la iglesia y no sólo a personas de edad
anciana, ver Wayne Grudem, The Fírst Epistle of Peter, pp. 192-93.
Pablo nunca dice que todos los ancianos deben ser
capaces de enseñar en público o predicar sermones a la congregación, y sería
razonable pensar que el que es «capaz de enseñar» pudiera ser alguien que puede
explicar en privado la palabra de Dios.
Así que tal vez no todos los ancianos son llamados
a enseñar en público; tal vez no todos tienen dones para enseñar de esa manera
específica. Lo que sí es claro aquí es que Pablo quiere garantizar que los
ancianos tengan una comprensión madura y sólida de las Escrituras y puedan
explicarla a otros.
D. REQUISITOS DE LOS
ANCIANOS:
Cuando
Pablo menciona los requisitos para los ancianos, es significativo que combina
requisitos en cuanto a rasgos de carácter y actitudes del corazón con
requisitos que no se pueden llenar en un tiempo breve sino que sólo serán
evidentes en un período de varios años de vida cristiana fiel:
Así Que El Obispo Debe Ser Intachable, Esposo De Una Sola Mujer,
Moderado, Sensato, Respetable, Hospitalario, Capaz De Enseñar; No Debe Ser
Borracho Ni Pendenciero, Ni Amigo Del
Dinero, Sino Amable Y Apacible. Debe Gobernar Bien Su Casa Y Hacer Que Sus
Hijos Le Obedezcan Con El Debido Respeto; Porque El Que No Sabe Gobernar Su
Propia Familia, ¿Cómo Podrá Cuidar De La Iglesia De Dios?
No Debe Ser Un Recién Convertido, No Sea Que Se Vuelva Presuntuoso Y
Caiga En La Misma Condenación En Que Cayó El Diablo. Se Requiere Además Que
Hablen Bien De Él Los Que No Pertenecen A La Iglesia, Para Que No Caiga En
Descrédito Y En La Trampa Del Diablo (1ª Ti 3: 2-7).
De
modo similar, pero requisitos con fraseología diferente se halla en Tito 1:
6-9, en donde Pablo dice que Tito debe nombrar ancianos en toda ciudad:
El Anciano Debe Ser Intachable, Esposo De Una Sola Mujer; Sus Hijos
Deben Ser Creyentes, Libres De Sospecha De Libertinaje O De Desobediencia. El
Obispo Tiene A Su Cargo La Obra De Dios, Y Por Lo Tanto Debe Ser Intachable: No
Arrogante, Ni Iracundo, Ni Borracho, Ni Violento, Ni Codicioso De Ganancias Mal
Habidas.
Al Contrario, Debe Ser Hospitalario, Amigo Del Bien, Sensato, Justo,
Santo Y Disciplinado. Debe Apegarse A La Palabra Fiel, Según La Enseñanza Que
Recibió, De Modo Que También Pueda Exhortar A
Otros Con La Sana Doctrina Y Refutar A Los Que Se Opongan (Tit 1: 6-9).
Los
que están escogiendo ancianos en las iglesias de hoy harían bien en examinar
cuidadosamente a los candidatos a la luz de estos requisitos, y buscar estos
rasgos de carácter y patrones de vida santa antes que logros en el mundo, fama
o éxito. Especialmente en las iglesias en las sociedades industriales
occidentales parece haber una tendencia a pensar que el éxito en el mundo de
los negocios (o ley, o medicina, O gobierno) es una indicación de aptitud para
el oficio de anciano, pero ésta no es la enseñanza del Nuevo Testamento.
Nos
recuerda que los ancianos deben ser «ejemplos del rebaño» en sus vidas diarias,
yeso ciertamente incluye su propia relación personal con Dios en la lectura bíblica,
oración y adoración.
Tal
como Pablo pudo decir: (Imítenme a mí, como yo imito a Cristo» (1ª Co 11: 1; 2ª
Ti 3: 10-11), Y tal como pudo ordenarle a Timoteo a que (los creyentes vean en
ti un ejemplo a seguir en la manera de hablar, en la conducta, y en amor, fe y
pureza) (1ª Ti 4: 12), y así como pudo decirle a Tito: «Con tus buenas obras,
dales tú mismo ejemplo en todo.
Cuando
enseñes, hazlo con integridad y seriedad, y con un mensaje sano e intachable»
(Tit 2: 7-8), así el patrón se debe continuar en la vida de todos los
dirigentes de la iglesia hoy. No es opcional que sus vidas sean ejemplos para
que otros sigan; es un requisito.
E. ¿QUÉ QUIERE DECIR «ESPOSO
DE UNA SOLA MUJER»?
El
requisito de (esposo de una sola mujer» (1ª Ti 3: 2; Tit 1: 6) se ha entendido
de diferentes maneras. Algunos han pensado que excluyen del oficio de anciano a
los hombres que se han divorciado y han estado casados con alguna otra mujer,
puesto que en ese caso habrían sido esposos de dos esposas. Pero esto no parece
ser una comprensión correcta de estos versículos.
Una
mejor interpretación es que Pablo está prohibiendo que un polígamo (un hombre
que al presente tiene más de un esposa) sea anciano. Varias razones respaldan
esta noción:
(1) todos los demás requisitos mencionados por Pablo se refieren a la
situación presente del hombre y no a toda su vida pasada. Por ejemplo, 1ª
Timoteo 3: 1-7 no quiere decir «uno que nunca ha sido violento», sino «uno que
ahora no es violento, sino amable». No quiere decir «uno que nunca ha sido
amante del dinero», sino «uno que ahora no es amante del dinero». No quiere
decir «uno que toda su vida ha sido intachable», sino «uno que ahora es
intachable». Si hiciéramos que estos requisitos se apliquen a toda la vida
pasada de uno, entonces excluiría del cargo casi a todo el que llega a ser
creyente como adulto, porque es dudoso que algún no creyente pudiera reunir
estos requisitos.
(2) Pablo pudo haber dicho «habiendo estado casados sólo una vez» si
hubiera querido decirlo, pero no lo dijo.
(3) No debemos impedir que los viudos que se han vuelto a casar sean
ancianos, pero eso sería necesario si tomamos la frase como queriendo decir
«habiendo estado casados sólo una vez». Los requisitos para el anciano se basan
en el carácter moral y espiritual del hombre, y no hay nada en la Biblia que
sugiera que el hombre que se ha vuelto a casar después de que su esposa ha
muerto tenga requisitos morales o espirituales más bajos.
(4) La poligamia era posible en el primer siglo. Aunque no era común, se
practicaba la poligamia, especialmente entre los judíos. El historiador judío
Josefo dice: «Porque es una costumbre ancestral de nosotros tener varias
esposas al mismo tiempo»." La legislación rabínica también regula las costumbres
de herencia y otros aspectos de la poligamia.
Por
consiguiente, es mejor entender «esposo de una sola mujer» como que prohíbe al
polígamo ocupar el cargo de anciano. Estos versículos no dicen nada en cuanto
al divorcio y nuevo matrimonio con respecto a los requisitos para un cargo en
la iglesia.
NOTA: La expresión griega para «habiendo estado
casado sólo una vez» seria jápax guegamemenos usando la palabra «una sola
vez" (jápax) más un participio perfecto. Dando el sentido: «habiendo
estado casado una sola vez y continuando en ese estado resultante de ese
matrimonio». (Tal construcción se halla, por ejemplo, en Heb 10: 2, y una
construcción similar se halla en Heb 9:26. Expresiones relativas con verbos en
aoristo se hallan en Heb 6: 4; 9: 28, y Jud 3).
Otra manera en que Pablo pudo haber expresado la
idea de haber estado casado sólo una vez seria usando un participio perfecto de
ginomai para decir: «habiendo sido esposo de una sola esposa» (gegonos mias
gunaikos aner).
Esto es, de hecho, la fuerza del requisito para las
viudas en 1ª Ti 5: 9: «que haya sido esposa de un solo marido» (RVR; la fuerza
del participio perfecto gegonuia (de ginomai) sigue de la frase previa, y todos
los requisitos para inscribir a las viudas en 1ª Ti 5: 9-10 hablan de la
historia pasada en sus vidas). Pero en 1ª Ti 3: 2 y Tit 1: 6 el sentido es
diferente, porque se usan formas del tiempo presente de eimi «<ser»):
(literalmente): «Es necesario que el obispo sea intachable, esposo de una
esposa».
Algunos intérpretes de la iglesia primitiva en
efecto trataron de excluir de los cargos de la iglesia a viudos que se habían
vuelto a casar (ver, por ejemplo Apostolic Constitutions 2. 2; 6. 17 [siglos
tercero o cuarto d.C.], y Apostolic Canons 17 [siglos cuarto o quinto d. C.J,
pero estas afirmaciones no reflejan una perspectiva bíblica sino un falso
ascetismo que sostenía que el celibato en general era superior al matrimonio.
(Estos textos se pueden hallar en la serie Ante-Nicene Fathers, 7: 396,457, y
501).
Sin embargo, Crisóstomo (m. 407 d.C.) entendió 1ª
Ti 3: 2 como prohibiendo la poligamia, y no un segundo matrimonio después de la
muerte o divorcio (ver sus Homilias sobre 1ª Ti 3: 2).
Josefo, Antiquities 17.14; en 17.19 menciona a las
nueve mujeres que estaban casadas con el rey Herodes al mismo tiempo.
Ver Mishnah, Yebamoth 4:11;
Ketuboth 10: 1,4,5; Sanhedrin 2:4; Kerithoth 3:7; Kiddushin 2:7; Bechoroth 8:4
. Otra evidencia de la poligamia judía se halla en Justino Mártir,
Dialogue wat Trapo, capítulo 134. La evidencia para la poligamia entre no
judíos no es extensa pero se indica en Herodoto (m. 420 a.C.) 1.135; 4.155; 2
Mac. 4:30 (alrededor de 170 a.c.); Tertuliano, Apología 46.
F. LA INVESTIDURA PÚBLICA DE
ANCIANOS:
En
conexión con la consideración de ancianos Pablo dice: «No te apresures a
imponerle las manos a nadie» (1ª Ti 5: 22). Aunque el contexto no especifica un
proceso de selección de ancianos, el contexto inmediatamente precedente (1ª Ti
5: 17-21) trata por entero de los ancianos, y la imposición de manos sería una
ceremonia apropiada para apartar a alguien para el oficio de anciano (nótese la
imposición de manos para ordenar o establecer personas en ciertos oficios o
tareas en Hch 6: 6; 13: 3; 1ª Ti 4: 14).
Por
consiguiente, el apartar ancianos parece ser la posibilidad más probable de la
acción que Pablo tiene en mente. En este caso él estaría diciendo: «No te
apresures a ordenar a algunos como ancianos». Esto sería consistente con un
proceso por el que los diáconos también «primero sean puestos a prueba, y
después, si no hay nada que reprocharles, que sirvan como diáconos» (1ª Ti 3:
10).
Aunque
Pablo en efecto ordenó andanas bastante temprano después del establecimiento de
cada iglesia (Hch 14: 23), aquí advierte que tal nombramiento no debe ser
precipitado, para que no se cometa una equivocación. Y en todo el proceso la
iglesia debe ser cuidadosa para no juzgar como el mundo juzga, porque «el
hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón» (1ª S
16: 7, RVR; 1ª Co 5: 16).
Esta
necesidad de evaluación de fa condición espiritual también fue evidente cuando
los apóstoles animaron a la iglesia de Jerusalén a seleccionar a «siete hombres
de buena reputación, llenos del Espíritu y de sabiduría, para encargarles esta
responsabilidad» (Hch 6: 3). Entre los escogidos que estuvo «Esteban, hombre
lleno de fe y del Espíritu Santo» (Hch 6: 5).
Debemos
también notar que el nombramiento de ancianos en las primeras iglesias de Pablo
fue acompañado por «oración y ayuno», tal vez en conexión con el proceso de
selección de ancianos. (Nótese el ejemplo de Jesús que «se fue Jesús a la
montaña a orar, y pasó toda la noche en oración a Dios» antes de escoger a sus
doce discípulos [Lc 6: 12-13J).
3. DIÁCONO.
La
palabra diácono es traducción de la palabra griega diákonos que es la palabra
ordinaria para «sirviente» cuando se usa en el contexto que no tiene que ver
con oficiales de la iglesia.
A los
diáconos se les menciona claramente en Filipenses 1: 1: «A todos los santos en
Cristo Jesús que están en Filipos, junto con los obispos y diáconos». Pero no
se especifica su función, aparte de indicar que Son diferentes de los obispos
(ancianos).
A los
diáconos también se les menciona en 1ª Timoteo 3: 8-13 en un pasaje más
extenso:
Los Diáconos, Igualmente, Deben Ser Honorables, Sinceros, No Amigos Del
Mucho Vino Ni Codiciosos De Las Ganancias Mal Habidas. Deben Guardar, Con Una
Conciencia Limpia, Las Grandes Verdades De La Fe. Que Primero Sean Puestos A
Prueba, Y Después, Si No Hay Nada Que Reprocharles, Que Sirvan Como Diáconos.
Así mismo,
las esposas de los diáconos [o «mujeres»; el griego puede tomar cualquiera de
estos significados] deben ser honorables, no calumniadoras sino moderadas y
dignas de toda confianza.
El
diácono debe ser esposo de una sola mujer y gobernar bien a sus hijos y su
propia casa. Los que ejercen bien el diaconado se ganan un lugar de honor y
adquieren mayor confianza para hablar de su fe en Cristo Jesús (1ª Ti 3: 8-13).
Aquí
no se describe la función de los diáconos, pero los requisitos para los
diáconos sugieren algunas funciones. Por ejemplo, parece que tuvieron alguna
responsabilidad en hacerse cargo de las finanzas de la iglesia, puesto que
tenían que ser personas «no codiciosas de las ganancias mal habidas» (v. 8).
Tal
vez tenían algunas responsabilidades administrativas en otras actividades de la
iglesia también, porque debían «gobernar bien a sus hijos y su propia casa» (v.
12). También tal vez ministraban a las necesidades físicas de los que
necesitaban ayuda en la iglesia o en la comunidad (ver la explicación de Hechos
6 abajo).
Todavía
más, en el versículo 11 se habla de sus esposas (como yo pienso que lo dice),
entonces también sería probable que ellos participaran en la visitación de casa
en casa y el asesoramiento, porque las esposas deben ser« no calumniadoras».
No
sería bueno para los diáconos si sus esposas (que sin duda también participaban
en la oración y el asesoramiento junto con los diáconos) regaban asuntos
confidenciales por toda la iglesia. Pero estas son sólo sugerencias de posibles
aspectos de responsabilidad que sugiere este pasaje.
El
sustantivo diácono no se usa en Hechos 6: 1-6, sino un verbo relacionado (gr.
diaconeo, «servir») se halla en el versículo 2: «No está bien que nosotros los
apóstoles descuidemos el ministerio de la palabra de Dios para se1YÍr las
mesas». Aquí los apóstoles que gobernaban la iglesia de Jerusalén hallaron
necesario delegar a otros algunas responsabilidades administrativas.
En
este caso, las responsabilidades incluyeron la distribución de comida a las
viudas necesitadas. Parece apropiado pensar de aquellos siete hombres eran
«diáconos» aunque el sustantivo diácono tal vez no había llegado a aplicarse a
ellos cuando empezaron esta responsabilidad, porque parece que se les asignan
tareas que encajan bien con las responsabilidades de los diáconos que se
sugieren en 1ª Timoteo 3: 8-12.
Hay
otros pasajes en los que es dificil saber si el Nuevo Testamento está hablando
del diácono como un oficial especial de la iglesia o simplemente está usando la
palabra para referirse a un «sirviente» en un sentido general. Esta es la
dificultad en Romanos 16: 1, en donde a Febe se la llama «sirvienta» o una
«diaconisa» o «diácono» (este tipo de sustantivo griego tiene la misma forma
tanto en género masculino como femenino, así que simplemente es cuestión de
cuál palabra en español es la más apropiada) de la iglesia en Cencrea.
Debido
al mismo requisito de Pablo de que el diácono debía ser «esposo de una mujer»
(1ª Ti 3: 12), la traducción «sirviente» parece preferible en Romanos 16: 1
(diákonos toma este sentido en Ro 13: 4; 15: 8; y 1ª Co 3: 5).
En
general, los versículos sobre los diáconos muestran que ellos tenían cargos
reconocidos para «servir» a la iglesia de varias maneras. Hechos 6: 1-6 sugiere
que tenían algunas responsabilidades administrativas, pero con todo estaban
sujetos a la autoridad de los que tenían gobierno sobre toda la iglesia.
Es
significativo que en ninguna parte del Nuevo Testamento los diáconos tienen
autoridad de gobierno sobre la iglesia como los ancianos, ni tampoco se exige
que los diáconos sean capaces de enseñar las Escrituras o doctrina sana.
NOTA: No hemos considerado el oficio que ocupó
Timoteo y Tito bajo la categoría de apóstol ni bajo la categoría de anciano.
Esto se debe a que Timoteo y Tito. Junto con algunos de los otros colaboradores
de Pablo, no son apóstoles, pero tampoco son ancianos o diáconos. Parecen caer
en Una categoría inusual que pudiéramos llamar «ayudantes apostólicos», porque
tuvieron alguna autoridad delegada de los apóstoles para supervisar a las
primeras iglesias mientras estaban siendo establecidas.
Puesto que hoy no hay apóstoles vivos a los que
personas como estas deberían rendir cuentas y de quienes derivarían su
autoridad, no debemos esperar tener ningún ayudante apostólico como estos en la
iglesia de hoy tampoco.
Algunos han argumentado que 1ª Ti 3: 11 se refiere
a diaconisas: «Así mismo, las esposas de los diáconos deben ser honorables, no
calumniadoras sino moderadas y dignas de toda confianza»,
4. ¿OTROS OFICIOS?
En
muchas iglesias de hoy hay otros oficiales, tales como tesorero, moderador (el
responsable por presidir en las reuniones de negocios de la iglesia), o
fideicomisarios (en algunas formas de gobierno de la iglesia éstas son personas
que tienen responsabilidad legal por las propiedades de la iglesia).
Todavía
más, las iglesias que tienen más de un miembro de personal a sueldo pueden
tener algunos miembros del personal (tal como el director de música, director
de educación, obrero juvenil, etc.) a los que «públicamente se les reconoce
como teniendo derecho y responsabilidad de realizar estas funciones en la
iglesia», y que por esto encajan en nuestra definición de oficial de la
iglesia, y que tal vez incluso reciban paga para realizar esas funciones como ocupación
a tiempo completo, pero que tal vez no sean ancianos o diáconos en la iglesia.
Parece
no haber razón alguna para decir que éstos no deberían ser también oficios en
la iglesia, aunque todos ellos probablemente se podrían poner en la categoría
bien sea de anciano o diácono (la mayoría de los mencionados arriba bien
podrían ser diáconos con responsabilidades específicas, o el moderador también
podría ser un anciano que simplemente modera las reuniones de negocios de la
iglesia).
Con
todo, si estos y otros cargos similares parecen útiles para el funcionamiento
de la iglesia, parece no haber razón por la que no se deba establecerlos. Sin
embargo, si se los establece, sería necesario ver que no resten la importancia
a los oficios específicamente mencionados en las Escrituras, y que no tengan
ninguna autoridad que no esté sujeta a la autoridad gobernante de esos
oficiales que claramente se mencionan en las Escrituras.
Si los
que tienen oficios no mencionados en las Escrituras adquieren influencia o
autoridad significativa, entonces es mucho menos probable que la gente de la
congregación o los que ostentan los cargos miren a las Escrituras y hallen
descripciones detalladas de cómo deben actuar y cómo se les debe escoger. Esto
tendería a disminuir la autoridad efectiva de las Escrituras para establecer
normativas en la iglesia en cuestiones de liderazgo de la iglesia.
Sin embargo, si Timoteo y la iglesia de Éfeso
sabían que las mujeres podían ser diáconos, sería muy extraño que Pablo tenga
que añadir un versículo separado que hable específicamente en cuanto a las
diaconisas, y luego nada más específicamente acerca de ellas de lo que se
habría requerido si el versículo no estuviera allí para nada.
Todavía más, parece muy extraño que Pablo inserte
sólo un versículo acerca de la diaconisa en medio de cinco versículos (tres
precediendo y dos siguiendo) en cuanto a hombres que son diáconos. Por otro
lado, un versículo que se refiere a las esposas de los diáconos en medio de una
lista de requisitos para los diáconos sería muy apropiado: Pablo en otras
partes incluye la conducta de la familia como un aspecto de requisito para el
oficio de la iglesia (1ª Ti 3: 2, 4-5).
Es cierto que Pablo simplemente dice «la esposa» en
lugar de «sus esposas», pero el griego frecuentemente omite adjetivos posesivos
cuando la persona mencionada (hermano, hermana, padre, madre, etc.) tendría una
relación obvia a la persona que se está considerando en el contexto inmediato.
Para las dos nociones de este versículo, y las dos nociones de si las mujeres
deben ser diaconisas hoy,
B. ¿CÓMO SE DEBE ESCOGER A LOS OFICIALES DE LA IGLESIA?
En la
historia del cristianismo han habido dos tipos principales de procesos para la
selección de oficiales de la iglesia: elección por una autoridad más alta, o
selección hecha por la congregación local. En la Iglesia Católica Romana los
oficiales son nombrados por una autoridad más alta: el papa nombra cardenales y
obispos, y los obispos nombran párrocos. Esto es una (Jerarquía) o sistema de
gobierno por un sacerdocio" que es distinto a los laicos en la iglesia.
Este
sistema aduce una línea ininterrumpida de descendencia de Cristo y los
apóstoles, y aduce que el presente sacerdocio son los representantes de Cristo
en la iglesia. Aunque la iglesia de Inglaterra (iglesia episcopal en los
Estados Unidos) no se somete al gobierno del papa ni tiene cardenales, tiene
ciertas similitudes con el sistema jerárquico de la Iglesia Católica Romana,
puesto que es gobernada por obispos y arzobispos, y del clero se piensa como
sacerdotes. También afirma la sucesión de los apóstoles, y los sacerdotes y
obispos son nombrados por una autoridad más alta fuera de la parroquia local.
A
distinción de este sistema de nombramiento por una autoridad más alta, en la
mayoría de las demás iglesias protestantes los oficiales de la iglesia son
seleccionados por la iglesia local, o por un grupo dentro de la iglesia local,
aun cuando la forma de gobierno de la iglesia puede variar en otras maneras
significativas (ver abajo). Puesto que este es un aspecto en el que no hay
absolutamente ningún pasaje bíblico decisivo, debemos ser pacientes con algo de
la diversidad entre evangélicos en este asunto.
Sin
embargo, hay varias razones por las que parece más apropiado que los oficiales
de la iglesia (tales como anciano y diácono, y ciertamente incluyendo el
«pastor») deben ser escogidos o por lo menos afirmados o reconocidos de alguna
manera por toda la congregación:
(1) En el Nuevo Testamento hay varios ejemplos en los que los oficiales de
la iglesia evidentemente fueron escogidos por toda la congregación. En Hechos
6: 3 los apóstoles no escogieron ellos mismos a los siete primeros diáconos (si
los vemos como diáconos), sino que le dijeron a toda la iglesia: «escojan de
entre ustedes a siete hombres de buena reputación, llenos del Espíritu y de
sabiduría, para encargarles esta responsabilidad».
La
selección inicial de estos hombres fue hecha por toda la congregación. Cuando
se escogió al reemplazo de Judas para que fuera contado entre los apóstoles,
toda la congregación de 120 personas (ver Hch 1: 15) hizo la selección inicial
de dos, de los cuales el mismo Señor indicó cuál se debía nombrar:
«Así
que propusieron a dos: a José, llamado Barsabás, apodado el Justo, y a Matías»
(Hch 1: 23). Al fin del concilio de Jerusalén la iglesia entera tuvo parte con
los apóstoles y ancianos para escoger los representantes que llevarían las
decisiones a las demás iglesias, porque la selección y el envío fue hecho por
«los apóstoles y los ancianos, de común acuerdo con toda la iglesia» (Hch 15:
22; «de común acuerdo», v. 25).
Todavía
más, cuando algunas de las iglesias enviaron una ofrenda con Pablo para la
iglesia de Jerusalén, las iglesias también enviaron a un representante para que
acompañara a Pablo, uno que, conforme a Pablo, «las iglesias lo escogieron para
que nos acompañe cuando llevemos la ofrenda» (1A Co 8: 19).
NOTA: La palabra jerarquía significa «gobierno por
sacerdotes», y se deriva de las palabras griegas para «sacerdote» 0íereus) y
«gobierno» (arqué).
La iglesia metodista en los Estados Unidos de
América también tiene nombramientos de clero local por obispos, y tiene algunas
similitudes a la iglesia episcopal, de la cual salió.
Se
podría objetar que Pablo y Bernabé «nombraron» ancianos en cada iglesia (Hch
14: 23), y Pablo también le dijo a Tito que «nombrara ancianos en cada ciudad»
(Tit 1: 5). ¿No parece esto asemejarse más al sistema católico romano o
anglicano que a un sistema de selección congregacional? S
in
embargo, incluso esos versículos no necesitan implicar que los apóstoles solos
hicieron la selección, pero ciertamente podrían incluir consulta congregacional
e incluso consentimiento antes de que se haga un nombramiento oficiala
investidura (como en el nombramiento en Hch 6:3,6). La palabra nombrar también
puede significar «investir».
(2) Otra razón para la participación congregacional en la selección de los
oficiales de la iglesia es que en el Nuevo Testamento en general la autoridad
gobernante final parece descansar no en algún grupo fuera de la iglesia, o
algún grupo dentro de la iglesia, sino en la iglesia como un todo. El paso
final en la disciplina eclesiástica antes de la excomunión es «díselo a la
iglesia» (Mt 18: 17).
La
excomunión, o el acto de excluir a alguien de la comunión de la iglesia, se
hace cuando la congregación entera está «reunida» (1a Co 5: 4), y
por consiguiente evidentemente la hace la congregación entera.
Otra
consideración que es sugestiva, pero no concluyente, es el hecho de que las
epístolas que son escritas a iglesias no son enviadas a ancianos ni a algún
otro grupo de dirigentes dentro de las iglesias, sino que todas son escritas a
iglesias enteras, y a la congregación entera se le anima a leer y se espera que
preste atención a estas epístolas (Ro 1:7; 1 Ca 1:2; 2 Ca 1:1; cf. 2 Ca 1:13;
Col 4:16; 1a Ti 4: 13). Esto quiere decir que los apóstoles se
relacionan directamente con las congregaciones, y no con las congregaciones por
medio de los oficiales.
Hay
también algunas razones prácticas que se pueden mencionar:
(3) Si la congregación entera selecciona a los oficiales de la iglesia, hay
más responsabilidad ante la congregación. Pablo da por sentado algún nivel de
responsabilidad cuando provee el hecho de que «dos o tres testigos» puedan
presentar una acusación de error en contra de un anciano (1A Ti 5:
19). Esta responsabilidad provee una salvaguarda adicional contra las
tentaciones a pecar y la excesiva codicia por poder.
(4) Históricamente, la doctrina falsa a menudo parece ser adoptada primero
por los teólogos de la iglesia, luego por los pastores, y por último por los
laicos informados que están leyendo la Biblia diariamente y andando con el
Señor. Por consiguiente, si los dirigentes empiezan a descarriarse en la
doctrina o en la vida, y no hay elección por parte de la congregación, entonces
la iglesia como un todo no tiene un medio práctico de sujetar las riendas de la
situación y revertida. Pero si los oficiales son elegidos por la iglesia,
entonces hay un sistema de «verificación y balance por el que incluso la
autoridad gobernante de la iglesia tiene alguna responsabilidad ante la iglesia
como un todo.
(5) El gobierno funciona mejor cuando tiene el consentimiento de los
gobernantes (en el A. T. Éx 4: 29-31; 1a S 7: 5-6; 10: 24; 2a S 2: 4; 1a R 1:
39-40 y nótese que el error de Roboam 1A R 12: 1, 15).
Estos factores
combinan para indicar que aunque las Escrituras no ordenan explícitamente un
sistema específico para escoger oficiales de la iglesia, parecería más sabio
tener un sistema por el que toda la iglesia tiene un papel significativo en la
selección i reconocimiento de los oficiales de la iglesia; tal vez mediante un
voto congregacional, o mediante algún otro proceso por el que se requiere el
reconocimiento congregacional antes de que los oficiales de la iglesia puedan
tomar posesión de su cargo.
¡Se
puede decir algo en cuanto a los procesos para seleccionar a los oficiales?
Algunas
verificaciones congregacionales adicionales contra el uso excesivo de autoridad
se podrían incluir en el proceso de selección. Aquí hay campo para amplia
variación, pero provisiones tales como la elección a términos limitados de
oficio, una exigencia de un año obligatorio de descanso (excepto por los
miembros del personal pastoral a tiempo completo que son ancianos) cada pocos
años, y un requisito de nueva afirmación periódica de elección, y una provisión
en el proceso de nominación por el que
los mismos miembros de la congregación pueden hacer las nominaciones (incluso
sí la mayoría de nominaciones vienen de los mismos ancianos), todo esto
proveería medidas adicionales de responsabilidad ante la congregación sin
abdicar ningún aspecto esencial de la autoridad gobernante sobre la
congregación una vez que se eligen los ancianos.
Estos
factores también proveerían algunos argumentos en contra de un grupo de
ancianos que se perpetúe así mismo que no está sujeto a elección o
reconfirmación periódica de parte de la congregación, pero también se debe
decir que no hay directivas específicas mencionadas en las escrituras y que hay campo para
variación en este punto.
C. FORMAS DE GOBIERNO DE LA IGLESIA.
Al
considerar las formas de gobierno de la iglesia hay alguna superposición con la
sección previa en cuanto al método de escoger a los oficiales de la iglesia,
porque la selección de los oficiales de la iglesia es un aspecto muy importante
de autoridad en la iglesia. Diferentes filosofías de gobierno de la iglesia se
reflejaran en diferentes métodos usados para seleccionar los oficiales de la
iglesia como se explica arriba.
Esto
es evidente en el hecho de que las formas de las iglesia se pueden dividir en
tres categorías amplias, que podemos denominar (episcopal, presbiteriano, y
congregacional). Las formas episcopales tienen un gobierno por una categoría
distinta de oficiales de la iglesia conocida como sacerdocio, y autoridad final
para la toma de decisiones se halla fuera de la iglesia local. El sistema de la
iglesia episcopal es el representativo primordial entre protestantes de esta
forma de gobierno.
Las
formas de presbiterianas tienen un gobierno por ancianos, algunos los cuales
tienen autoridad no solo sobre su congregación local sino también mediante el
presbiterio y la asamblea general, sobre todas las iglesia en una región y
entonces en la denominación como un todo. En todas las formas congregacionales
de gobierno de la iglesia la autoridad gobernante final descansa en la
congregación local, aunque se concede varios grados de de gobierno propio
mediante afiliación denominacional, la forma real de gobierno de la iglesia
local puede variar considerablemente. Examinaremos cada una de estas formas de
gobierno en la consideración que sigue.
1. EPISCOPAL.
En el
sistema episcopal un arzobispo tiene autoridad sobre muchos obispos. Ellos a su
vez tienen autoridad sobre una (diócesis) que simplemente quiere decir las
iglesias bajo la jurisdicción de un obispo. El oficial a cargo de una parroquia
local es un rector 8o a veces llamado vicario, que es un (ayudante) o uno que
sustituye al rector). Arzobispo, obispo y rectores son todos los sacerdotes,
puesto que todos han sido en algún momento ordenados al sacerdocio episcopal
(pero en la práctica al rector más frecuentemente se le llama sacerdote).
El
argumento a favor del sistema episcopal no es que se halle en el N. T. Sino que
es un resultado natural del desarrollo de la iglesia que empezó en el N. T. Y
no es prohibido por el N. T. E. A Litton. Escribe: (Ningún orden de obispos
diocesanos aparece en el N. T. Pero inmediato añade:
La Evidencia Favorece La Suposición De Que El Episcopado Broto De La
Misma Iglesia, Y Por Un Proceso Natural, Y Que Fue Sancionado Por San Juan, El
Último Sobreviviente De Los Apóstoles. El Presbiterio, Cuando Se Reunía Para
Consulta, Naturalmente, Elegirá A Un Presidente Para Mantener El Orden; Primero
Temporalmente, Pero Con El Tiempo Con Autoridad Permanente. De Este Modo
Probablemente Que Un Periodo Temprano Un Episcopado Informal Hubiera Brotado En
Cada Iglesia. Conforme Los Apóstoles Desaparecerían Uno Por Uno, El Oficio
Asumiría Importancia Creciente Y Llegaría A Quedar Investido Con Mayores
Poderes.
Todavía
más, puesto que el oficio de obispo y la estructura de gobierno correspondiente
se halla en la iglesia episcopal es tanto histórico como benéfico, Litton
argumenta que se debe preservar. Finalmente, el beneficio de descendencia
directa de los Apóstoles se considera como una razón fuerte a favor del sistema
episcopal. Litton dice: (los Apóstoles son el primer eslabón en la cadena, y no
hay razón por la que una sucesión, según se le considera como comisión externa
no debe proceder de edad en edad, el cuerpo existente de ministros entregando
la autoridad oficial a sus sucesores, y estos últimos a su vez a los suyos).
Pero
hay argumentos que se pueden dar en el otro lado de esta cuestión.
(1) Es significativo que el oficio de (obispo) no es un oficio distinto en
el N. T. Sino simplemente un sinónimo para el sustantivo (anciano) como el
mismo Litton concuerda. No hay un solo obispo en el N. T. Sino obispos (o
supervisores) siempre plural el número. Esto no se debería ver meramente como
un dato incidental, porque incluso entre los Apóstoles Jesús no dejo a nadie
con autoridad superior sobre los demás, sino que dejo a un grupo de doce que
eran iguales en autoridad gobernante (y a quienes otros fueron añadidos más
tarde, tales como Pablo). Aunque algunos Apóstoles, tales como Pedro, Jacobo y
Pablo, tuvieron prominencia entre el grupo, ellos no tuvieron ninguna autoridad
mayor que los demás, e incluso Pedro recibió un regaño de parte de Pablo en
Antioquia (Gá 2: 11).
Esto
bien reflejar la sabiduría de Cristo en guardar en contra del abuso del poder
que inevitablemente viene cuando algún ser humano tiene demasiado poder sin
suficiente verificación y balance de otros. Tal como Jesús dejo una pluralidad
de Apóstoles que tengan la autoridad (humana) última en la iglesia primitiva, así
los Apóstoles siempre nombraron una pluralidad de anciano en cada iglesia,
nunca dejando solo a una persona como autoridad y gobernante.
(2) La
teoría de un grupo de obispos establecido para remplazar a los Apóstoles no se
enseña en el N. T. ni hay una ampliación de una necesidad de Continuidad fisica
de ordenación mediante la imposición de manos de parte de los que han sido
ordenados en una cadena ininterrumpida de sucesión de los apóstoles.
Por
ejemplo, en Hechos 13:3 no fueron los apóstoles de Jerusalén los que ordenaron
a Pablo y a Bernabé, sino las personas de la iglesia de Antioquía impusieron
sus manos sobre ellos y los enviaron. De hecho, hay muy poca evidencia de que
los apóstoles hayan tenido alguna preocupación por una línea de sucesión.
Timoteo al parecer no solo fue ordenado por Pablo sino también por un «concilio
de ancianos» (1 Ti 4:14), aunque este bien puede haber incluido a Pablo también
(ver 2ª Ti 1: 6).
Más
importante todavía, el que ordena en última instancia es el mismo Señor (Hch
20:28; 1 Co 12:28; Ef 4:11), y no hay nada en la naturaleza de la «ordenación»
(cuando se ve simplemente como reconocimiento público de un cargo) que exija
que sea hecha solo por los previamente ordenados en descendencia fisica) de los
apóstoles. Si Dios ha llamado a un anciano, hay que reconocerlo, y no se
necesita levantar ninguna preocupación en cuanto a descendencia fisica.
Además,
si uno está convencido de que la iglesia local debe elegir ancianos (ver la
explicación arriba), entonces parecería apropiado que la iglesia que eligió al
anciano, y no algún obispo externo, debe ser el grupo que confiere el
reconocimiento externo en la elección al investir a la persona en el cargo u
ordenar al pastor.
(3) En tanto que se puede argumentar que el desarrollo de un sistema
episcopal como un solo obispo en autoridad sobre varias iglesias fue un
desarrollo benéfico en la iglesia primitiva, uno también puede argumentar que
fue una desviación de las normas del Nuevo Testamento y como resultado de la
insatisfacción humana con el sistema de ancianos elegidos localmente que había
sido establecido por los apóstoles y que al parecer funcionó muy bien desde el
año 30 al 100 d.C. en toda la iglesia del Nuevo Testamento. Pero la evaluación
de la información histórica por supuesto dependerá de la evaluación que uno
haga de argumentos anteriores en pro y en contra de un sistema episcopal.
NOTA: Por supuesto, este representante de las
iglesias puede haber sido nombrado sólo por los oficiales dentro de la iglesia,
pero no hay declaración en este sentido: Pablo simplemente dice que «las
iglesias lo escogieron», y ciertamente no menciona ninguna autoridad más alta
fuera de las iglesias.
Sin embargo, esta situación tiene también un
potencial para abuso si unos pocos miembros influyentes ejercen influencia para
impedir que el pastor lidie con asuntos de pecados en las propias vidas de
ellos.
Los episcopales que favorecen el nombramiento de
oficiales por un obispo, por supuesto no estarían de acuerdo con la premisa en
esta última consideración.
En la Iglesia Cristiana Reformada, la forma de
gobierno es Similar al sistema presbiteriano, pero los nombres de los cuerpos
gobernantes son diferentes: a los ancianos de la iglesia local se le llama un
consistorio (en lugar de una sesión), al cuerpo gobernante regional se le llama
una clase (en lugar de presbiterio), y a la asamblea gobernante nacional se
llama un sínodo (en lugar de Asamblea General).
2. PRESBITERIANO.
En
este sistema cada iglesia local elige ancianos a una sesión (A en la figura
47.2 representa anciano, y las líneas punteadas indican que toda la
congregación elige a los ancianos). El pastor de la iglesia será uno de los
ancianos en la sesión, igual en autoridad a los demás ancianos. Esta sesión
tiene autoridad gobernante sobre la iglesia local.
Sin
embargo, los miembros de la sesión (los ancianos) son también miembros de un
presbiterio, que tiene autoridad sobre varias iglesias en una región. Este
presbiterio consiste de algunos o todos los ancianos de las iglesias locales
sobre las que tiene autoridad. Es más, algunos de los miembros del presbiterio
son miembros de la «Asamblea General» que por lo general tiene autoridad sobre
todas las iglesias presbiterianas en una nación o región:
Los
argumentos a favor del sistema presbiteriano son:
(1) Que los que tienen sabiduría y dones para servir como ancianos deben
ser llamados para usar su sabiduría para gobernar más que simplemente a una
iglesia local, y
(2) Un gobierno nacional (o incluso mundial) de la iglesia muestra la
unidad del cuerpo de Cristo. Todavía más:
(3) Tal sistema puede prevenir que una congregación individual caiga en
error doctrinal mucho más eficazmente que cualquier asociación voluntaria de
iglesias.
El
sistema presbiteriano bosquejado arriba tiene muchos adherentes entre los
creyentes evangélicos hoy, y ciertamente funciona efectivamente en muchos
casos.
Sin
embargo, se pueden presentar algunas objeciones en contra de este sistema:
(1) En ninguna parte de las Escrituras los ancianos tienen autoridad
establecida regularmente sobre más que su propia iglesia local. El patrón es
más bien que los ancianos son nombrados en las iglesias locales y tienen
autoridad sobre iglesias locales.
Contra
esta afirmación a menudo se menciona el concilio de Jerusalén de Hechos 15,
pero se debe notar que este concilio se reunió en Jerusalén debido a la
presencia de los apóstoles. Evidentemente los apóstoles y los ancianos de
Jerusalén, con los representantes de Antioquía (Hch 15: 2), juntos buscaron la
sabiduría de Dios en el asunto.
Y
parece haber habido alguna consulta con toda la iglesia por igual, porque
leemos, al final del debate: «Entonces los apóstoles y los ancianos, de común
acuerdo con toda la iglesia, decidieron escoger a algunos de ellos y enviarlos
a Antioquía con Pablo y Bernabé» (Hch 15:22). (Si esta narrativa da respaldo al
gobierno regional por los ancianos, por consiguiente ¡también da respaldo al
gobierno regional de parte de congregaciones enteras!).
Esta
situación con los ancianos de Jerusalén no es un buen patrón para defender un
sistema por el que los ancianos tienen autoridad sobre más que su iglesia
local: la iglesia de Jerusalén no envió a todos los ancianos de Judea, Samaria
y Galilea, ni llamó a una reunión del «presbiterio de Judea» o a una (asamblea
general).
Aunque
los apóstoles de Jerusalén ciertamente tenían autoridad sobre todas las
iglesias, no hay indicación de que los ancianos por sí mismos, incluso en la
iglesia de Jerusalén, tuvieran tal autoridad. Y ciertamente no hay ningún
patrón en el Nuevo Testamento de que los ancianos ejercieran autoridad sobre
alguna otra que su propia iglesia local.
(2) Este sistema, en la práctica, resulta en mucho litigio formal, en donde
las disputas doctrinales se entablan año tras año todo el recorrido hasta el
nivel de asamblea general. Uno se pregunta si esto debería ser la
característica de la iglesia de Cristo; tal vez sí, pero le parece a este autor
que es un sistema que estimula tal litigio mucho más de lo necesario o que sea
edificante para el cuerpo de Cristo.
(3) El poder efectivo en el gobierno de la iglesia parece, en la práctica,
estar demasiado alejado del control final de los laicos de la iglesia. Aunque
Berkhof, que defiende este sistema de gobierno, afirma muy claramente que «el
poder de la iglesia reside primariamente en el cuerpo gobernante de la iglesia
local», también admite que, «mientras más general sea la asamblea, más remota
es de la gente»: Así, es muy dificil hacer que dé la vuelta el sistema si
empieza a marchar erradamente puesto que los laicos que no son ancianos no
tienen voto en la sesión, o presbiterio, o asamblea general, y la estructura
gobernante de la iglesia está más alejada de ellos que en otras estructuras de
gobierno de la iglesia.
(4) Aunque en algunos casos es cierto que una denominación doctrinalmente
sólida con sistema presbiteriano del gobierno puede impedir que una iglesia
local se descarríe en su doctrina, en la realidad la verdad ha sido muy
frecuentemente lo opuesto: el liderazgo nacional de una denominación
presbiteriana ha adoptado doctrina falsa y ha puesto gran presión sobre las
iglesias locales para que se ajusten a ella.
(5) Aunque el sistema presbiteriano en efecto representa en cierta forma la
unidad nacional o incluso mundial de la iglesia de Cristo, tal unidad puede
ciertamente mostrarse de otras maneras que mediante este sistema de gobierno.
Las
iglesias con formas de gobierno más puramente congregacional en efecto tienen
asociaciones voluntarias que manifiestan esta unidad. De hecho, estas
asociaciones incluyen a todas las personas de las iglesias, y no simplemente a
los ancianos o el clero, como en un sistema presbiteriano.
La
reunión nacional de una denominación bautista, por ejemplo, en donde un número
grande de ministros y laicos (que no son necesariamente ancianos o diáconos,
sino simplemente delegados de sus iglesias) se unen en comunión se podría ver
como una mejor demostración de la unidad del cuerpo de Cristo que una asamblea
general presbiteriana en donde sólo ancianos están presentes.
NOTA. Por otro lado, los que abogan el sistema
presbiteriano podrían responder que en ninguna parte del Nuevo Testamento
hallamos un ejemplo de una iglesia independiente; toda iglesia en el Nuevo
Testamento está sujeta a la autoridad gobernante mundial de los apóstoles. Por
supuesto, el que defiende a las iglesias independientes pudiera responder que
no tenemos apóstoles hoy para que ejerzan tal autoridad.
Sin embargo, si estamos mirando al Nuevo Testamento
por un patrón, el hecho permanece de que no se halla allí iglesias
independientes y esperaríamos que algo antes que nada reemplazaría al gobierno
de los apóstoles. Esto me parece a mí que indica que algún tipo de autoridad
denominacional sobre las iglesias locales sigue siendo apropiado (aunque tomará
formas diferentes en diferentes denominaciones).
3. CONGREGACIONAL
A. UN SOLO ANCIANO (O UN SOLO
PASTOR):
Ahora
podemos mirar a cinco variedades de gobierno congregacional de la iglesia. La
primera, que al presente es la más común entre las iglesias bautistas de los
Estados Unidos de América, es la forma de gobierno de «un solo anciano». En
esta clase de gobierno al pastor se le ve como el único anciano de la iglesia,
y hay una junta de diáconos elegida que sirve bajo su autoridad y le da
respaldo quiere decir diácono).
En
este sistema la congregación elige al pastor y también elige a los diáconos.
La
cantidad de autoridad que el pastor tiene varía grandemente de iglesia a
iglesia, y por lo general aumentará según el tiempo que el pastor permanezca en
una iglesia.
De la
autoridad de la junta de diáconos a menudo se piensa como meramente autoridad
de asesoría. En la manera en que este sistema funciona de ordinario,
especialmente en iglesias pequeñas, muchas decisiones deben ser llevadas ante
toda la congregación.
Los
argumentos a favor de este sistema se presentan claramente en Systematic
Theology de A. H. Strong, que es un texto usado ampliamente en círculos
bautistas. Strong da los siguientes argumentos:
(1) El Nuevo Testamento no exige una pluralidad de ancianos, pero el patrón
de ancianos plurales visto en el Nuevo Testamento se debió sólo al tamaño de
las iglesias en ese tiempo. Él dice:
En
ciertas iglesias del Nuevo Testamento parece haber habido una pluralidad de
ancianos. No hay, sin embargo, evidencia de que el número de ancianos sea
uniforme, o que la pluralidad que frecuentemente existió se debió a alguna otra
causa que el tamaño de las iglesias que los ancianos atendían.
El
ejemplo del Nuevo Testamento, en tanto que permite la multiplicación de
pastores ayudantes según la necesidad, no exige una pluralidad de ancianos en
todo caso."
En
esta cita Strong muestra que consideraría a los pastores adicionales empleados
por una iglesia grande como ancianos por igual, así que este sistema se podría
ampliar más allá de un solo pastor o anciano para incluir a dos o más ancianos
o pastores. Pero la distinción crucial es que la autoridad gobernante del
oficio de anciano la posee solo el pastor o pastores profesionales de la
iglesia y no participa de ella ningún laico de la iglesia.
Debemos
darnos cuenta de que en la práctica, la vasta mayoría de iglesias que siguen
este patrón hoy son relativamente iglesias pequeñas con sólo un pastor; por
consiguiente, en la realidad, esto por lo general llega a ser una forma de
gobierno de un solo pastor:
(2) Strong añade que «Jacobo fue el pastor o presidente de la iglesia de
Jerusa1én», y cita Hechos 12: 17; 21: 18; y Gálatas 2: 12 para mostrar que este
liderazgo de Jacobo fue un patrón que pudo entonces ser imitado por otras
iglesias.
(3) Strong nota que algunos pasajes tienen «obispo» en singular pero
«diáconos» en plural, sugiriendo algo similar a esta forma bautista común de
gobierno. Una traducción literal del texto griego muestra un artículo definido
singular que modifica a «obispo» en dos versículos: «El obispo por consiguiente
debe ser irreprochable» (1ª Ti 3: 2, traducción literal) y que «el obispo debe
ser intachable» (Tit 1: 7, traducción literal), pero en contraste, leemos: dos
diáconos de igual manera deben ser serios (1ª Ti 3: 8).
(4) Finalmente, el «ángel de la iglesia» en Apocalipsis 2: 1, 8, 12, 18; 3:
1, 7,1 4, según Strong, «se interpreta mejor como queriendo decir el pastor de
la iglesia; y, si esto es correcto, es claro que cada iglesia tenía, no muchos
pastores, sino uno»:"
(5) Otro argumento, no dicho por Strong, se halla en literatura reciente
sobre el crecimiento de la iglesia. El argumento es que las iglesias necesitan
un solo pastor fuerte a fin de crecer rápidamente.
De
nuevo, se debe decir que la forma de gobierno de un solo anciano ha funcionado
muy exitosamente en muchas iglesias evangélicas. Sin embargo, pueden haber
objeciones al caso presentado por Strong y otros.
(1) Parece absurdo argumentar que el Nuevo Testamento se queda corto y no
da un mandato claro de que todas las iglesias deben tener una pluralidad de
ancianos cuando los pasajes sobre los requisitos de los ancianos en 1ª Timoteo
3: 1-7 y Tito 1: 5-7 se usan como requisitos bíblicos para los oficios de la
iglesia hoy.
¿Cómo
pueden las iglesias decir que los requisitos para ancianos hallados en estos
versículos son órdenes para nosotros hoy pero el sistema de pluralidad de
ancianos hallado en los mismos versículos no es una orden, sino que fue
exigencia sólo en ese tiempo y esa sociedad? Aunque se pudiera objetar que
estos son mandatos escritos sólo a situaciones individuales en Éfeso y Creta,
mucho del Nuevo Testamento consiste de mandatos apostólicos escritos a iglesias
individuales sobre cómo deben conducirse.
Sin
embargo, no decimos por consiguiente que somos libres de desobedecer esas
instrucciones en otras partes de la epístola. Es más, 1ª Timoteo y Tito nos dan
abundante material sobre la conducta de la iglesia local, material que todas
las iglesias creyentes procuran seguir.
NOTA: Otro teólogo bautista. Millard Erickson.
Respalda la afirmación de Strong de que el Nuevo Testamento no exige pluralidad
de ancianos en una iglesia. Dice que los ejemplos del Nuevo Testamento de
ancianos son «pasajes descriptivos» que hablan de un orden de iglesia que ya
existía.
Pero que «a las iglesias no se les ordena adoptar
una forma en particular de orden en la iglesia» (Christian Theology, p. 1084).
Todavía más, Erickson no ve un patrón de gobierno de la iglesia en el Nuevo
Testamento, sino que dice: «Bien puede haber habido más bien amplias variedades
de arreglos gubernamentales. Cada iglesia adoptó un patrón que encajó en su
situación individual» (ibid).
Ver, por ejemplo, C. Peter
Wagner, Leading Your Church to Growth (Regal, Ventura, Calif, 1984). Él dice: «El
argumento principal de este libro es que para que las iglesias maximicen su
potencial de crecimiento necesitan pastores que sean líderes fuertes. No se
equivoque en cuanto a esto: es una regla» (p. 73). El libro está lleno de
anécdotas y pronunciamientos de expertos de crecimiento de la iglesia
diciéndole al lector que el liderazgo de un solo pastor fuerte es esencial para
el crecimiento significativo de la iglesia.
Todavía
más, parece nada sabio ignorar un claro patrón del Nuevo Testamento que existió
en toda las iglesias de las cuales tenemos evidencia en el tiempo que fue
escrito el Nuevo Testamento. Cuando el Nuevo Testamento nos muestra que a
ninguna iglesia se menciona teniendo un solo anciano (En cada iglesia), Hch.
14: 23; «en todo pueblo», Tit 1: 5; «Haga llamar a los ancianos), Stg 5: 14; 8.
A los
ancianos que están entre ustedes, yo, que soy anciano como ellos),1ª P 5: 1),
parece nada persuasivo decir que las iglesias pequeñas deberían tener sólo un
anciano. Aun cuando Pablo acababa de fundar iglesias en su primer viaje
misionero, hubo ancianos nombrados (en cada iglesia) (Hch 14:23). Y (todo
pueblo) en la isla de Creta debía tener ancianos, por grande o pequeña que sea
la iglesia.
Además,
hay incongruencia en el argumento de Strong cuando dice que las iglesias
grandes eran las que tenían pluralidad de ancianos, porque entonces afirma que
«el ángel de la iglesia de Éfeso» (Ap 2: 1) era un solo pastor, conforme a este
patrón bautista común. Sin embargo, la iglesia de Éfeso en ese tiempo era
excepcionalmente grande: Pablo, al fundar esa iglesia, había pasado tres años
allí (Hch. 20: 31), tiempo en el cual «de modo que todos los judíos Y los
griegos que vivían en la provincia de Asia llegaron a escuchar la palabra del
Señor» (Hch 19:10). La población de Éfeso en ese tiempo era de más de 250.000.
Podemos
preguntar, ¿por qué deberíamos seguir a Strong y adoptar como norma un patrón
de gobierno de la iglesia que no se halla en ninguna parte del Nuevo
Testamento, y rechazar un patrón que se halla en todas partes del Nuevo
Testamento?
(2) Jacobo bien puede haber actuado como moderador u oficial que preside en
la iglesia de Jerusalén, porque todas las iglesias tendrían algún tipo de
dirigente designado como éste a fin de celebrar sus reuniones. Pero esto no
implica que él fue el (pastor) de la iglesia de Jerusalén en un sentido de un
«solo anciano». De hecho, Hechos 15: 2 muestra que hubo ancianos (plural) en la
iglesia de Jerusalén, y a Jacobo mismo probablemente se le contaba entre los
apóstoles (ver Gá 1:19) antes que entre los ancianos.
(3) En 1Timoteo 3:2 Y Tito 1:7 el artículo griego definido que modifica a
«obispo)) simplemente muestra que Pablo está hablando de los requisitos
generales según se aplican a cualquier ejemplo. 51 De hecho, en ambos casos que
Strong cita sabemos que había ancianos (plural) en las iglesias mencionadas. 1
Timoteo 3:2 fue escrito a
Timoteo
en Éfeso, y Hechos 20: 17 nos muestra que había «ancianos)) en las iglesia de
Éfeso. E incluso en 1 Timoteo Pablo escribe: «Los ancianos que dirigen bien los
asuntos de la iglesia son dignos de doble honor, especialmente los que dedican
sus esfuerzos a la predicación y a la enseñanza» (1ª Ti 5: 17). Respecto a Tito
1: 7 solo necesitamos mirar el versículo 5, donde Pablo pide a Tito que en cada
pueblo nombre ancianos.
NOTA: En términos de gramática griega, el uso del
artículo definido aquí se entiende mejor como un uso «genérico», que se define
como uso del articulo «para seleccionar un individuo normal o representativo»
(MHT 3, p. 180).
El uso de Pablo del singular fue natural después de
que había dicho: «si alguno desea ser obispo» (1 Ti 3: 1), o «El anciano debe
ser intachable» (Tit 1: 6).
La RSV en inglés da una traducción más apropiada
para los que hablan inglés, reflejando este uso genérico, en estos dos
versículos: "un obispo».
(4) Los ángeles de las siete iglesias en Apocalipsis 2, 3 son evidencia
inusual y más bien débil por un solo anciano. «Escribe al ángel de la iglesia
de Éfeso» (Ap 2: 1) difícilmente puede querer decir que había solamente un anciano
en esa iglesia, puesto que sabemos que había «ancianos» allí en esta iglesia
muy grande (Hch 20: 17).
La
palabra «ángel» que se usa al dirigirse a las siete iglesias en Apocalipsis 2-3
puede simplemente designar un mensajero especial de cada iglesia, tal vez
incluso un mensajero humano que llevaría a cada iglesia lo que Juan escribió, o
bien puede representar «el espíritu prevaleciente de la iglesia» antes que el
oficial gobernante de la congregación, o incluso puede simplemente referirse a
un ángel al que se le asignó cuidado especial sobre cada congregación.
Incluso
si representa un oficial que preside de algún tipo en cada congregación, a este
«ángel» no se le presenta como alguien que tiene autoridad gobernante o alguna
función equivalente al pastor de hoy, o ninguna función equivalente a la del
«anciano» en las iglesias del Nuevo Testamento. Este pasaje no provee evidencia
lo suficientemente fuerte como para desalojar la información clara en todo el
Nuevo Testamento que muestra pluralidad de ancianos en toda iglesia, incluso en
la iglesia de Éfeso.
Es
interesante que todos los pasajes del Nuevo Testamento que cita Strong (Hch 15,
Jerusalén; 1ª Ti 3:2, Éfeso; Tit 1:7, Creta; Ap 2-3, las siete iglesias,
incluyendo Éfeso) hablan de situaciones en las cuales el Nuevo Testamento mismo
señala claramente una pluralidad de ancianos en autoridad en las iglesias
mencionadas.
(5) El argumento de los estudios de crecimiento de la iglesia en realidad
no demuestra que el gobierno dirigido por un solo pastor es necesario, por lo
menos cuatro razones:
(A) No debemos rechazar un patrón que respaldan las Escrituras y adoptar
uno diferente simplemente porque la gente nos dice que un patrón diferente
parece funcionar bien para producir iglesias grandes; nuestro papel aquí, como
en todo en la vida, debe ser más bien obedecer las Escrituras lo más
cercanamente que podamos y esperar que Dios dé las bendiciones apropiadas según
desee.
(B.) Hay muchas iglesias grandes con gobiernos de
pluralidad de ancianos (tanto iglesias presbiterianas como iglesias
independientes), así que el argumento de consideraciones prácticas no es
concluyente.
(C) C. Peter Wagner admite que dirigentes fuertes se pueden hallar en
varias formas de gobierno de la iglesia, y debemos concordar en que un sistema
de pluralidad de ancianos en el cual todos tienen igual autoridad no evita que
un anciano (tal como el pastor) funcione en una especie de «primero entre
iguales» y tenga un papel significativo de liderazgo entre esos ancianos.
(6) Un problema común en el sistema de un «solo anciano» es o una
concentración excesiva de poder en un solo individuo o demandas excesivas que
se le imponen.
En
cualquier caso, las tentaciones a pecar son muy grandes, y un grado reducido de
responsabilidad hace más probable ceder a la tentación. Como se mencionó
arriba, nunca fue el patrón en el Nuevo Testamento, incluso con los apóstoles,
concentrar el poder gobernante en manos de una sola persona.
Aquí
se debe notar que la noción de «un solo anciano» de gobierno de la iglesia en
realidad no tiene más respaldo del Nuevo Testamento que la noción de «un solo
obispo» (episcopal). Ambas parecen ser intentos de justificar lo que ya ha
sucedido en la historia de la iglesia, y no conclusiones que han brotado de un
examen inductivo del mismo Nuevo Testamento.
(7) Finalmente se debe notar que en la práctica el sistema de «un solo
anciano» puede cambiar y funcionar más como gobierno de una «pluralidad de
ancianos», sólo que a los que funcionan como ancianos más bien se le llama
«diáconos».
Esto
sucedería si los diáconos participan de la autoridad real gobernante con el
pastor, y el pastor y los demás diáconos se ven a sí mismos como responsables a
la junta diáconos como un todo.
El
problema con este arreglo es que no usa terminología bíblica para aplicarla a
las funciones que las personas están desempeñando, porque los «diáconos» en el
Nuevo Testamento nunca tuvieron autoridad de gobernar o enseñar en la iglesia.
El
resultado en tal situación es que las personas de la iglesia (tanto los
diáconos como los demás miembros de la iglesia) no leerán ni aplicarán pasajes
bíblicos sobre los ancianos a los que en realidad están funcionando como
ancianos en su iglesia.
Por
consiguiente, estos pasajes pierden la pertinencia directa que deberían tener
el la iglesia. En este caso, sin embargo, el problema se podría resolver
cambiando en nombre de «diácono» a «anciano», y considerar al pastor como un
anciano entre los demás.
NOTA: La palabra angelos [ángel] en Ap 2: 1. Puede
significar no solamente «ángel" sino también simplemente «mensajero».
Wagner dice en un punto que un pastor puede ser un
dirigente fuerte dentro de una variedad de tipos de gobierno de la iglesia.
(Leading Your Church to Growth, pp. 94-95). Por consiguiente, no es apropiado
tomar su estudio como argumento que respalda por si solo la forma de gobierno
con un solo anciano.
B. PLURALIDAD LOCAL DE
ANCIANOS:
¿Hay
algún tipo de gobierno de la iglesia que preserva el patrón de pluralidad de
ancianos que se halla en el Nuevo Testamento y que evita la expansión de la
autoridad de los ancianos más allá de la congregación local? Aunque tal sistema
no es distintivo de ninguna denominación hoy, se halla en muchas congregaciones
individuales. Usando las conclusiones a que se han llegado hasta este punto
sobre la información del Nuevo Testamento.
Dentro
de tal sistema los ancianos gobiernan a la iglesia y tienen autoridad de
gobernarla, autoridad que les ha conferido Cristo mismo, la cabeza de la
iglesia, y el Espíritu Santo (Hch 20: 28; Heb 13: 17). En este sistema de
gobierno siempre hay más de un anciano, hecho que distingue esta forma de
gobierno del «sistema de un solo anciano» que se consideró arriba. En una
congregación contemporánea, el «pastor» (o «pastor principal») será uno entre
los ancianos en este sistema.
No
tiene autoridad sobre ellos, ni tampoco trabaja para ellos como empleado. Tiene
un papel de alguna manera distinto en que él se dedica a tiempo completo al
trabajo de «predicar y enseñar» (1ª Ti 5: 17), y deriva parte o todos sus
ingresos de ese trabajo (1ª Ti 5: 18). También puede frecuentemente asumir un
papel de liderazgo (tal como presidente) entre los ancianos, lo que encajaría
con su papel de liderazgo entre la congregación, pero tal papel de liderazgo
entre los ancianos no sería necesario para el sistema.
Además,
el pastor de ordinario tendrá autoridad considerable para tomar decisiones y
proveer liderazgo en muchos aspectos de responsabilidad que le ha delegado la
junta de ancianos como un todo. Tal sistema permitiría al pastor ejercer fuerte
liderazgo en la iglesia y seguir teniendo autoridad gobernante a la par de los
demás ancianos.
El
punto fuerte de este sistema de gobierno se ve en el hecho de que el pastor no
tiene autoridad propia sobre la congregación, sino que esa autoridad le
pertenece colectivamente a todo el grupo de ancianos (lo que se podría llamar
la junta de ancianos). Todavía más, el mismo pastor, como todo otro anciano,
está sujeto a la autoridad de la junta de ancianos como un todo. Esto puede ser
un gran beneficio para evitar que el pastor cometa equivocaciones, y para
respaldarlo en la adversidad y protegerle de los ataques y oposición.
En tal
sistema, ¿hay limitaciones que se deben imponer a la autoridad de los ancianos?
En la
sección arriba sobre la manera de escoger oficiales de la iglesia se dieron
varias razones para tener algunas «verificaciones y balances» que pondrían
restricciones a la autoridad de' los oficiales de una iglesia. Estos argumentos
también son útiles aquí para indicar que, aunque los ancianos tengan sustancial
autoridad gobernante sobre la iglesia, no debe ser autoridad ilimitada.
NOTA: Si la iglesia tiene más de un pastor que
recibe paga por su trabajo, a estos otros pastores asociados o ayudantes se les
puede ver, o tal vez no, como ancianos (dependiendo de los requisitos que reúna
cada miembro de personal y las normas de operación de la iglesia), pero en
cualquier caso, sería consistente por entero con esta forma de gobierno que los
pastores asociados rindan cuentas al pastor principal sólo en su trabajo
cotidiano, y él responde ante a la junta de ancianos con respecto a su
supervisión de la actividad de ellos.
Se
pueden sugerir ejemplos de tales limitaciones, como:
(1) Pueden ser elegidos antes que perpetuarse;
(2) Pueden tener términos específicos de servicio con un año obligatorio de
descanso de la junta (excepto el pastor, cuyas responsabilidades de liderazgo
continuo requieren continua participación como anciano);
(3) Algunas decisiones más serias pueden precisar que se las lleve ante
toda la iglesia para aprobación. Respecto a este tercer punto, la aprobación
congregacional ya es un requisito bíblico para la disciplina eclesiástica, en
Mateo 18: 17 y para la excomunión en 1ª Corintios 5: 4.
El
principio de elección congregacional de los ancianos implicaría que la decisión
de llamar a cualquier pastor debe haber sido aprobada por la congregación como
un todo. Direcciones nuevas serias en el ministerio de cada iglesia, que
exigirían respaldo congregacional en gran escala, se pueden también presentar a
la iglesia como un todo para aprobación.
Finalmente,
parecería sabio exigir aprobación congregacional en decisiones financieras
grandes tales como el presupuesto anual, la decisión de comprar propiedades, o
la decisión de tomar prestado dinero para la iglesia (si acaso se debe hacer),
simplemente porque a la iglesia como un todo se le pedirá que dé generosamente
para pagar por todos estas compromisos.
De
hecho, las razones para poner algunas limitaciones a la autoridad de los
oficiales de la iglesia pueden parecer tan fuertes que nos lleven a pensar que
todas las decisiones y autoridad gobernante deben descansar en la congregación
como un todo. (Algunas iglesias han adoptado un sistema de democracia casi pura
para gobernar a la iglesia, por el que todo se debe presentar a la congregación
entera para aprobación).
Sin
embargo, esta conclusión ignora la abundante evidencia del Nuevo Testamento en
cuanto a la clara autoridad de gobernar que se da a los ancianos en las
iglesias del Nuevo Testamento. Por consiguiente, en tanto que es importante
tener algunas limitaciones reconocidas sobre la autoridad de los ancianos, y
que la autoridad gobernante última descanse sobre la congregación como un todo,
o es necesario, si vamos a ser fieles al patrón del Nuevo Testamento, investir
a los mismos ancianos con un fuerte nivel de autoridad.
He
rotulado a este sistema como de «pluralidad local de ancianos» a fin de distinguirlo
del sistema presbiteriano en donde los ancianos, cuando se reúnen a nivel de
presbiterio o asamblea general, tienen autoridad sobre más que su propia
congregación local. Pero en tal sistema de ancianos locales elegidos, ¿puede
haber alguna asociación más amplia con iglesias más allá de la congregación
local?
Sí,
por cierto. Si bien las iglesias con este sistema pueden escoger permanecer
independientes por entero, la mayoría entraras en asociaciones voluntarias con
otras iglesias de convicciones similares a fin de facilitar comunión,
combinación de recursos para actividad misionera (y tal vez para otras cosas
tales como campamentos cristianos, publicaciones, educación teológica, etc.).
Sin
embargo, la única autoridad que estas asociaciones mayores tendrían sobre la
congregación local seria la autoridad de excluir a una iglesia individual de
esa asociación, y no la autoridad de gobernar los asuntos de cada congregación.
NOTA: Los argumentos dados arriba para las
restricciones sobre la autoridad de los oficiales de la iglesia se pueden
resumir como sigue:
(1) Los oficiales de la iglesia en el Nuevo
Testamento evidentemente fueron elegidos por toda la congregación.
(2) La autoridad gobernante final en las iglesias
del Nuevo Testamento parece que descansaba en toda la iglesia.
(3) Rendir cuentas a la congregación provee una
salvaguarda contra las tentaciones a pecar.
(4) Algún grado de control por la congregación
entera provee una salvaguarda para evitar que el liderazgo caiga en el error
doctrinal.
(5) El gobierno funciona mejor con el
consentimiento de los gobernados. Además de éstos, hay otra razón para
restringir la autoridad de los oficiales de la iglesia:
(6) La doctrina de la claridad de las Escrituras
(ver capítulo 6), y la doctrina del sacerdocio de todos los creyentes (por la
que el Nuevo Testamento afirma que todos los creyentes tienen acceso al trono
de Dios en oración y todos participan como miembros en un «sacerdocio rea» [1ª
P 2: 9; cf. Heb 10: 19-25; 12: 22-24] se combinan para indicar que todos los
creyentes tienen alguna capacidad para interpretar las Escrituras y alguna
responsabilidad de buscar la sabiduría de Dios al aplicarla a las situaciones.
Todos tienen acceso directamente a Dios a fin de
procurar conocer su voluntad. El Nuevo Testamento no da lugar a ninguna clase
especial de creyentes que tienen mayor acceso a Dios que otros. Por
consiguiente, es correcto incluir a todos los creyentes en algunos de los
procesos de toma de decisiones cruciales de la iglesia. «El éxito depende de
los muchos consejeros» (Pr 11:14).
Se debe notar que un sistema de gobierno de la
iglesia como un grupo de ancianos que se perpetúa a sí mismo, en lugar de uno
elegido por la congregación, sería muy similar en función a este sistema, pero
no sería tan extensivo en las verificaciones y balances que se imponen sobre la
autoridad de los ancianos. Tal iglesia todavía puede querer tener algún
mecanismo por el que la congregación pueda sacar a los ancianos que se desvían
de manera seria de la fidelidad a las Escrituras.
C. JUNTA CORPORATIVA:
Las
tres formas restantes de gobierno congregacional de la iglesia no se usan
comúnmente, pero a veces se hallan en iglesias evangélicas. El primero sigue el
patrón del ejemplo de una corporación moderna, en donde la junta de directores
contrata a un oficial ejecutivo que tiene la autoridad de manejar los asuntos
como mejor le parezca. A esta forma de gobierno también se le podría llamar la
estructura de «tú trabajas para nosotros».
A
favor de esta estructura se pudiera argumentar que este sistema en efecto
funciona bien en las empresas contemporáneas. Sin embargo, no hay ningún
precedente ni respaldo del Nuevo Testamento para tal forma de gobierno de la
iglesia.
Es
simplemente resultado de tratar de manejar la iglesia como una empresa moderna,
y ve al pastor no como dirigente espiritual, sino meramente como un empleado
pagado.
Otras
objeciones a esta estructura son el hecho de que le priva al pastor de
participar en la autoridad gobernante que debe tener a fin de desempeñar efectivamente
sus responsabilidades como anciano. Todavía más, los miembros de la junta
también son miembros de la congregación sobre quienes se supone que el pastor
debe tener cierta autoridad, pero esa autoridad se ve seriamente comprometida
si los dirigentes de la congregación son en realidad sus jefes.
NOTA: Cuando este tipo de sistema funciona en una
iglesia grande, es importante que una mayoría de la junta de ancianos sean
personas que no son pastores asociados en la iglesia. Esto se debe a que los
pastores asociados están sujetos al pastor principal en todo su trabajo en la
iglesia (por lo general él los emplea y despide, y fija su paga, y ellos le
rinden cuentas a él).
Por consiguiente, si una mayoría de los ancianos
consiste de estos pastores asociados, las dinámicas interpersonales incluidas
harán imposible que el pastor principal esté sujeto a la autoridad de los
ancianos como un grupo, y el sistema funcionará de hecho como una forma (algo
disfrazada) de gobierno de (un solo pastor), y no como un gobierno de
pluralidad de ancianos.
Alguien podría objetar que en una iglesia grande
sólo los miembros del personal pastoral a tiempo completo saben lo suficiente
de la vida de la iglesia como para ser ancianos eficaces, pero ésta no es una
objeción persuasiva: el gobierno por juntas que no están estrechamente
involucradas en las actividades cotidianas de aquellos a quienes gobiernan
funciona bien en muchos ámbitos de la actividad humana, tales como juntas
universitarias o de seminario, juntas escolares locales, junta de directores de
corporaciones, e incluso gobiernos estatales o nacionales.
Todos estos cuerpos gobernantes dirigen pólizas y
dan dirección a administradores a tiempo completo, y pueden obtener información
detallada en cuanto a situaciones especificas cuando surge la necesidad. (Me
doy cuenta de que todos estos sistemas pueden funcionar calamitosamente, pero
mi punto es simplemente que pueden funcionar muy bien cuando en posiciones de
liderazgo se pone a las personas apropiadas).
D. DEMOCRACIA PURA:
Esta
noción, que lleva el gobierno congregacional de la iglesia a su extremo lógico.
En
este sistema todo debe presentarse en la reunión congregacional. El resultado
es que las decisiones a menudo se debaten interminablemente, y, conforme la
iglesia crece, la toma de decisiones llega al punto de casi paralizarse. En
tanto que esta estructura intenta hacer justicia a algunos de los pasajes
citados arriba respecto a la necesidad de que la autoridad gobernante final
descanse en la congregación como un todo, no es fiel al patrón del Nuevo
Testamento de ancianos reconocidos y designados que tienen autoridad real para
gobernar a la iglesia en la mayoría de las situaciones.
E. «NO GOBIERNO EXCEPTO EL
ESPÍRITU SANTO»:
Algunas
iglesias, particularmente iglesias muy nuevas con tendencias más místicas o
extremadamente pietistas, funcionan con un gobierno.
En
este caso, la iglesia negaría que se necesite alguna forma de gobierno,
dependería de que todos los miembros de la congregación que sean sensibles a la
dirección del Espíritu Santo en sus propias vidas, y las decisiones por lo
general se tomarían por consenso.
Esta
forma de gobierno nunca dura mucho tiempo. No sólo que no es fiel al patrón del
Nuevo Testamento de ancianos designados con autoridad para gobernar a la
iglesia, sino que también está expuesta a mucho abuso, porque los sentimientos
subjetivos antes que la sabiduría y la razón prevalecen en el proceso de toma
de decisiones.
4. CONCLUSIONES.
Se
debe aclarar, al concluir esta consideración del gobierno de la iglesia, que la
forma de gobierno adoptada por una iglesia no es un punto principal de
doctrina. Los creyentes han vivido confortablemente y han ministrado muy
efectivamente con varias clases diferentes de sistemas, y hay muchos
evangélicos dentro de cada de los sistemas mencionados.
Es
más, un número de tipos diferentes de sistemas de gobiernos de iglesia
funcionan bastante bien. En donde hay puntos débiles que parecen ser inherentes
en la estructura de gobierno, individuos dentro del sistema generalmente
reconocen esos puntos débiles e intentan compensarlos de cualquier manera que
el sistema les permita.
No
obstante, una iglesia puede ser más pura o menos pura en este punto, como en
cualquier otro aspecto. Conforme las Escrituras nos persuaden respecto a varios
aspectos del gobierno de la iglesia, entonces debemos continuar orando y
esforzándonos por una mayor pureza de la iglesia visible en este aspecto
también.
D. ¿DEBEN LAS MUJERES SER OFICIALES DE LA IGLESIA?
La
mayoría de las teologías sistemáticas no ha incluido una sección sobre la
cuestión de si las mujeres pueden ser oficiales de la iglesia, porque se ha
dado por sentado en toda la historia del cristianismo, con muy pocas excepciones,
que sólo los hombres pueden ser pastores o funcionar como ancianos dentro de la
iglesia.'·
Pero
en años recientes ha surgido una controversia seria dentro del mundo
evangélico:
¿pueden
las mujeres servir como pastoras tanto como los hombres? ¿Pueden ellas tener
parte en todos los cargos de la iglesia? He tratado esta cuestión mucho más
extensivamente en otras obras, pero un breve resumen de la cuestión se puede
dar en este punto.
Debemos
afirmar desde el principio que la narrativa de la creación en Génesis 1: 27 ve
a hombres y mujeres como creados igualmente a imagen de Dios. Por consiguiente,
hombres y mujeres tienen igual valor ante Dios, y debemos verlos como teniendo
valor absolutamente igual como personas, e igual valor para la iglesia. Es más,
las Escrituras aseguran que hombres y mujeres tienen igual acceso a todas las
bendiciones de la salvación (ver Hch 2: 17-18; Gá 3: 28): Esto se afirma en
forma impresionante en la alta dignidad y respeto que Jesús concedió en su
ministerio terrenal a las mujeres:
También
debemos admitir que las iglesias evangélicas a menudo no han reconocido la
plena igualdad de hombres y mujeres, y por consiguiente no han considerado a
las mujeres iguales en valor a los hombres. El resultado ha sido que no se ha
reconocido que Dios a menudo les da a las mujeres dones espirituales iguales o
mayores que a los hombres, que no se ha animado a las mujeres a tener
participación completa y libre en los varios ministerios de la iglesia, y que
no se ha tomado plenamente en cuenta la sabiduría que Dios les ha dado a las
mujeres respecto a importantes decisiones en la vida de la iglesia.
Si la
controversia presente sobre el papel de las mujeres en las iglesias puede
resultar en la erradicación de algunos de estos abusos pasados, entonces la
iglesia como un todo se beneficiará grandemente.
Sin
embargo, la cuestión persiste: ¿deben las mujeres ser pastoras o ancianas en
las iglesias? (O, ¿deben llenar funciones equivalentes a las de un anciano en
las iglesias que tienen formas alternas de gobierno?) Mi propia conclusión
sobre este asunto es que la Biblia no permite que las mujeres funcionen en el
papel de pastoras o ancianas dentro de la iglesia. Esta ha sido también la
conclusión de la vasta mayoría de iglesias en varias sociedades en toda la
historia. Las razones que me parecen más persuasivas al responder a esta
pregunta son las siguientes:
1. 1ª TIMOTEO 2: 11·14.
El
pasaje individual de la Biblia que trata más directamente de esta cuestión es
1ª Timoteo 2: 11-14:
La Mujer Debe Aprender Con Serenidad, Con Toda Sumisión. No Permito Que
La Mujer Enseñe Al Hombre Y Ejerza Autoridad Sobre Él; Debe Mantenerse
Ecuánime. Porque Primero Fue Formado Adán, Y Eva Después. Además, No Fue Adán
El Engañado, Sino La Mujer; Y Ella, Una Vez Engañada, Incurrió En Pecado.
Aquí
Pablo está hablando de la iglesia cuando está reunida (ver vv. 8-9). En tal
ambiente Pablo dice: «No permito que la mujer enseñe al hombre y ejerza
autoridad sobre él» (v. 12). Éstas son las funciones que las realizan los
ancianos de la iglesia, y especialmente los que conocemos como pastor en las
situaciones de la iglesia contemporánea: Son específicamente estas funciones
particulares de los ancianos que Pablo prohíbe que las mujeres ejerzan en la
iglesia.
Varias
objeciones se han presentado contra esta posición:
(A) Se ha dicho que este pasaje se aplica sólo a una situación específica
que Pablo está considerando, posiblemente una en donde las mujeres estaban
enseñando doctrina herética dentro de la iglesia de Éfeso.
Pero
esta objeción no es persuasiva, puesto que no hay ninguna declaración clara en
1ª Timoteo que diga que las mujeres en realidad estaban enseñando doctrinas
falsas. (1ª Ti 5:13 habla de mujeres que son chismosas, pero no menciona
doctrina falsa).
NOTA. Ver la explicación en las arriba respecto a
las funciones de enseñar y gobernar que les corresponde a los ancianos en una
iglesia.
Para afirmaciones más extensas de estas objeciones
ver los libros marcados como "favorecen a las mujeres como pastoras» en la
bibliografía al fin de esta capitulo, especialmente los libros de Mickelsen,
Spencer, y Bilezikian.
Todavía
más, Pablo no les dice simplemente a las mujeres que están enseñando doctrina
falsa que guarden silencio, sino que dice: «No permito que la mujer enseñe al
hombre y ejerza autoridad sobre él». Finalmente, la razón que Pablo da para
esta prohibición no es la propuesta en esta objeción, sino una muy diferente:
la situación de Adán y Eva antes de la caída, y antes de que haya ningún pecado
en el mundo (ver v. 13), y la manera en que una inversión en los papeles de
hombre y mujer ocurrieron en el momento de la caída (ver v. 14). Estas razones
no están limitadas a una situación en la iglesia de Éfeso, sino que tienen
aplicación en general a los hombres y mujeres.
(B) Otra objeción dice que Pablo da esta prohibición porque las mujeres no
tenían mayor educación en el primer siglo, y por consiguiente no estaban
calificadas para papeles de enseñanzas o de gobierno en la iglesia. Pero Pablo
no menciona la falta de educación como razón para decir que la mujer no puede
«enseñar o tener autoridad sobre los hombres». Sino más bien señala en
retrospectiva a la creación (vv. 13-14). Es precario basar un argumento en una
razón que Pablo no da en lugar de la razón que sí da.
Además,
esta objeción entiende mal los hechos reales de la iglesia antigua y del mundo
antiguo. La educación formal en las Escrituras no fue requisito para el
liderazgo de la iglesia y la iglesia del Nuevo Testamento, porque varios de los
apóstoles no tuvieron educación bíblica formal (ver Hch 4: 13).
Por
otro lado, la destreza de alfabetización básica y por consiguiente la capacidad
de leer y estudiar las Escrituras estaban disponibles por igual a hombres y
mujeres (notar Hch 18: 26; Ro 16: 1; 1ª Ti 2: 11; Tit 2: 3-4). Hubo muchas
mujeres bien educadas en el mundo antiguo, y particularmente en un centro
cultural tal como Éfeso.
Finalmente,
los que presentan tal argumento a veces son incoherentes en que en otros
lugares señalan a mujeres que tuvieron cargos de liderazgo en la iglesia
antigua, tales como Priscila. Este punto es especialmente relevante en 1ª
Timoteo 2, porque Pablo está escribiendo a Éfeso (1ª Ti 1: 3), que fue donde
residían Priscila y Aquila (ver Hch 18: 18-19, 21). Fue en esta misma iglesia
de Éfeso que Priscila supo las Escrituras lo suficiente como para ayudar a
instruir a Apolos en el año 51 d.C. (Hch 18:26).
Luego
ella probablemente había aprendido de Pablo mismo por otros tres años mientras
él se quedó en Éfeso enseñando «todo el propósito de Dios» (Hch20: 27; 31;
también 1ª Co 16: 19). Sin duda muchas otras mujeres de Éfeso habían seguido su
ejemplo y también habían aprendido de Pablo. Aunque más tarde ellos fueron a
Roma, hallamos Aquila y Priscila de nuevo en Éfeso al fin de la vida de Pablo (2ª
Ti 4: 19), alrededor del año 67 d.C.
Por
consiguiente, es probable que estuvieron en Éfeso en el año 65 d.C., alrededor
del tiempo cuando Pablo escribió 1ª Timoteo (alrededor de catorce años después
de que Priscila había ayudado a instruir a Apolos). Sin embargo, Pablo no
permite ni siquiera a Priscila bien educada o a cualquier otra mujer bien
educada de Éfeso que enseñe a los hombres en la asamblea pública de la iglesia.
La razón no fue falta de educación, sino el orden de la creación que Dios
estableció entre hombres y mujeres.
2. 1 CORINTIOS 14: 33 B-36.
En una
enseñanza similar Pablo dice:
Como Es Costumbre En Las Congregaciones De Los Creyentes, Guarden Las
Mujeres Silencio En La Iglesia, Pues No Les Está Permitido Hablar. Que Estén
Sumisas, Como Lo Establece La Ley. Si Quieren Saber Algo, Que Se Lo Pregunten
En Casa A Sus Esposos; Porque No Está Bien Visto Que Una Mujer Hable En La
Iglesia. ¿Acaso La Palabra De Dios Procedió De Ustedes? ¿O Son Ustedes Los
Únicos Que La Han Recibido? (1ª Co 14: 33b-36).
En
esta sección Pablo no puede estar prohibiendo toda habla pública de parte de
las mujeres en la iglesia, porque en 1ª Corintios 11: 5 claramente les permite
orar y profetizar en la iglesia. Por consiguiente, es mejor entender este
pasaje como refiriéndose al discurso que está en la categoría que se considera
en el contexto inmediato, es decir, la evaluación hablada y juzgar las
profecías en la congregación (ver v. 29: «En cuanto a los profetas, que hablen
dos o tres, y que los demás examinen con cuidado lo dicho»).
En
tanto que Pablo permite que las mujeres hablen y profeticen en la reunión de la
iglesia, no les permite hablar en voz alta y dar evaluación o análisis de las
profecías que se han dado, porque esto sería una función de gobernar con respecto
a toda la iglesia:?
Esta
comprensión del pasaje depende de nuestra noción del don de profecía en la edad
del Nuevo Testamento, es decir, que la profecía no incluye enseñanza bíblica
autoritativa, ni decir palabras de Dios que son iguales a las Escrituras, sino
más bien informar algo que Dios espontáneamente trae a la mente: De esta
manera, las enseñanzas de Pablo son muy consistentes en 1ª Corintios 14 Y 1ª
Timoteo 2: en ambos casos se preocupa por preservar el liderazgo de los varones
para enseñar y gobernar en la iglesia.
NOTA: Una objeción evangélica reciente a esta
conclusión sobre 1ª Co 13: 33-36 simplemente dice que estos versículos no
fueron escritos por Pablo y no pertenecen en el texto de 1 Corintios, y por
consiguiente no se los debe considerar como Escrituras autoritativas para
nosotros hoy: ver Gordon Fee, The First Epistle to the Corinthians, pp.
699-708.
El argumento básico de Fee es que es imposible
reconciliar este pasaje con 1ª Co 11: 5, en donde Pablo claramente permite que
las mujeres hablen en la iglesia. (También da mucho peso al hecho de que los
vv. 34-35 están movidos a fin de 1ª Co14 en algunos manuscritos antiguos). Pero
Fee no da a consideración adecuada a la noción representada aquí, es decir, que
Pablo simplemente está prohibiendo a las mujeres la tarea autoritativa de
juzgar las profecías en la iglesia reunida.
La posición de Fee es sorprendente a la luz del
hecho de que ningún manuscrito antiguo de 1 Corintios omite estos versículos.
(Los pocos manuscritos que ponen esta sección al fin del capítulo 14 son
manuscritos mucho menos confiables que tienen también variaciones frecuentes en
otras partes en 1ª Corintios).
3. 1 TIMOTEO 3: 1-7 Y TITO 1: 5-9.
Tanto
1ª Timoteo 3: 1-7 como Tito 1: 5-9 dan por sentado que los ancianos van a ser
hombres. Un anciano (u obispo o presbítero) debe ser «esposo de una sola mujer»
(1ª Ti 3: 2; también Tit 1: 6), y «Debe gobernar bien su casa y hacer que sus
hijos le obedezcan con el debido respeto» (1ª Ti 3: 4).
Algunos
pueden objetar que estas fueron direcciones dadas sólo para la situación
cultural en el mundo antiguo, en donde las mujeres no tenían mucha educación,
pero la misma respuesta que se dio arriba respecto a 1ª Timoteo 2 se aplicaría
en este caso por igual.
4. LA RELACIÓN ENTRE LA FAMILIA Y LA IGLESIA.
El
Nuevo Testamento hace conexiones frecuentes entre la vida de la familia y la
vida de la iglesia. Pablo dice: «Porque el que no sabe gobernar su propia
familia, ¿cómo podrá cuidar de la iglesia de Dios?» (1ª Ti 3: 5). Le dice a
Timoteo: «No reprendas con dureza al anciano, sino aconséjalo como si fuera tu
padre. Trata a los jóvenes como a hermanos; a las ancianas, como a madres; a
las jóvenes, como a hermanas, con toda pureza» (1ª Ti 5: 1-2). Se podrían citar
varios otros pasajes, pero la relación estrecha entre la familia y la iglesia
debe ser clara.
Debido
a esta conexión es inevitable que los patrones de liderazgo de la familia
reflejarán los patrones de liderazgo en la iglesia, y viceversa. Es muy
apropiado que, conforme los hombres santos cumplen sus responsabilidades de
liderazgo de la familia, deben también cumplir responsabilidades de liderazgo
en la iglesia. A la inversa, si en la iglesia se establecen patrones de
liderazgo femenil, inevitablemente eso pondrá presión hacia un mayor liderazgo
femenil, y hacia la abdicación de liderazgo masculino, dentro de la familia.
5. EL EJEMPLO DE LOS APÓSTOLES.
Si
bien los apóstoles no son lo mismo que los ancianos en las iglesias locales,
con todo es importante damos cuenta de que Jesús estableció un patrón de
liderazgo masculino en la iglesia cuando nombró a doce hombres como apóstoles.
Simplemente no es verdad que las mujeres tienen igual acceso a todos los cargos
en la iglesia, porque Jesús, la cabeza de la iglesia, es hombre.
Los
doce apóstoles que se sentarán en los doce tronos juzgando a las doce tribus de
Israel (ver Mt 19: 28), y cuyos nombres están inscritos para siempre en los
cimientos de la ciudad celestial (Ap 21: 14), son todos hombres. Por
consiguiente, no habrá modelaje eterno para papeles iguales para hombres y
mujeres en todos los niveles de autoridad de la iglesia. Más bien, hay un
patrón de liderazgo masculino en los papeles más altos de gobierno de la
iglesia, patrón que será evidente para todos los creyentes en toda la eternidad.
Una
objeción que se presenta contra este argumento es la afirmación de que la
cultura en ese tiempo no hubiera permitido que Jesús escoja a seis hombres y a
seis mujeres como apóstoles, o seis parejas de esposo y esposa como apóstoles,
y por esto no lo hizo así. Pero tal objeción impugna la integridad y el valor
de Jesús.
Jesús
no tuvo ningún temor de romper las costumbres sociales cuando estaba en juego
un principio moral: criticó públicamente a los fariseos, sanó en el sabat,
limpió el templo, habló con una samaritana, comió con cobradores de impuestos y
pecadores, y comió con manos sin lavarse. Si Jesús hubiera querido establecer
un principio de igual acceso al liderazgo de la iglesia tanto por hombres como
por mujeres, ciertamente lo habría hecho así al nombrar sus apóstoles, y podría
haberlo hecho así, a pesar de la oposición cultural, si eso hubiera sido el
patrón que quería establecer en su iglesia. Pero no lo hizo así.
Otra
objeción a este argumento dice que, si esto es verdad, entonces sólo los judíos
pueden ser dirigentes en nuestras iglesias, puesto que todos los apóstoles
también fueron judíos. Pero esta objeción no es persuasiva porque no reconoce
que la iglesia fue enteramente judía en sus principios. Esto se debe a que fue
el plan de Dios traer salvación por medio de los judíos, y esto llevó a doce
apóstoles judíos.
Sin
embargo, dentro de las páginas del Nuevo Testamento, vemos que la iglesia
pronto se amplió para incluir a los gentiles (Mt 28: 19; Ef. 2:16) y los
gentiles pronto llegaron a ser ancianos y dirigentes en la iglesia del Nuevo
Testamento. Un gentil (Lucas) escribió dos libros del Nuevo Testamento (Lucas y
Hechos), y varios gentiles tales como Tito y Epafrodito fueron ayudantes
apostólicos de Pablo y sus colaboradores.
Es más,
Dios progresivamente ha revelado desde el tiempo de Abraham (Gn 12: 3; 17: 5)
que fue su plan a la larga incluir incontables gentiles entre su pueblo.
Así
que el hecho de que los primeros apóstoles fueron judíos no es lo mismo que el
hecho de que fueron varones. La iglesia empezó como enteramente judía, pero
pronto llegó a ser judía y gentil por igual. Pero no toda la iglesia empezó
siendo de varones, y sólo más tarde incluyó a las mujeres también. Los
seguidores de Cristo fueron varones y mujeres desde el principio y tanto
hombres como mujeres estuvieron presentes en los principios de la iglesia en
Pentecostés. Así que esta objeción tampoco es persuasiva.
6. LA HISTORIA DE ENSEÑANZA Y LIDERAZGO DE VARONES EN TODA LA BIBLIA.
A
veces los que se oponen a la noción presentada han dicho que se basa sólo en un
pasaje: 1ª Timoteo 2. Varios de los argumentos anteriores han demostrado que
este no es el caso, pero hay otro argumento adicional que se puede presentar:
en toda la historia de toda la Biblia, desde el Génesis hasta Apocalipsis, hay
un patrón consistente de liderato varonil entre el pueblo de Dios.
Aunque
hay ejemplos ocasionales de mujeres ocupando cargos de liderazgo en el gobierno
tales como una reina (Atalia en efecto reinó como única monarca en 2 R 11:1-20,
pero difícilmente sería un ejemplo a imitar) o juzgar (notar Débora en Jue
4-5), y aunque hubo ocasionalmente mujeres tales como Débora y Huldá que fueron
profetizas (ver Jue 4-5; 2ª R 22: 14-20), debemos notar que estas son
excepciones raras en circunstancias nada usuales. Ocurrieron en medio de un
patrón abrumador de liderazgo varonil en la enseñanza y el gobierno, y, como
tal, difícilmente podrían servir como patrón para el oficio de la iglesia en el
Nuevo Testamento.
Todavía
más, no hay ningún ejemplo en toda la Biblia de una mujer haciendo la clase de
enseñanza bíblica congregacional que se espera del pastor o los ancianos en la
iglesia del Nuevo Testamento. En el Antiguo Testamento fueron los sacerdotes
los que tenían responsabilidades de enseñanza para el pueblo, y el sacerdocio
fue exclusivamente de varones; es más, incluso las profetizas Débora y Huldá
profetizaron sólo privadamente, y no públicamente a una congregación del
pueblo?
7. LA HISTORIA DE LA IGLESIA CRISTIANA.
Como
se mencionó arriba, el patrón abrumador en toda la historia de la iglesia
cristiana ha sido que el oficio de pastor o anciano (o su equivalente) ha
estado reservado para los hombres. Aunque esto no demuestra concluyentemente
que tal posición es correcta, debe damos razón para reflexionar muy seriamente
en la cuestión antes de apresuramos y declarar que casi la iglesia entera en
toda su historia ha estado errada en este asunto?
8. OBJECIONES.
Numerosas
objeciones se han presentado contra la posición bosquejada aquí, y sólo unas
pocas de ellas se pueden tratar en este punto? Se objeta que el ministerio
deben determinarlo los dones, y no el género. Pero en respuesta se debe decir
que los dones espirituales tienen que usarse dentro de las pautas dadas en la
Biblia. El Espíritu Santo que da poder a los dones espirituales también es el
Espíritu Santo que inspiró a la Biblia, y él no quiere que usemos sus dones en
desobediencia a sus palabras.
Otra
objeción dice que si Dios genuinamente ha llamado a una mujer a ser pastora, no
se le debe impedir que actúe como tal. La respuesta a esta objeción es similar
a la dada arriba: el individuo que aduce haber recibido un llamado de Dios
siempre debe ser probado sujetándolo a las palabras de Dios en las Escrituras.
Si la
Biblia enseña que Dios quiere que sólo los hombres lleven las responsabilidades
primarias de enseñar y gobernar del pastorado, entonces por implicación la
Biblia también enseña que Dios no llama a las mujeres a ser pastoras. Sin
embargo, debemos añadir que a menudo 10 que una mujer discierne como
llamamiento divino al pastorado puede ser en verdad' un llamado al ministerio
cristiano a tiempo completo, pero no a ser pastora o anciana en una iglesia.
De
hecho, existen muchas oportunidades para el ministerio ocupacional a tiempo
completo dentro de la iglesia local y en otras partes, aparte de ser .una
pastora que enseña o una anciana; por ejemplo, posiciones ministeriales en la
iglesia en asesoría, ministerios femeniles, educación cristiana, y ministerios
a niños, así como también ministerio de música y adoración, ministerios
universitarios, ministerios de evangelización, ministerios a los pobres, y
responsabilidades administrativas no incluyen funcionar en el papel de anciana
sobre toda la iglesia.
Esta
lista se pudiera ampliar, pero el punto es que no debemos imponer restricciones
en donde la Biblia misma no impone restricciones, sino que debemos permitir y
animar la plena y libre participación de mujeres tanto como de hombres en todos
estos otros aspectos.
Algunos
objetan que el énfasis del Nuevo Testamento es en liderazgo servidor y por
consiguiente no debemos preocupamos tanto en cuanto a autoridad, puesto que es
una preocupación más pagana que cristiana. Pero esta objeción hace una
distinción falsa entre actitud de servicio y autoridad. Ciertamente Jesús mismo
es el modelo de un líder servidor, pero Jesús también tenía autoridad; ¡gran
autoridad! Él es el Señor de nuestras vidas y Señor de la iglesia.
Por
analogía, los ancianos deben seguir el ejemplo de Jesús de liderazgo servidor
(ver 1ª P 5: 1-5) pero eso no quiere decir que deban descuidar el gobernar con
autoridad cuando la Biblia misma les da esa responsabilidad (ver 1ª Ti 5: 17;
Heb 13: 17; 1ª P 5: 5).
A
veces algunos objetan que tal como la iglesia finalmente se dio cuenta de que
la esclavitud era un mal, así la iglesia hoy debe reconocer que el liderazgo de
los varones está mal y que es una tradición cultural obsoleta que se debe
descartar. Pero esta objeción no se da cuenta de la diferencia entre la
institución cultural temporal de la esclavitud, que es ciertamente Dios no
estableció en la creación, y la existencia de una diferencia en los papeles del
varón y la mujer en el matrimonio (y, por implicación, en las relaciones dentro
de la iglesia) que Dios estableció en la creación.
Las
semillas de la destrucción de la esclavitud se sembraron en el Nuevo Testamento
(ver Flm 16; Ef 6: 9; Col 4: 1; 1ª Ti 6: 1-2), pero en la Biblia no se siembra
ninguna semilla para la destrucción del matrimonio, o para la destrucción de las
diferencias entre hombres y mujeres según fueron creados.
Es
más, la objeción se puede invertir: es probable que un paralelo más estrecho a
los defensores cristianos de la esclavitud en el siglo diecinueve se halle en
los feministas evangélicos que hoy usan argumentos de la Biblia para justificar
conformidad a algunas presiones extremadamente fuertes en la social
contemporánea (a favor de la esclavitud entonces, y en cuanto a mujeres siendo
pastoras hoy).
A
veces se objeta que Priscila y Aquila juntos hablaron con Apolos y «le
explicaron con mayor precisión el camino de Dios» (Hch 18: 26). Esto es cierto,
y es evidencia útil que muestra que el debate informal de las Escrituras por
parte de hombres y mujeres juntos, en la cual hombres y mujeres juegan un papel
significativo para ayudarse unos a otros a entender la Biblia, es aprobado por
el Nuevo Testamento.
De
nuevo, un ejemplo como éste nos advierte a no prohibir la utilización de
actividades que la Biblia no prohíbe, sin embargo esto no voltea el principio
de que el papel de gobernar y enseñar reconocido públicamente dentro de una
iglesia está restringido a los hombres. Priscila no estaba haciendo nada
contrario a esta restricción.
A
veces se objeta que es absurdo permitir que las mujeres voten en la iglesia que
tienen gobierno congregacional, pero no que sirvan como ancianas. Pero la
autoridad de la iglesia como un todo no es lo mismo que la autoridad que se da
a individuos específicos dentro de la iglesia. Cuando decimos que la
congregación como un todo tiene autoridad, no quiere decir que cada hombre y
cada mujer de la congregación tienen la autoridad de hablar o actuar por la
congregación. Por consiguiente, el género, como parte de la persona de un
individuo, no está significativamente a la vista en las decisiones corporativas
de la congregación.
Otra
manera de expresar esto es decir que la única pregunta que estamos haciendo en
esta sección es si las mujeres pueden ser oficiales dentro de la iglesia, y
específicamente si pueden ser ancianas dentro de la iglesia. En cualquier
sistema congregacional en donde los ancianos son elegidos por la congregación,
es evidente a todos en la iglesia que los ancianos tienen un tipo de autoridad
delegada que los demás miembros de la congregación no tienen; aunque los otros
miembros de la congregación hayan votado por estas personas para elegirlos.
Es lo
mismo en todos los sistemas de gobierno en donde los oficiales son elegidos:
una vez que se elige al presidente de los Estados Unidos de América o al
alcalde de una ciudad, esa persona tiene autoridad delegada sobre las personas
que lo eligieron y es una autoridad que es mayor que la autoridad de cualquier
individuo que votó.
En
este punto también es apropiado reconocer que Dios ha dado tanta perspectiva y
sabiduría a las mujeres como a los hombres, y que cualquier dirigente de la
iglesia que descuida echar mano de la sabiduría que las mujeres tienen está
actuando neciamente. Por consiguiente, cualquier grupo de ancianos u otros
dirigentes varones que toman decisiones que afectan a toda la iglesia deben
tener frecuentemente procedimientos dentro de la iglesia por el que se pueden
echar mano en la toma de decisiones de la sabiduría y perspectiva de otros
miembros de la iglesia, especialmente de la sabiduría y perspectiva de las
mujeres tanto como de los hombres.
NOTA: Para mayor
explicación de estos ejemplos narrativos, ver Thomas R. Schreiner, «The
Valuable Ministries of Women in the Context of Male Leadership: A Survey of Old
and New Testament Examples and Teaching», en Recovering Biblical Manhood and
Womanhood. pp. 209-24. Con respecto a Débora en particular, debemos damos cuenta de que los
sucesos históricos narrados en todo el libro de Jueces requieren gran cuidado
en la interpretación antes de que podamos dar por sentado que se deban tomar
como modelos para imitar.
Y Débora fue diferente de otros profetas (varones)
en que ella no profetizó en público, sino sólo en privado Jue 4:5; Huldá hace
lo mismo en 2ª R 22: 14-20); ella le entregó su liderazgo a un hombre Jue 4:
6-7); y, aunque Dios en efecto dio bendición por medio de ella, es interesante
que no hay ninguna afirmación explicita del hecho de que el Señor la llamó; lo
que la hace diferente de otros jueces principales tales como Otoniel (3: 9),
Aod (3:15), Gedeón (6: 14), Jefté (11: 29) y Sansón (13: 25; 14: 6), de quienes
explícitamente se afirma que Dios los llamó.
Véase la nota anterior. En cuanto al hecho de que
las mujeres podían profetizar en las congregaciones del Nuevo Testamento, véase
la discusión bajo la sección 2 de este capítulo,
Un número de
libros recientes han destacado el descuido de las contribuciones las
contribuciones que las mujeres han hecho a la iglesia en toda su historia: ver
especialmente Ruth Tucker y Walter Liefeld, Daughters of the Chutcuh, libro que
es un tesoro de información y provee extensa bibliografía adicional. Pero
ninguno de estos estudios derriba la conclusión clara de que la gran mayoría de
la iglesia en toda su historia no ha aceptado a mujeres como pastoras.
Para consideración adicional ver Recovering
Bíblical Manhood and Womanhood. Esp. pp. 60 92. Las afirmaciones de Fuller de
las objeciones mencionadas aquí se pueden hallar en los libros marcados
«Favorecen a mujeres como pastores» en la bibliografía al final de este capítulo,
esp. Los volúmenes de Mickelsen, Spencer, y Bilezikian.
9. ¿QUÉ TAL EN CUANTO A OTROS OFICIOS DENTRO DE LA IGLESIA?
Toda
la consideración arriba se ha concentrado en el asunto de si las mujeres deben
funcionar como pastoras o ancianas dentro de la iglesia. Pero, ¿qué tal de
otros oficios?
La
enseñanza bíblica respecto al oficio de diácono es mucho menos extensa que
respecto al oficio de anciano, y lo que involucra el oficio del diácono varía
considerablemente de iglesia a iglesia. Si los diáconos en realidad están
funcionando como ancianos y tienen la más alta autoridad gobernante dentro de
una iglesia local, entonces los argumentos presentados arriba en contra de que
las mujeres sean ancianas se aplicarían directamente a esta situación, y se
seguiría que las Escrituras no permiten que las mujeres sean diaconisas en este
sentido.
Por
otro lado, si los diáconos simplemente tienen responsabilidad administrativa
delegada para ciertos aspectos del ministerio de la iglesia, entonces parece no
haber buena razón para impedir que las mujeres funcionen como diaconisas.
Respecto a la cuestión de las mujeres como diaconisas en 1ª Timoteo 3: 8-13, a
este autor no le parece que este pasaje permite que las mujeres sean diaconisas
de la manera que se entiende a los diáconos en esa situación pero hay una
diferencia significativa en el punto de vista entre evangélicos en cuanto a
entender este pasaje, y para nosotros es mucho menos claro lo que los diáconos
hicieron exactamente en ese tiempo que lo que es claro que los ancianos
hicieron.
Con
respecto a los otros oficios, tales como tesorero, por ejemplo, u otros cargos
ministeriales tales como ministro de jóvenes, o director de asesoramiento, o
ministro de niños, y así por el estilo, la única pregunta que hay que hacer es si
estos cargos incluyen las funciones de gobernar y enseñar que el Nuevo
Testamento reserva para los ancianos.
Si no,
entonces todos estos oficios deben estar abiertos para las mujeres tanto como
para los hombres porque debemos tener cuidado de no prohibir lo que el Nuevo
Testamento no prohíbe.
Nótese que Hch 6: 3 también requiere que se
seleccione sólo a hombres (gr. aner) como los primeros diáconos (si entendemos
que ese pasaje está hablando del oficio de diácono).
PREGUNTAS PARA APLICACIÓN
PERSONAL
1. Cualquiera que sea la estructura del tipo de gobierno de la iglesia en
que se halle ahora, ¿hay maneras en que usted podría animar más y respaldar más
a los dirigentes actuales en su iglesia?
2. Si al presente usted es un oficial en su iglesia, o si algún día le
gustaría serlo, ¿es su patrón de vida tal que le gustaría que otros lo imiten
en la iglesia? Si ha tenido parte en el proceso de seleccionar a los dirigentes
de la iglesia, ¿ha tendido usted a hacer énfasis en los rasgos de carácter y
requisitos espirituales que se mencionan en la Biblia, o ha hecho énfasis en
otras calificaciones que el mundo buscaría al seleccionar sus dirigentes?
3. ¿Piensa usted que la estructura gobernante actual de su iglesia
funciona bastante bien? ¿Cómo se podría mejorar, sin cambiar la filosofía
básica del gobierno a la que la iglesia se ha comprometido? Sea que su iglesia
tenga oficiales a los que se llama «ancianos», o no, ¿quiénes son los que
desempeñan las funciones de ancianos en su iglesia? ¿Sabe usted si a su propio pastor
le gustaría ver algunas modificaciones en el gobierno de su iglesia, de modo
que le permita desempeñar más efectivamente su tarea?
4. Antes de leer este capítulo, ¿cuál era su noción sobre el asunto de las
mujeres sirviendo como pastoras o ancianas que enseñan en una iglesia? ¿Cómo ha
cambiado este capítulo su noción, si acaso? A su modo de pensar, ¿son las
emociones de las personas a menudo muy fuertes respecto a este asunto? ¿Podría
usted explicar cómo se siente (emocionalmente) personalmente en cuanto a la
enseñanza presentada en este capítulo? ¿Le parece correcto, o no?
TÉRMINOS ESPECIALES
Anciano,
ancianos locales, apóstol, asamblea general, clase, consistorio, diácono,
diócesis, gobierno congregacional, gobierno episcopal, gobierno jerárquico,
oficial, obispo, presbítero, rector, sacerdote, sesión, sínodo, supervisor,
vicario
PASAJE BÍBLICO PARA MEMORIZAR
1ª Pedro 5: 1-4: A Los Ancianos Que Están Entre Ustedes, Yo, Que Soy
Anciano Como Ellos, Testigo De Los Sufrimientos De Cristo Y Partícipe Con Ellos
De La Gloria Que Se Ha De Revelar, Les Ruego Esto: Cuiden Como Pastores El
Rebaño De Dios Que Está A Su Cargo, No Por Obligación Ni Por Ambición De
Dinero, Sino Con Afán De Servir, Como Dios Quiere. No Sean Tiranos Con Los Que
Están A Su Cuidado, Sino Sean Ejemplos Para El Rebaño. Así, Cuando Aparezca El
Pastor Supremo, Ustedes Recibirán La Inmarcesible Corona De Gloria.